MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
Las universidades públicas españolas desarrollarán proyectos piloto de microcredenciales desde enero de 2024 para formar a la población de 25 a 64 años. La iniciativa consistirá en 1.000 formaciones para 60.000 plazas, unas cifras mínimas que el Gobierno espera alcanzar antes del 30 de junio de 2026.
Así lo explicó este lunes el ministro de Universidades, Joan Subirats, durante la presentación del ‘Plan de Acción para el desarrollo de las microcredenciales universitarias en España’, en un acto en la Universidad de Málaga.
El Plan Microcreds tiene una inversión de 50 millones procedentes de los fondos europeos financiado por la Unión Europea bajo el programa NextGenerationEU y en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Según el ministro, el objetivo de esta formación es “dirigirse a un sector poco presente” en los campus, siguiendo el mandato de la Unión Europea, y “ofrecer posibilidades formativas de corta duración y más flexibles que la estructura de grado doctorado y posgrado”.
En esa apertura de la universidad “a todas las edades” se trata de promover la estrategia europea de formación “a lo largo de la vida” y dar posibilidad de reciclaje profesional. “Antes la gente estudiaba cuatro o cinco años un grado en una universidad y luego con esa formación podría estar trabajando toda la vida”, recordó Subirats.
Ahora, la propuesta de Gobierno y Europa es “replantear muchas estrategias formativas” ante “el gran cambio estructural” que se está produciendo en los empleos. “No sabemos cuáles van a estar disponibles en el futuro”, reconoció.
De ahí que la solución pase por “construir sistemas educativos más flexibles y adaptables a las necesidades” del mercado. En concreto, el sistema universitario ofertará formaciones desde uno (25 horas) a 15 créditos que concluirán con acreditaciones “que se pueden ir ampliando hasta construir una formación de grado superior”, dijo. Un curso universitario, subrayó el ministro, tiene 60 créditos.
SIN BACHILLERATO
Podrán recibir estas formaciones “independientemente que se cumplan o no los requisitos para entrar a la universidad”, anunció Subirats, pues “las universidades podrán acreditar a las personas por su trayectoria profesional para entrar en esa credencial, aunque no tengan Bachillerato” y así se permitirá “la recualificación de personas que no estudiaron a la universidad”.
Asimismo, las universidades tendrán que desarrollar estas iniciativas “no de ‘motu propio'”, sino “con el compromiso” de entidades sociales y empresas, con el fin de que que esos cursos “respondan a demandas sociales”.
La presidenta de Crue Universidades Españolas, Eva Alcón, aplaudió la iniciativa y la calificó de “muy necesaria” pues “el aprendizaje a lo largo de la vida es una necesidad social”. Para Alcón el plan es un “magnífico instrumento de inclusión y de generar oportunidades” para personas que no han podido estudiar o se encuentran en situación de vulnerabilidad.
La rectora remarcó que este sistema de credenciales está recogido tanto en la normativa europea como en la española, a través de la nueva Ley de Universidades (LOSU) y que las universidades pueden aportar su experiencia en formación “de calidad” y con su red con instituciones del sector productivo.
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