Engañó a la propietaria de la finca, de 92 años y con problemas de audición, para que le otorgase un poder notarial
BILBAO, 6 (EUROPA PRESS)
La Policía Nacional detuvo el pasado mes de mayo a un vecino de Legutio (Álava) acusado de presuntos delitos de favorecimiento a la inmigración ilegal, estafa, coacciones, allanamiento de morada y contra la integridad moral, por construir “chabolas” en las que empadronó hasta a 40 migrantes, a los que cobraba 2.000 euros por el empadronamiento, según ha informado el Ministerio del Interior.
La investigación se inició cuando los agentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras de Álava tuvieron conocimiento de que en una finca de la localidad de Urbina-Legutio existía un asentamiento de chabolas ilegales donde decenas de migrantes vivían en pésimas condiciones de salubridad.
Tras las pesquisas oportunas, averiguaron que estas infraviviendas habían sido construidas en la finca aledaña a una casa sita en la calle Urbina de Leguitio-Urbina por un hombre, de 63 años de edad, que residía en una de ellas junto a su pareja. Allí, se dedicaba a alojar a extranjeros en situación de vulnerabilidad.
Para realizar estas construcciones, el detenido se aprovechaba de la avanzada edad de la propietaria del inmueble, de 92 años de edad y con problemas de audición, para pedirle importantes cantidades de dinero con las que sufragar las obras de construcción y para que le firmarse un “poder notarial” que le otorgara poderes de gestión sobre la propiedad, utilizando este documento para empadronar fraudulentamente a extranjeros, principalmente magrebíes.
A estos migrantes los empadronaba en el Ayuntamiento de Legutio a cambio de cantidades que superaban los 2.000 euros, cobrándoles también un alquiler por alojarlos en “chabolas” sin las más mínimas condiciones de habitabilidad. En este sentido se pudo conocer que en estas casas llegaron a vivir muchas menos personas de las inscritas.
A pesar de que en un primer momento también se tenían sospechas de que había niños sin escolarizar en el asentamiento, en ningún momento de la investigación se pudo constatar tal extremo, llegando a acreditar que había una sola menor de edad “perfectamente atendida y escolarizada”.
Además, los agentes también averiguaron que este hombre llegó a dejar su número de teléfono particular en diversos locutorios de Vitoria-Gasteiz para ofrecer públicamente empadronar a extranjeros que lo necesitaran.
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