SEVILLA, 31 (EUROPA PRESS)
El nuevo dossier de la revista ‘Andalucía en la Historia’, coordinado por Alberto Egea Fernández-Montesinos, profesor de Filología Inglesa de la Universidad Pablo de Olavide y gran experto en la imagen de Andalucía proyectada por los viajeros, analiza la mirada de quienes desde la antigüedad vinieron al sur fascinados por su cultura, su historia y sus gentes.
Una amplia mirada –pocas regiones europeas cuentan con tantas crónicas de viajes escritas– que ha contribuido de manera notable a la construcción de la imagen de nuestra tierra desde una doble dimensión, “fidedigna y estereotipada”, “tópica y contrapinotresca”, como indica el profesor Egea. La revista ‘Andalucía en la Historia’ es editada por el Centro de Estudios Andaluces.
Marcada, paradójicamente, en muchos casos tanto por la andalufilia como por la andalufobia, lo cierto es que esta mirada del otro es fundamental para conocer nuestro pasado, su proyección simbólica y cultural y la realidad socioeconómica de las distintas etapas de nuestra historia.
Desde el emperador Adriano, hasta los escritores W.H. Auden, Dorothy Parker y Laurie Lee, pasando por Estrabón, Ibn-Batuta, Al-Idrisi, Cosme de Medici, Cuelbis, George Borrow, Richard Ford, Emmeline-Struart-Wortley, Katherine Lee-Bates, Gustav Doré, Matisse, Sorolla y muchos otros, todos estos viajeros y viejeras, han dibujado una Andalucía diversa, con gentes hospitalarias, abiertas y, en gran medida, espontáneas.
Bajo el título Viajeros por Andalucía, historia de una fascinación, este dosier con el que la revista Andalucía en la Historia llega a su número 80, reúne a ocho especialistas de las universidades de Granada, Almería, Hispalense, Pablo de Olavide y del Museo Casa de los Tiros de Granada.
En sus artículos recorren las crónicas de estos aventureros, imprescindibles para entender la historia social, política y económica de Andalucía.
Sus relatos de viaje, a medio camino entre la historia y el arte, sobre hechos y personajes históricos, patrimonio, costumbres e instituciones ofrecen una visión complementaria e indispensable al discurso oficial trazado por los poderosos.
Así, el itinerario histórico de este dossier comienza con los viajes de griegos, fenicios, cartaginenses y romanos narrados por el profesor Juan Manuel Cortés Copete.
En segundo lugar, las investigadoras Fátima Roldán y María Alejandra Contreras documentan la importancia del viaje en el mundo árabe e islámico en un doble sentido: como empresa económica y como peregrinación.
Por su parte, Francisco Sánchez-Montes se adentra en un recorrido menos conocido, el de los viajeros extranjeros por los intrincados caminos de la Andalucía del el Siglo de Oro.
Los siglos XVIII, XIX e inicios del XX son abordados por Alberto Egea Fernández- Montesinos, Blasina Cantizano Márquez y Emilio Escoriza, desde tres perspectivas innovadoras: la de las viajeras, los momentos de ocio (bailes, tertulias y toros) y las artes pictóricas.
Por su parte, la investigadora María Losada Friend estudia los libros de viajes en lengua inglesa sobre la Guerra Civil española en Andalucía, un asunto poco conocido que, sin embargo, contribuyó a la transformación del género.
Asimismo, la revista incluye artículos sobre temas muy diversos, como el perfil biográfico de Brianda de Villavicencio una jerezana excepcional del siglo XV (por Silvia María Pérez González); el almeriense Lorenzo Ferrer Maldonado, descubridor del Estrecho de Bering (por Valeriano Sánchez Ramos); la(s) historia(s) de la esclavitud en Andalucía (por Carlos A.
Font Gavira); el proyecto de constitución de Andalucía alumbrado en Antequera en 1883 (Rubén Pérez Trujillano), el primer partido oficial de fútbol de Andalucía (por Manuel García Fernández), el conde de Villardompardo, de ser virrey del Perú a su excomunión por el Santo Oficio (por Javier García Benítez); los traductores del tribunal de la Inquisición (por Pedro Rueda Ramírez); el cementerio inglés de Málaga fundado en el siglo XIX (por Eva Díaz Pérez) y un homenaje al periodista del proceso autonómico andaluz, Antonio Ramos Espejo, escrito por su alumno José Romero Portillo.
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