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“Según Navarro, el inicio del desmantelamiento de Garoña representa la normalización del entorno”

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Plantea dos posibles soluciones a los residuos: un Almacén Geológico Profundo o su traslado a un almacenamiento temporal intermedio

BURGOS, 19 (EUROPA PRESS)

El presidente de Enresa, Jose Luis Navarro, ha asegurado este miércoles que es un día “histórico” en el que se culmina un largo proceso administrativo que supone “la recuperación de la normalidad para el entorno de Garoña”.

Navarro ha hecho estas declaraciones en Garoña tras la firma ante notario de la transferencia de titularidad de la central a Enresa por parte de Nuclenor, para acometer la primera fase de su desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña.

Durante el acto, en el que también han participado el director de operaciones de Enresa, Manuel Rodríguez; el director del desmantelamiento de Santa María de Garoña, Manuel Ondaro; y el directo de la central, Miguel Ángel Cortés; Navarro ha asegurado que este proyecto supone “un gran reto” para la empresa pública, para el que están “preparados”.

De esta forma, ha asegurado que este proceso se realizará “con todas las garantías”, con la seguridad de las personas y del medio ambiente y la transparencia como prioridades de la empresa pública.

“Contamos con los medios técnicos y con un gran equipo humano para afrontar este desmantelamiento”, ha advertido, a la par que ha ratificado tanto la experiencia de Enresa en este tipo de procesos, como las amplias capacidades que ofrecen las empresas del sector nuclear español, “permiten asumir este proyecto con garantías.”

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“Desmantelar las instalaciones nucleares que han cesado su actividad forma parte del servicio público esencial que Enresa presta a la sociedad española”, ha subrayado Navarro, que asegura que se hará con “profesionalidad, rigor, seguridad y transparencia”.

Tras recordar que la parada de la central se produjo “de forma atípica” en diciembre de 2012, “por una decisión empresarial con motivación económica”, Navarro ha señalado que “tras un largo periodo de idas y venidas”, se culmina el proceso administrativo iniciado tras el cierre administrativo definitivo en agosto de 2017 y permite comenzar con la primera fase del proyecto de desmantelamiento.

UN PROYECTO CON DOS FASES

El proyecto, informado de forma favorable el pasado mes de mayo por el Consejo de Seguridad Nuclear, prevé dos fases y está presupuestado en 475 millones de euros.

La fase inicial tiene una duración prevista de tres años y sus actividades principales serán el desmontaje de los sistemas, estructuras y componentes del Edificio de Turbina y su acondicionamiento como nuevo Edificio Auxiliar de Desmantelamiento (EAD).

Simultáneamente a estos trabajos, se realizará la evacuación del combustible gastado desde la piscina hasta el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la central.

A la vez, está prevista la evacuación del combustible gastado desde la piscina hasta el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la central. Esta fase se prolongará hasta 2026.

Para ello, el presidente de Enresa ha destacado el equipo humano con el que contará el proyecto, que está formado por más de 30 personas de plantilla de Enresa y unas 70 de Nuclenor, a las que se unirá el personal de otras empresas especializadas contratadas que colaborarán en el proceso. En total, durante la primera fase del desmantelamiento, se alcanzarán los 350 empleos directos.

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Para facilitar la participación de las empresas del entorno de Garoña en las licitaciones necesarias para el desmantelamiento, Enresa viene colaborando con la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), para proporcionar información a las empresas interesadas.

Así, en 2021 FAE y Enresa organizaron un evento informativo. Además, Enresa viene informando anualmente de las licitaciones previstas. Posteriormente se iniciará la segunda fase, para la que Enresa ha de obtener una nueva autorización.

En este periodo se abordará el desmantelamiento final de los edificios de carácter radiológico, así como los trabajos de descontaminación, desclasificación y demolición, hasta finalizar con la restauración del emplazamiento.

El plazo estimado para desarrollar el proyecto es de, aproximadamente, diez años, ha explicado Navarro, tres para la primera fase y siete para la segunda, aunque ha matizado que esta planificación puede experimentar variaciones porque para Enresa “siempre prima la seguridad sobre el programa”.

COSTE TOTAL DEL PROYECTO

Navarro ha aludido también al coste total del proyecto de desmantelamiento, estimado en 475 millones de euros, poniendo de manifiesto el compromiso de Enresa con los entornos en los que desarrolla su actividad.

En este sentido, ha destacado que Enresa colabora con los municipios más próximos a la central tanto con asignaciones directas establecidas por orden ministerial como con la cofinanciación de proyectos de desarrollo local, destinados a generar actividad económica.

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En concreto, ha detallado el presidente, desde 2016 han “ayudado a 11 municipios de Burgos y Álava al desarrollo de más de 42 proyectos, que han permitido la creación de 95 empleos y su alcance ha beneficiado a 4.911 personas”.

Otro de los aspectos destacados por Navarro fue el de la transparencia. Así, el máximo responsable de Enresa ha asegurado que “proporcionaremos información constante de la evolución del proyecto, tanto a las instituciones como a la sociedad en general”.

Además, ha anunciado la creación en la central de un nuevo centro de información sobre el desmantelamiento, entre otras acciones destinadas a una óptima divulgación del proyecto que ahora inicia Enresa.

ALMACÉN TEMPORAL DE RESIDUOS

José Luis Navarro ha avanzado a su vez, respondiendo a las preguntas de los medios, que tal y como contempla el Plan General de Almacenamiento de Residuos, todas las centrales nucleares deben almacenar sus residuos en la propia planta, en almacenes temporales, hasta que se avance en el protocolo para su almacenamiento definitivo.

En este sentido ha asegurado que caben dos posibilidades. La primera es su traslado a un Almacén Geológico Profundo (AGP) como “solución definitiva”, si bien las previsiones lo sitúan en 2073.

El otro planteamiento a medio plazo es su traslado a un almacenamiento temporal intermedio, para lo que no puede precisar una fecha concreta.


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