Creen que hay “un margen de mejora significativo”, especialmente en la sanidad pública
MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigadores de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) ha realizado un estudio para analizar el grado de conocimiento y uso de los métodos y protocolos por parte de los especialistas españoles que tratan a los pacientes con metástasis vertebrales, tanto en hospitales públicos como privados.
Los resultados de la investigación, publicada en la revista científica ‘Cancers’, indican que, en general, los especialistas españoles conocen esas recomendaciones, pero muchos no las aplican durante su práctica clínica rutinaria, y tampoco las han implantado los hospitales en los que trabajan.
El 70 por ciento de los pacientes con cáncer avanzado sufren metástasis vertebrales, que son las más frecuentes de las metástasis óseas. De ellos, el 40 por ciento de los pacientes sufre compresión medular, que causa dolor e imposibilidad para andar por pérdida de fuerza o parálisis en las piernas.
El pronóstico es mejor cuando la metástasis vertebral se diagnostica precozmente y se puede aplicar el tratamiento apropiado antes de que cause compresión medular (radioterapia, quimioterapia y/o cirugía, según la situación concreta del paciente). Sin embargo, en el 50 por ciento de los casos la metástasis vertebral se diagnostica cuando el paciente ya no puede andar.
La comunidad científica internacional ha desarrollado estándares y recomendaciones para facilitar el diagnóstico precoz de la metástasis vertebral (antes de que aparezca compresión medular) y asegurar que cada paciente recibe rápidamente el tratamiento apropiado para su situación concreta.
Entre otros aspectos, tal y como han recordado en rueda de prensa los autores del estudio, eso requiere usar métodos validados para determinar el grado de inestabilidad vertebral y de compresión medular (como las escalas ‘SINS’ y ‘ESCC’, respectivamente), así como la expectativa de vida (como las escalas de ‘Tokuhashi’, ‘Bauer’, ‘Tomita’ o ‘van der Linden’).
Además, también se necesita que sus resultados sean valorados en cada caso por Comités de Tumores integrados por expertos de todas las especialidades implicadas (oncólogos, radioterapeutas oncológicos, cirujanos ortopédicos, neurocirujanos, etc.) para definir el tratamiento o combinación de tratamientos apropiado en cada paciente y aplicárselo de forma rápida y coordinada.
“EXISTE UN MARGEN DE MEJORA SIGNIFICATIVO”
De acuerdo con los resultados de la investigación, por ejemplo, aunque el 78 por ciento de los especialistas españoles conoce la escala ‘SINS’, sólo el 60 por ciento la usan.
Además, sólo el 39 por ciento de los hospitales tiene implantados protocolos para el diagnóstico y tratamiento de la compresión medular por metástasis, y sólo el 34 por ciento dispone de un Comité de Tumores con representantes de dos o más especialidades.
Estos datos, que coinciden con los de otros países, sugieren que “existe un margen de mejora significativo en el tratamiento de esta enfermedad en la práctica clínica rutinaria”.
Otros resultados llamativos son que sólo el 40 por ciento de los hospitales incluye sistemáticamente el resultado de la escala ‘ESCC’ en sus informes radiológicos, que sólo el 58-70 por ciento de los especialistas interpretaron correctamente el significado de distintas puntuaciones de la escala ‘SINS’, y que sólo el 30-38 por ciento interpretaron acertadamente los de la escala ‘ESCC’.
DIFERENCIAS ENTRE SANIDAD PÚBLICA Y PRIVADA
En contra de la asunción inicial de los investigadores, los resultados de este estudio cuestionan que la sanidad pública ofrezca mejor tratamiento que la privada a los pacientes con compresión medular por metástasis vertebral.
De hecho, según esta investigación, en los únicos aspectos en los que hubo diferencias significativas entre ambos ámbitos (el conocimiento y el uso de la escala ‘SINS’, y la existencia de Comités de Tumores), el cumplimiento de los estándares internacionales fue mayor en los hospitales privados que en los públicos.
Al hilo, el doctor Estanislao Arana, del Departamento de Radiología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología, ha señalado que “los médicos son médicos, y en gran medida los especialistas que trabajan en la sanidad pública y la privada son los mismos”.
“Así, es probable que las diferencias detectadas entre ambas no se deban tanto a su grado de conocimiento, actualización o profesionalidad, como a factores externos, como ciertos aspectos administrativos y organizativos que pueden hacer más difícil hacer las cosas bien en algunos ámbitos. Pero, en todo caso, es inaceptable que eso lo sufra el paciente, y más en una enfermedad tan devastadora”, ha justificado.
También se observaron diferencias significativas en algunos parámetros en función de los años de experiencia del médico y del grado de complejidad del hospital, pero las diferencias más importantes fueron entre las distintas especialidades médicas.
En general, los médicos que utilizan procedimientos intervencionistas (es decir, oncólogos radioterápicos, neurocirujanos y cirujanos ortopédicos) están más familiarizados con las puntuaciones ‘SINS’ y ‘ESCC’, las utilizan con más frecuencia y son más precisos a la hora de interpretar su significado que los oncólogos médicos.
“El hecho de que la corrección en la interpretación de los resultados de algunas escalas variara significativamente entre las distintas especialidades médicas, refuerza la necesidad de asegurar el carácter multidisciplinar de los Comités de Tumores a fin de que cada paciente reciba el tratamiento o tratamientos apropiados en su caso concreto”, ha comentado al respecto el primer autor del estudio y jefe del Servicio de Radioterapia Oncológica del Hospital Universitario de Salamanca, Luis Pérez-Romasanta.
DETALLES DE LA INVESTIGACIÓN
En el estudio pudieron participar todos los médicos que atienden a pacientes con metástasis vertebrales en su práctica clínica habitual, y se invitó específicamente a todos los miembros de las asociaciones profesionales representativas de: Oncología Médica (SEOM), Oncología Radioterápica (SEOR), Radiología (SERAM), Neurocirugía (SENEC), Cirugía Ortopédica (SECOT) y Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER). Aceptaron la invitación un total de 80, incluyendo oncólogos (18), radioterapeutas oncológicos (20), neurocirujanos (6), cirujanos ortopédicos (32), radiólogos (3) y rehabilitadores (1).
El estudio ha sido realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda y ha contado con la participación de investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Salamanca (IBSAL) del Hospital Universitario de Salamanca; la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (Valencia); la Unidad de Bioestadística Clínica del Instituto de Investigación Sanitaria Puerta de Hierro-Segovia de Arana (Madrid); y la Unidad de Espalda del Hospital Universitario HLA-Moncloa (Madrid).
El doctor Francisco Kovacs, coautor del estudio, de la Unidad de Espalda del Hospital Universitario HLA-Moncloa y director de la REIDE, ha resaltado que “este estudio refleja el alto grado de autoevaluación y autoexigencia de los médicos”.
“Los investigadores diseñamos estudios científicos en los que participan voluntariamente expertos, que están dispuestos a que su quehacer diario sea evaluado para identificar las áreas en las que la práctica clínica puede mejorar en beneficio de nuestros pacientes. Creo que este enfoque y la evaluación constante de los resultados son inherentes al ejercicio de la Medicina, y suponen una referencia para las demás profesiones. Analicemos la práctica clínica, algo que es desagradable para algunos profesionales, pero es absolutamente indispensable para identificar qué aspectos son mejorables”, ha remachado Kovacs.
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