Describen como “muy productivas” las conversaciones, que llegan después de que la ONU aprobara la retirada de la MINUSMA
MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Los antiguos grupos rebeldes tuareg que operan en el norte de Malí han mostrado “tranquilidad” en torno al proceso de paz tras un encuentro cone l embajador ruso en Bamako, Igor Gromiko, después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya aprobado la retirada de los ‘cascos azules’ desplegados en el país, a petición de la junta militar liderada por Assimi Goita.
“Nos hemos reunido con el embajador de Rusia en Malí”, ha indicado Attaye ag Mohamed, portavoz de los grupos rebeldes. “Las discusiones han abordado distintos asuntos y preocupaciones y han sido muy productivas y tranquilizadoras”, ha manifestado.
Así, Ag Mohamed ha especificado en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que la reunión ha sido mantenida “en nombre del Marco Estratégico Permanente (CSP, según sus siglas en francés)”, que incluye a los grupos firmantes del acuerdo de paz alcanzado en 2015 en Argelia.
Los antiguos grupos rebeldes tuareg habían advertido previamente de que la retirada de los ‘cascos azules’ de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) podría dañar al proceso de paz, que ha sufrido varios varapalos durante los últimos meses.
El deterioro de la seguridad por el aumento de los ataques por parte de grupos yihadistas ha puesto en duda la capacidad del Ejército maliense de hacer frente a la amenaza, especialmente tras la retirada de la MINUSMA. Bamako cuenta con el apoyo de mercenarios del Grupo Wagner desplegados para apoyar las operaciones de seguridad.
En este contexto, el equipo de mediación internacional sobre el acuerdo de paz de 2015 en Malí subrayó en junio que hay “aspectos importantes” que “aún no se han traducido en hechos” y destacó que es “imperativo relanzar urgentemente” los contactos, especialmente a causa del impacto de la inseguridad y la violencia sobre la población civil en el país africano.
Las tensiones han aumentado en los últimos meses entre la junta militar instaurada tras los golpes de Estado de agosto de 2020 y mayo de 2021 y el CPS –que integra a antiguos rebeldes tuareg y a miembros de milicias progubernamentales– en medio del aumento de la inseguridad a causa de los ataques por parte de grupos yihadistas.
De hecho, los grupos que integran el CSP anunciaron en febrero el inicio de una operación conjunta contra Estado Islámico para “demostrar que los grupos firmantes están presentes y que el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (JNIM) –rama de Al Qaeda en la región– no es una alternativa”.
El CSP anunció a finales de diciembre la suspensión de su participación en el acuerdo de paz y pidió un proceso de mediación internacional en un lugar neutral ante lo que describió como una falta de voluntad de la junta para cumplir con lo pactado en Argel en 2015 que supuso que los grupos separatistas tuareg pasaran a formar parte de las Fuerzas Armadas, se sellara un alto el fuego y se propuso dotar de más competencias a la parte septentrional de Malí.
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