Grundberg pide a las partes beligerantes esfuerzos para poner fin al conflicto
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El enviado especial de Naciones Unidas en Yemen, Hans Grundberg, ha advertido a las partes del conflicto de que la relativa calma en el país es “frágil”, por lo que ha pedido detener las provocaciones militares para poner fin al conflicto, después de casi una década de guerra civil que ha provocado una crisis humanitaria.
Grundberg ha indicado ante el Consejo de Seguridad que a pesar de la expiración de la tregua, los yemeníes continúan sintiendo los beneficios del periodo más largo de relativa calma desde el comienzo del conflicto, al tiempo que ha agradecido los esfuerzos de Arabia Saudí y Omán.
“Lo que es más importante, este periodo de relativa calma ha abierto la puerta a discusiones serias con los actores yemeníes sobre el camino a seguir para poner fin al conflicto”, ha declarado, en referencia a avances como que Arabia Saudí haya vuelto a permitir vuelos de peregrinos yemeníes.
En este sentido, ha subrayado que el camino a seguir, “aunque desafiante, está bien iluminado”, por lo que ha animado a las partes a que acuerden un alto el fuego duradero a nivel nacional. “La situación en el terreno sigue siendo frágil y desafiante”, ha remarcado, criticando las batallas de los partidos en el frente económico y las restricciones de libertad de movimiento, agravadas por las minas terrestres y fenómenos meteorológicos extremos.
La subsecretaria general de Asuntos Humanitarios, Joyce Msuya, ha advertido de que las necesidades humanitarias seguirán siendo altas “en el futuro previsible”, por lo que ha pedido esfuerzos para estabilizar la economía y reanudar las exportaciones de petróleo desde zonas controladas por el Gobierno. También ha pedido la liberación inmediata de personal de Naciones Unidas y la protección de los trabajadores humanitarios.
El representante de Yemen, Abdulá Ali Fadhel al Sadi, ha indicado que su Gobierno ha mostrado flexibilidad y ha hecho concesiones “unilaterales para renovar la tregua”, pero que la paz no se puede lograr a menos que su país tenga un verdadero socio que crea en el Estado civil y renuncie a su derecho a gobernar.
Al Sadi ha denunciado que las milicias huthis no han cumplido con su compromiso ni han hecho concesiones necesarias, mientras que continúan rechazando los esfuerzos de paz e imponen restricciones. Por ello, ha pedido al Consejo que presione a las milicias, apoyadas por Irán, para que dejen de usar la economía para obtener ganancias políticas.
Con todo, el representante de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed Isa Abushahab, ha pedido a los huthis que cumplan plenamente con la resolución y, si bien ha reconocido los pasos positivos que incluyen el mantenimiento de la tregua, ha subrayado que “el sufrido pueblo yemení merece algo mejor”.
La guerra en Yemen ha terminado por hundir al que era uno de los países más pobres del mundo en la peor catástrofe humanitaria en la actualidad, según Naciones Unidas. Más de 21 millones de yemeníes (dos terceras partes de la población) necesitarán ayuda humanitaria este año y de ellos 17 millones deberán recibirla con carácter urgente para sobrevivir.
El conflicto ha dejado casi 380.000 fallecidos, bien por los combates o por el hambre y las enfermedades; más de 85.000 de ellos niños, a los que hay que sumar cuatro millones de desplazados, según los datos que barajan las agencias de la ONU.
Las conversaciones de paz en Yemen se han visto impulsadas por el acuerdo alcanzado en marzo entre Arabia Saudí e Irán para normalizar sus relaciones diplomáticas, rotas en 2016, gracias a la mediación de China. Riad y Teherán han apoyado a partes enfrentadas en el marco del conflicto que estalló en 2015 en el país asiático, que comparte frontera con Arabia Saudí.
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