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“El mercado inmobiliario se mantendrá con cierta resistencia a la caída de precios gracias a la adquisición de propiedades por parte de personas con ingresos medios y altos.”

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MADRID, 13 (SERVIMEDIA)

Los compradores actuales de vivienda son, en general, hogares de rentas medias y altas con un patrimonio “preexistente”, por lo que no financian con crédito “una proporción muy elevada” del coste de compra, factores que “deberían contribuir a mitigar la prolongación en un futuro de la pérdida de dinamismo de las transacciones”, siendo “probable”, que, de materializarse, este sostenimiento “ayude” a que los precios, en términos nominales, muestren “cierta resistencia a la baja”.

Es una de las principales conclusiones del informe ‘El desajuste entre la oferta y la demanda de vivienda, y su relación con los precios’ elaborado por el Banco de España y publicado este martes, en el que se analizan las principales tendencias de demanda y oferta en el mercado de la vivienda.

El análisis, firmado por Lucio San Juan, apunta que el actual episodio inflacionista y el consiguiente endurecimiento de la política monetaria y, por ende, de las condiciones de financiación “están afectando negativamente al dinamismo del mercado de la vivienda”, pero existen “factores mitigadores de la incidencia de estos elementos”.

Así, se refiere a estas rentas medias y altas de mediana edad con un patrimonio “inmobiliario y financiero” que les permite acudir al mercado de compraventa con hipotecas de reducido importe. Además, señala que estos hogares no se encuentran entre aquellos cuyo poder adquisitivo de sus rentas se ha visto afectado en mayor medida por la inflación.

Esto los llevaría a contribuir al sostenimiento de la compraventa de viviendas, lo que ayudaría a que los precios del mercado mostrasen “cierta resistencia a la baja”. A este factor, se sumarían, además, la escasez de obra nueva y los elevados niveles de costes de los materiales de construcción.

El informe, de hecho, subraya que “hasta el momento no se ha producido una traslación plena del alza de los costes de construcción, en particular de los materiales, a los precios de la vivienda, al tiempo que estos costes apenas han descendido”.

Asimismo, se apunta que en los próximos años la evolución de la relación entre la oferta y la demanda de vivienda estará sometida, especialmente, al “comportamiento de los flujos migratorios netos”.

Así, de cumplirse las proyecciones del INE, que contemplan un aumento del número de hogares hasta 2024, cabe esperar “una prolongación del tensionamiento en algunos mercados locales, dadas las cifras “relativamente reducidas” de visados de obra nueva concedidos en los últimos dos años, que son “los que, aproximadamente, darán lugar a las viviendas terminadas en el próximo bienio”.

Por otro lado, el informe subraya, dado el desajuste actual entre la oferta y la demanda de vivienda, la “conveniencia de revisar los procedimientos de gestión del suelo urbanizable para que la producción de viviendas pueda responder con más agilidad a las necesidades existentes”.

OFERTA Y DEMANDA

En el análisis, el Banco de España subraya que la configuración de la demanda actual viene determinada por la materialización de la llamada “demanda embalsada” tras la pandemia, primero en su componente nacional y después desde el extranjero, en el ámbito de las segundas residencias. A ello se sumó cierta demanda emergente de teletrabajadores procedentes de otros países.

Por el lado de la oferta, el análisis explica que la iniciación de obra nueva en los años previos a la pandemia era bajo posiblemente por “menores flujos inmigratorios” en comparación con el período previo a 2008 y de la “absorción” de la última parte de stock de vivienda sin vender acumulada tras el estallido de la crisis financiera. En este contexto, el confinamiento supuso la parada temporal de las obras y un retraso de la aprobación de nuevos visados y su recuperación ha sido “mucho más lenta”.

A su vez, esta “escasez relativa” de la oferta de obra nueva ha provocado “cierto desplazamiento” de la demanda hacia la modalidad de segunda mano, lo que ha ejercido una “presión sobre sus precios”. La oferta de viviendas usadas, según el Banco de España, se vio impulsada durante la pandemia por el aumento de las viviendas heredadas. No obstante, la recuperación del turismo y el destino de viviendas a fines vacacionales ha contrarrestado esta cuestión.

Como consecuencia de esta evolución de la oferta y la demanda, el análisis observa tras la pandemia, “un cierto desajuste entre ambas, que tiende a ser más acusado en las áreas geográficas más pobladas”.


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