La Guardia Fronteriza de Irán ha anunciado este domingo la “devolución en caliente” de 4.767 migrantes procedentes de Afganistán durante las últimas 24 horas por el paso de Milak, en la provincia de Sistán y Baluchistán, en el marco de tensiones con el movimiento talibán sobre la afluencia de personas en su línea fronteriza.
El comandante de la Guardia Fronteriza en la zona, Parviz Ghasemzadeh, ha explicado que los motivos de la devolución son los de “entrada ilegal en el país” y “pasaportes expirados, antes de insistir en que país expulsará a cualquier persona que intente entrar en el país sin cumplir con los requisitos legales.
“La lucha contra la residencia ilegal de extranjeros no autorizados es algo que en Sistán y Baluchistán nos tomamos muy en serio”, ha declarado en comentarios recogidos por la agencia semioficial de noticias Tasnim.
El retorno al poder del movimiento talibán ha provocado un éxodo de población — 3,6 millones de afganos, un 70 por ciento de ellos a Irán, según la Organización Internacional para las Migraciones de Naciones Unidas — que solo ha terminado empeorando la tradicional hostilidad a la que se enfrentan los migrantes afganos en Irán, en muchas ocasiones objeto de abusos físicos, incluso por parte de las fuerzas de seguridad, según denuncian ONG internacionales.
Human Rights Watch, por ejemplo, ha documentado violaciones contra los Derechos Humanos que incluyen palizas, detenciones en condiciones insalubres e inhumanas, pago forzoso por transporte y alojamiento en campos de deportación, trabajos forzados y separación forzosa de familias.
La oficina iraní para Asuntos de Migrantes y Extranjeros estima que más de 90.000 afganos han regresado este año a su tierra natal a través de un solo paso, el de Taybad, en el norte del país.
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