MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La selección de Australia quiere hacer valer su condición de número tres en el ranking FIBA y la buena racha reciente de resultados en el Mundial 2023, aunque parte de un Grupo E donde todo parece posible ante Alemania, Finlandia y una de las anfitrionas, Japón.
El equipo australiano llega a Okinawa con un buen elenco de estrellas NBA, algunas de ellas ya presentes en el bronce de los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Hace dos veranos, los ‘Boomers’ confirmaron ser un equipo temible, que ya lo venía demostrando con otra ‘semi’ olímpica en 2016, con la Copa de Asia en 2017 y llegando a semifinales del Mundial de China hace cuatro años.
Una derrota tras dos prórrogas contra la -a la postre- campeona España impidió una cima mayor a una Australia que vuelve a la lucha incluso mejorada, con el base de Oklahoma City Thunder Josh Giddey. A sus 20 años, una nueva estrella lidera y aumenta la esperanza de un equipo con mucho talento y experiencia: Patty Mills, Joe Ingles, Josh Green, Matisse Thybulle o Dante Exum.
La campeona de Asia de nuevo en 2022 tendrá buen seguimiento en las gradas, aunque dentro de un grupo que podría ser ‘de la muerte’. Al menos, muy abierto, la primera fase no admite relajación, con una vecina Japón que, como anfitriona, podrá silenciar el importante movimiento de la afición ‘aussie’, y dos selecciones que vienen de crecer a nivel continental como Alemania y Finlandia.
ALEMANIA, CANDIDATA PARA MUCHOS
El combinado alemán no es el que quedó fuera del Mundial en la primera fase en 2019 y sí el que logró el bronce el año pasado en el Eurobasket. Los de Gordie Herbert subieron a ‘Die Mannschaft’ al podio europeo por primera vez desde 2005, cuando Dirk Nowitzki fue MVP del torneo, y nueve de esos jugadores repiten en Okinawa: Dennis Schroder, Franz Wagner, Daniel Theis, Johannes Thiemann, Johannes Voigtmann, Andi Obst, Maodo Lo y Justus Hollatz.
Alemania tiene un equipo bastante hecho y con calidad y puntos en todas las líneas como para no conformarse con otra cosa que no sea el podio, aunque en un Mundial solo lo lograron en 2002. No muy lejos en las quinielas, Finlandia aparece como aspirante a dar la sorpresa, en medio del ‘boom’ de la pelota naranja en el país nórdico, que será uno de los anfitriones del Eurobasket 2025.
El ‘culpable’ es sin duda Lauri Markkanen, jugador de los Utah Jazz, que mantiene su compromiso nacional en la segunda presencia finlandesa en una Copa del Mundo. El segundo máximo anotador el año pasado en el Europeo llevó a su selección a cuartos de final, donde una gran remontada de España le impidió alargar su hazaña, y siguió la explosión con su mejor temporada en la NBA.
El ala-pívot de 2,13 recibió el premio a la mayor progresión en la liga estadounidense y, después, se alistó al servicio militar de su país. Un verano atípico del ‘soldado’ Markkanen, quien necesitará colaboración del ACB Sasu Salin, Edon Maxhuni o los jóvenes Miro Little y Olivier Nkamhoua para mantener la llama en quizá el grupo más muy igualado del torneo.
Por su parte, Tom Hovasse, quien llevó al oro al equipo femenino en Tokyo 2020, tomó las tiendas de la selección masculina nipona en busca de resultados. Japón perdió cinco partidos seguidos en 2019 y, en esos Juegos Olímpicos, cayó en otros tres como gran decepción. De nuevo anfitriona, el conjunto asiático se encomienda al nuevo jugador de los Suns, un Yuta Watanabe con experiencia y galones.
Además de su gran estrella, el combinado japonés tiene a los dos mejores de la B League, la liga del país, Yuki Kawamura y Yuki Togashi, junto a Keisei Tominaga o Yudai Baba. Un equipo que sigue escaso de centímetros aunque ha progresado en una preparación a conciencia que está por ver si será suficiente.
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