MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirma que hasta un 40% de la superficie terrestre se encuentra en un estado de degradación y que la agricultura insostenible erosiona el suelo “100 veces más rápido” de lo que puede restaurar la naturaleza.
Guterres hace esas consideraciones en un mensaje con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra este sábado.
En su mensaje, recogido por Servimedia, Guterres señala: “Dependemos de la tierra para sobrevivir. A pesar de ello, la tratamos como si fuera un lodazal. Las prácticas agrícolas insostenibles están erosionando los suelos 100 veces más rápido de lo que la naturaleza puede restaurarlos”.
“Hasta el 40% de las tierras de nuestro planeta están ya degradadas, lo que pone en peligro la producción de alimentos, amenaza la biodiversidad y agrava la crisis climática. Las mujeres y las niñas son las más afectadas por esta situación”, añade.
MUJERES Y NIÑAS
Ese “maltrato de la tierra” afecta sobre todo a las mujeres y las niñas, que, según Guterres, sufren “de forma desproporcionada” la falta de alimentos, la escasez de agua y la migración forzosa.
En la actualidad, casi la mitad de la mano de obra agrícola mundial es femenina, pero menos de uno de cada cinco propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres.
Además, en más de 100 países se sigue negando a las mujeres el derecho a heredar los bienes de sus maridos en virtud de leyes y prácticas consuetudinarias, religiosas o tradicionales. Las mujeres dedican ya 200 millones de horas diarias a recoger agua en todo el mundo; en algunos países, un solo viaje para recoger agua puede llevar más de una hora.
“Son las que menos control tienen sobre la situación. En muchos países las leyes y las prácticas impiden que las mujeres y las niñas sean propietarias de las tierras. En aquellos países que sí lo permiten, las mujeres y las niñas las restauran y las protegen, lo que aumenta la productividad, mejora la resiliencia frente a las sequías y permite invertir en salud, educación y nutrición”, indica.
Según la ONU, la desertificación es un problema mundial que conlleva repercusiones graves para la biodiversidad, la seguridad de los ecosistemas, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible.
PROPUESTAS
Este fenómeno no es nuevo. De hecho, ha sido un elemento fundamental en la historia de la humanidad al contribuir a la caída de grandes imperios y desplazar a poblaciones locales. Sin embargo, se calcula que en la actualidad el ritmo de degradación de las tierras cultivables aumenta a una velocidad entre 30 y 35 veces superior a la histórica.
De los ecosistemas de las zonas secas depende la subsistencia de unos 2.000 millones de personas, el 90% de las cuales vive en países en desarrollo.
Para reducir la desertificación, la ONU propone reforestar y regenerar las especies arbóreas y mejorar la gestión del agua mediante el ahorro, la reutilización de las aguas depuradas, el almacenamiento del agua de lluvia, la desalinización o, en su caso, el riego con agua de mar de las plantas halófilas.
Mantener el suelo con vallas para frenar el avance de las dunas, barreras arbóreas para proteger frente a la erosión eólica, etc.; enriquecer y fertilizar el suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal, y posibilitar el desarrollo de brotes de especies arbóreas nativas con poda selectiva son otras medidas.
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