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La ola de calor marina y el cambio climático podrían poner en peligro a los peces pelágicos del Atlántico, según MSC

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MADRID, 11 (EUROPA PRESS)

El calentamiento sin precedentes de las aguas del océano Atlántico nororiental por la ola de calor marina, sumado a la aceleración del cambio climático y a la falta de acuerdo entre los países pesqueros sobre las cuotas, puede convertirse en la “tormenta perfecta” para el varias especies pelágicas emblemáticas como la caballa, el arenque o la bacaladilla, que requieren de aguas frías para poder reproducirse y mantener en buen estado sus poblaciones, según ha advertido Marine Stewardship Council (MSC).

MSC, el sello mundial de pesca sostenible, reclama a los Gobiernos que colaboren más allá de sus fronteras para garantizar que las poblaciones de peces que comparten se controlen y gestionen de manera eficaz, ya que algunas de estas están sobrexplotadas.

En ese contexto, alerta de la situación de especies como la caballa, el arenque atlántico-escandinavo y la bacaladilla, a las que el cambio climático podría limitar su capacidad de desove y provocar, por ende, un descenso de población que, a su vez, afectaría de manera significativa a los ecosistemas oceánicos y al suministro de productos pesqueros.

Por otro lado, el calentamiento de la temperatura del agua del mar podría influir en estas especies, que se verían obligadas a desplazarse hacia el norte en búsqueda de aguas más bajas.

En este contexto, MSC advierte de que estas especies pelágicas ya están siendo sobreexplotadas por Reino Unido, Noruega, la Unión Europea, islas Feroe, Groenlandia y Rusia, que no logran acordar unas cuotas de pesca conforme a los dictámenes científicos.

Para el sello certificador, esa falta de acuerdo que provoca un estancamiento político, junto al calentamiento de los mares empuja a las poblaciones de peces a ir más al norte alterando sus pautas de distribución, está creando una “tormenta perfecta” y poniendo en peligro la salud futura de estas poblaciones de peces tan importantes.

Así, insta a los gobiernos a priorizar la gestión sostenible de las poblaciones para garantizar su resiliencia ante los efectos del cambio climático porque advierte de que a falta de estrategias de gestión pesquera “inteligentes” respecto al clima, las consecuencias para las poblaciones serán incluso más graves.

De hecho, estima que el calentamiento de los mares y las olas de calor marinas son la causa de que algunas poblaciones de arenque atlántico-escandinavo se hayan reducido un 40 por ciento entre 2005 y 2015.

El científico principal del de Investigaciones Marinas de Noruega, Olav Sigurd Kjesbu, ha destacado que estas poblaciones de peces pelágicos son sensibles a los cambios de temperatura y que los científicos ya han visto que el clima influye en su distribución, capacidad de desove y su tasa de mortalidad.

“Un rápido calentamiento de los mares podría acelerar estos cambios y, según estudios recientes, podría incluso afectar significativamente también a la capacidad de reproducción del arenque y de la bacaladilla”, avisa.

Pero a los científicos también les preocupa que si la actual ola de calor marina en el Atlántico Norte, el impacto de otras olas de calor marinas similares pueda repetirse por todo el planeta.

En ese contexto, recuerda que las olas de calor marinas que tuvieron lugar en Australia Occidental en 2011 y en la costa oeste de Estados Unido en 2014-2016 redujeron las poblaciones de peces hasta tal punto que las pesquerías se cerraron durante más de tres años para ayudar a las poblaciones de peces a recuperarse.

En la misma línea el científico del Instituto Marion de la Universidad de California (Estados Unidos) Christopher Free ha asegurado que a lo largo de la pasada década, las olas de calor marinas alteraron las pesquerías de todo el mundo y alerta de que si estas condiciones de calor en el Atlántico Norte persisten, “se avecinan catástrofes similares”.

En la actualidad, la Organización Meteorológica Mundial ha anunciado que está activo el fenómeno ‘El Niño’ y esto puede provocar, de aquí a septiembre, olas de calor en el 50 por ciento de los océanos. Tanto es así que la pesquería de la anchoveta de Perú, que es el caladero más grande del mundo de esta especie, ha cancelado la temporada de pesca de este año.

Por ello, el director regional de MSC, Erin Priddle, ha manifestado que los responsables políticos deben encontrar la manera de incorporar las alteraciones que sufren las poblaciones de peces, como son las variaciones en la distribución de los peces pelágicos del Atlántico nororiental, en planes de gestión pesquera sólidos y a largo plazo.

“Sin una planificación conjunta que sea eficaz, nuestros recursos pesqueros podrían estar en peligro de sobreexplotación, de sobrepesca y hasta las poblaciones podrían desaparecer”, insiste Priddel, que recuerda el caso del arenque atlántico-escandinavo, en los años sesenta la sobrepesca y la mala gestión de sus poblaciones tuvieron enormes consecuencias económicas y sociales, muchas pesquerías y empresas de transformación del arenque quebraron y se perdieron miles de puestos de trabajo.

“Ante los quizá mayores cambios políticos y medioambientales que se avecinan, debemos aprender del pasado y asegurarnos de que la gestión de la pesca esté preparada ante el cambio climático y que sea resiliente y capaz de adaptarse a los cambios”, concluye.


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