MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
Greenpeace mostró este jueves su “indignación” con la “agonía” del Parque Nacional de Doñana después de que la Estación Biológica de Doñana (EBD) haya revelado que Santa Olalla, la laguna más grande de ese parque nacional, se ha secado por primera vez durante dos veranos seguidos a lo largo del último medio siglo.
Por ello, la Estación Biológica de Doñana demandó una “reducción urgente” de la cantidad total de agua que se extrae del acuífero hasta unos niveles que permitan la recuperación del sistema lagunar y frenar la degradación del espacio natural.
“Doñana sufre varios problemas para garantizar su supervivencia y no solo es la sequía. Desgraciadamente, y a día de hoy, el más grave de ellos son las decisiones políticas. Así, el parque nacional está en vilo y a la espera de la aprobación, por parte del Gobierno andaluz, de una nueva ley que legalice miles de nuevas hectáreas de regadíos, lo que supondrá la desaparición total de este enclave de biodiversidad y vida”, declaró Julio Barea responsable de la campaña de aguas de Greenpeace en un comunicado.
Esta organización lamentó que “Doñana agoniza” después de que la laguna de Santa Olalla, su zona inundada permanente y la más grande, se haya secado completamente en los dos últimos veranos.
Indicó que ello evidencia “el deplorable estado de conservación en que se encuentra el humedal más protegido del país, fruto de la sobreexplotación y mala gestión del agua que se hace fuera de los márgenes del espacio natural protegido”.
“Estamos ante la crónica de la muerte anunciada de uno de los humedales más importantes del mundo. Al igual que lo sucedido en el Parque Nacional de la Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, el Parque Nacional de Doñana sigue la misma trayectoria e historial hacia su desecación y desaparición”, apuntó.
REGADÍO INTENSIVO
Según Greenpeace, “el crecimiento y transformación de miles de hectáreas en regadíos intensivos, unido a las extracciones masivas e ilegales de agua subterránea, la modificación de canales y cauces hacia el espacio protegido, han llevado a Doñana a una lenta agonía”. “Y Doñana sólo es la punta del iceberg de un problema que afecta a muchos otros lugares del estado”, añadió.
Esta organización recalcó que la situación de ese espacio protegido es “crítica” pese a los intentos y conversaciones entre el sector agrario y las organizaciones sociales y ecologistas durante los últimos años para regular y garantizar la convivencia entre actividades productivas y la conservación del humedal.
“Desde que empezara el boom de la agricultura intensiva alrededor del espacio protegido, especialmente en el sector de los frutos rojos, y a pesar del largo proceso de diálogo que supuso el Plan de la Corona Norte de Doñana, la superficie de regadíos no ha dejado de crecer en su entorno; muchos de ellos de forma ilegal. Y lejos de atajar el problema, la administración andaluza está a punto de permitir la legalización de cerca de 2.000 hectáreas de regadíos que no tienen derechos para usar el agua del acuífero”, concluyó Greenpeace.
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