MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Naciones Unidas ha informado de que la semana pasada llegó a Darfur Oriental el primer convoy de ayuda humanitaria desde el inicio del conflicto entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), ahora declaradas en rebeldía.
El portavoz adjunto del secretario general, Farhan Haq, ha explicado que el convoy llegó después de nueve días en la carretera y ha entregado 430 toneladas de semillas agrícolas proporcionadas por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), que serán distribuidas a los agricultores de todo el estado a través del Ministerio de Agricultura.
“Se requiere con urgencia un mayor acceso humanitario para que todas las zonas agrícolas de Darfur puedan beneficiarse del suministro de grano. Todas las partes también deben proporcionar a los agricultores acceso a las tierras y garantizar su protección mientras plantan y cosechan”, ha aseverado.
Haq ha advertido en una rueda de prensa de que “una temporada agrícola fallida tendría otras consecuencias devastadoras para todas las comunidades de Darfur.
Por otro lado, al ser preguntado por el papel del enviado de Naciones Unidas en Sudán, Volker Perthes, ha señalado que la misión está “trabajando en estrecha coordinación” con la Unión Africana y con la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) para “traer de vuelta a la mesa” a las fuerzas del Gobierno sudanés y las RSF.
En Darfur, los enfrenamientos intercomunitarios alimentados por el conflicto abierto entre Ejército y paramilitares está a punto de provocar una catástrofe irreversible. Ante ello, el gobernador de la región, jefe también del Movimiento de Liberación de Sudán, Minni Arko Minawi, pidió a finales de julio a los ciudadanos de la capital, El Fasher, que tomaran las armas para proteger sus propiedades.
Las discrepancias entre el Ejército y las poderosas RSF sobre la constitución de las futuras Fuerzas Armadas acabaron por estallar el 15 de abril con el comienzo de enfrentamientos armados en el centro y en el sur de la capital del país, Jartum, y en la ciudad de Meroe, a 200 kilómetros al norte.
Los combates significaron el colapso de las paralizadas negociaciones para la consecución de un acuerdo de transición política hacia un gobierno civil en el país, sumido en una espiral de caos desde el derrocamiento en 2019 de Omar al Bashir, que gobernó el país con puño de hierro durante 30 años.
La salida del dictador dejó el poder en manos de un gobierno militar que terminó por asumir el control del país tras acusar a las sociedades civiles, instrumentales en la caída de Al Bashir, de haber sido incapaces de lograr un acuerdo de transición donde los militares insistían en tener un papel predominante.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estima que el conflicto ha causado miles de muertos, más de dos millones de desplazados internos y cientos de miles de refugiados en Egipto, Sudán del Sur y Chad. Sin embargo, el caos es absoluto y las víctimas, imposibles de verificar.
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