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La Iglesia de Jesuitas de València muestra las primeras siete vidrieras restauradas

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VALÈNCIA, 16 (EUROPA PRESS)

La Iglesia de los Jesuitas de València vuelve a ver como sus primeras siete vidrieras ya vuelven a lucir en su espacio original tras ser desmontadas en el mes de febrero para ser restauradas, según ha informado en un comunicado.

Los trabajos de recuperación han puesto en evidencia una contradicción sobre la fecha de montaje del conjunto de cristaleras ya que, en un principio, se pensaba que las vidrieras se instalaron en la última ampliación del templo, en torno a 1941, pero la restauración revela que existen muchas piezas de épocas anteriores.

La intervención de todo el conjunto de cristales decorados del templo de la Compañía de Jesús en València se han realizado en el taller del maestro vidriero Ximo Roca, que ha reconocido que “aunque sabíamos que las vidrieras estaban en mal estado, los trabajos nos han confirmado que todavía estaban peor de lo que pensábamos”.

Las vidrieras que ya han sido restauradas se corresponden a las de la planta superior del colateral este del templo, es decir, las del lado izquierdo según se accede a la iglesia. Al mismo tiempo que se han vuelto a instalar en su lugar, se ha procedido al desmontaje de sus vidrieras “gemelas”, las que se encuentran frente a ellas en la primera planta del muro oeste.

En total se recuperarán 77 vidrieras que suman 272 metros cuadrados, por lo que se considera el conjunto de cristales policromados más grande de la ciudad de València.

El maestro vidriero ha señalado que ha sido “especialmente complicada” la situación de las piezas de la planta baja de la capilla y ha detallado que “solo con dar un paseo por las naves laterales es fácil ver que algunas de las cristaleras tienen unos agujeros bestiales”.

El caso de las cristaleras de la planta superior es parecido. “Algunas varas de sujeción también estaban sueltas, lo que provoca que los vitrales pierdan la verticalidad”, ha añadido. A causa de la mala situación de partida, Ximo Roca ha relatado que si bien el trabajo de taller ha ido según lo previsto, “no tanto los trabajos de montaje y desmontaje de las vidrieras”.

“Ya apreciamos desde el primer momento que los marcos estaban montados hacia dentro de la iglesia”. En este caso, “si falla el sellado de los marcos, la estanqueidad de las ventanas, como hemos constatado, el agua que se cuela por dentro del marco acaba entrando directamente a la iglesia”, ha explicado el vidriero.

El experto ha comentado otro de los problemas sobrevenido por el actual montaje de las cristaleras. “Originariamente se instalaron los bastidores de las vidrieras y, posteriormente, se añadieron unas columnas de metal en el centro de cada una de las piezas y unas molduras en los lados que impiden que podamos sacar las vidrieras limpiamente, por lo que toca recortar cada uno de los lados, así como la columna del centro”.

Para evitar que futuras generaciones se encuentren con los mismos inconvenientes, “ahora mismo estamos incorporando unos premarcos para que se queden fijos y sobre ellos se atornillan los marcos originales”, que se recuperan y preparan en el taller de Ximo Roc,a en la población valenciana de Alginet.

VIDRIERAS ANTERIORES A 1941

La principal novedad que ha puesto en evidencia la actual restauración de las vidrieras es que el conjunto está formado por cristaleras de diferentes épocas. “Sabemos que ha habido una intervención anterior, pero no sabemos en qué año se produjo”, explica Ximo Roca.

En un primer momento se pensaba que los vitrales databan del año 1941, en unos trabajos que se realizaron en el taller del maestro vidriero José Muria Gil, sin embargo puede ser que esta información no sea exacta. “Algunas vidrieras sí que datan de la última ampliación de la iglesia. Nos referimos, por ejemplo, a las que están justo delante del coro. Esas son las más recientes, pero las otras seguramente son anteriores” , ha señalado Roca.

Según la Iglesia de Jesuitas, es probable que en 1941 esas vidrieras más antiguas se extrajeran y se les hiciera una “pequeña intervención”, puesto que ya estaban reparadas, aunque no se trató de un trabajo de la envergadura que se ha acometido ahora. Las vidrieras más antiguas probablemente se añadirían al templo durante la segunda ampliación, sobre el año 1915, cuando se añadieron las dos naves laterales.

TRABAJOS EN EL TALLER

La restauradora Empar Boix ha explicado los diferentes pasos seguidos: “lo primero que hacemos es un trabajo de fotografía, porque hay que hacer un registro de cómo están los vitrales antes de la restauración”. Tras documentar el estado de las cristaleras se evalúa el daño que tienen y “hacemos un plan de actuación, porque tenemos que establecer un criterio: qué nivel de daño respetamos del plomo o del vidrio”, ha añadido.

“Una vez tenemos definido el criterio, ya comenzamos con las sustituciones: sustituimos plomo o vidrio. Luego vamos con las soldaduras, reestructuramos toda la vidriera. Una vez reestructurada, ya se procede a la limpieza y al masillado: se masilla la vidriera para consolidarla y para que quede la estructura lo más sólida posible” detalla.

La restauradora señala que “con tanto tiempo dándoles el viento y la lluvia las vidrieras también se apandan, es decir, se doblan ligeramente. Después de volver al sitio cada una de las piezas, se procede a poner las vidrieras directamente sobre su marco, masillándolas y respetando el material original”.

PROBLEMAS

En este caso, el principal problema al que se han enfrentado es que al extraer las vidrieras, comprobaron que estaban muy deterioradas. “Los cristales son muy finos: cuando los cogíamos se caían, había muchos vidrios que estaban rotos y tuvimos que preservarlos muy bien para que no se deterioraran más”, ha detallado Boix.

Además, existen muchos más colores que ahora ya no se hacen “porque este trabajo poco a poco se pierde”. Por ello, el tema de las sustituciones de piezas deterioradas es “complicado”: “intentamos ajustar sobre todo el color. Lo que manda es el color, para tratar de igualarlo al máximo”, ha recalcado la restauradora. Además, algunos vidrios que tienen un acabado mate se han “matificado” al horno para adaptar el color.


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