MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
El presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Lázaro González, reclamó este jueves que las instituciones públicas, concretamente el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), estudien con rigurosidad el fenómeno del edadismo, un “problema que afecta a tantos ciudadanos”.
Lo hizo durante la celebración de un acto organizado por la agencia de noticias Servimedia con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Buen Trato al Adulto Mayor, en el que también participaron la consultora en envejecimiento saludable Vânia de la Fuente-Núñez; el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) de la Comunidad de Madrid, Óscar Moral Ortega; y la abogada del Estado Carmen Navarro Martínez.
En su intervención, Lázaro González reafirmó que colectivos como los que él preside han de esculpir en el frontispicio de sus acciones “la misión de concienciar a la ciudadanía en la lucha contra el maltrato”.
González comentó que la efeméride que se conmemora hoy debería servir de acicate para que la ciudadanía proclame a coro “nunca más edadismo, nunca más maltrato”, o exclamaciones en positivo, como “siempre buen trato; siempre sociedad para todas las edades; siempre sociedad con respeto de los derechos de las personas mayores; siempre sociedad que reconozca la dignidad de las personas; siempre sociedad que tiene en cuenta lo que cada uno puede aportar a la sociedad”.
A su juicio, “esto debería oírlo toda la sociedad, especialmente los nueve o diez millones de personas mayores, para no incurrir en el edadismo autoinfligido”, lo que les haría “ganar en autoconfianza”.
González consideró necesario que las instituciones públicas, particularmente el CIS, manejen datos, estudios y estadísticas a partir de los cuales se afronte el fenómeno del edadismo, un “problema que afecta a tantos ciudadanos”.
“PROBLEMA INVISIBLE”
Incidió en que la falta de estadísticas aboca a la violencia y al maltrato contra las personas mayores a ser un “problema invisible”, lo que le permitió atestiguar que “las leyes son importantes, pero no solucionan el problema, lo que pasa por auspiciar un cambio de conciencia de la población”. “Sin datos, no sabemos dónde tenemos que ir”, reseñó.
El presidente de la PMP arguyó que la concienciación sobre las implicaciones del edadismo “tiene que empezar desde la temprana infancia, desde la escuela”, donde se ha de “enseñar a respetarnos unos a otros, a convivir, a ponerse en el lugar del otro, a concienciar acerca de que las personas tienen necesidades y que hay que aceptar a las personas mayores”.
En la consecución de ese objetivo, concluyó Lázaro González, “la sociedad tiene un papel fundamental; y los medios de comunicación, también”.
En la misma línea, Vânia de la Fuente-Núñez lamentó que España carezca de una literatura científica sólida sobre edadismo y deploró que la mayoría de los estudios que han abordado este fenómeno se hayan centrado en su incidencia en el ámbito laboral.
Ante esta situación, deslizó que “se necesita hacer mucho más para entender cómo se está manifestando este fenómeno en territorio español”, y sugirió que un primer paso sería realizar estudios que midan el impacto de la ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación.
“NOS AFECTA A TODOS”
Vânia de la Fuente-Núñez señaló que el edadismo constituye una “barrera para el buen trato en la vejez” de nuevo cuño, como lo pone de manifiesto que el término se incorporara al diccionario de la Real Academia Española (RAE) a finales del año pasado.
Manifestó que es un fenómeno que se visualiza en “nuestra forma de hablar, pensar y actuar hacia otras personas o hacia nosotros mismos en función de la edad” a través de “estereotipos, prejuicios y discriminación”.
Expuso que “afecta a los jóvenes y en la vejez” y mostró su preocupación por que esté “en todas partes”, como lo acredita que “una de cada dos personas sea edadista en el mundo, especialmente en países con bajos o medios ingresos” o que “una de cada tres personas, mayores o jóvenes, reporta haber sufrido edadismo” en Europa.
Refrendó su existencia en todos los órdenes de la vida, como las instituciones, en forma de leyes; el ámbito laboral, tanto en la remisión a contratar a personas muy jóvenes o muy mayores; y en el ámbito sanitario, en términos de diagnóstico y tratamiento.
Del mismo modo, explicó que el edadismo está “muy presente” en las relaciones interpersonales en forma de “estereotipos sobre lo que puede hacer no una persona a una determinada edad”, a lo que se añade el “edadismo autoinfligido”, que se caracteriza por “autoimponerse restricciones para llevar a cabo determinadas acciones”.
“PROBLEMA SALUD PÚBLICA”
A su juicio, el edadismo representa un “problema de salud pública” de primer orden, que se asocia a una “muerte temprana”, una “peor calidad de vida”, a quebrantos de la salud mental y a “justificar situaciones de maltrato”.
A pesar de ello, celebró que España se encuentra en un “punto muy bueno”, ya que “sabemos lo que podemos hacer para abordar el edadismo y fomentar el buen trato”, lo que pasa por activar tres estrategias en los siguientes ámbitos: política y legislación; actividades educativas; e intervenciones intergeneracionales.
Por su parte, Óscar Moral Ortega vinculó el edadismo con la discriminación que sufren las personas con discapacidad, especialmente las que se ajustan al siguiente perfil: mujeres mayores con discapacidad, y observó que en los próximos años éstas últimas crecerán, bien porque se hacen mayores o porque “adquirirán la discapacidad por la edad”.
Concluyó señalando que en el ámbito sanitario “tampoco se escucha a las personas con discapacidad”, escuchándose “en el mejor de los casos a los familiares”; “no hablemos de las personas con discapacidad intelectual, que son directamente obviadas y maltratadas”.
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