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Desde Amnistía Internacional se hace un llamado a una intervención global inmediata para combatir los efectos devastadores de las olas de calor en Pakistán

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El país, con zonas urbanas que alcanzaron los 52º el verano pasado, se encuentra “en el centro de la crisis climática”

La población más pobre está “sin escapatoria” frente a las altas temperaturas

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Amnistía Internacional ha llamado este lunes, Día Mundial del Medio Ambiente, a una acción “global” y “urgente” para combatir los devastadores efectos de las olas de calor en Pakistán, un país al que considera en el epicentro de la crisis climática y donde la población más vulnerable está completamente desprotegida ante temperaturas que alcanzaron los 52º en verano pasado.

“Pakistán está en primera línea de la crisis climática. La injusticia climática se hace patente. Pese a su escasa contribución al cambio climático, la población se enfrenta a consecuencias desproporcionadamente graves que a menudo ponen en peligro su vida”, lamenta la directora regional de Amnistía para Asia Meridional, Dinushika Dissanayake.

Amnistía pide también al Gobierno de Pakistán la elaboración de “planes de acción integrales contra el calor” que “sean coherentes con la legislación y las normas de Derechos Humanos” y dediquen especial importancia a los más desprotegidos.

Todo esto queda recogido en el informe “Una ardiente emergencia”, que se publica este lunes y en el que Amnistía entrevista a 45 personas que sufrieron los efectos adversos del calor extremo durante los meses de verano de 2021 y 2022 en Lahore y Yacobabad, este último uno de los lugares más calurosos del planeta, donde la temperatura alcanzó en junio de 2021 los 52º.

Agricultores, repartidores, policías y otras personas que realizan trabajos al aire libre están amenazados de por sí, pero los efectos en la población más desfavorecida son tanto o más graves. “Somos más vulnerables que nadie al calor”, lamenta una residente de una barriada de la ciudad. “El calor afecta a la población en situación de pobreza. No tenemos escapatoria”, añade.

Responsables sanitarios de Lahore avisan por su parte que los hospitales se sobrecargan de pacientes afectados por el calor cuando llegan los meses de verano, particularmente junio, cuando han llegado a recibir en solo un día a 60 personas.

Los entrevistados denuncian que “el gobierno paquistaní es invisible” porque ninguna de las dos ciudades cuenta con un plan de acción contra el calor ni con mecanismos de protección social adaptados al clima.

En Pakistán, más de 40 millones de personas no tienen acceso a la electricidad. Otras tienen un suministro errático e irregular. Las personas que viven en la pobreza no tienen acceso a la electricidad para utilizar ventiladores o aparatos de aire acondicionado o no pueden costeársela, y tampoco pueden permitirse comprar paneles solares.

“Unos programas de protección social bien diseñados y dotados de recursos pueden ayudar a mitigar algunos de los peores efectos del cambio climático a medida que se suceden las crisis en Pakistán”, afirma Dissanayake.

Por todo ello, Amnistía recomienda a las autoridades paquistaníes que lleven a cabo una evaluación de las necesidades en el contexto de las olas de calor, centrándose en las personas más marginadas y contando con su participación, que elaboren y apliquen planes de acción contra el calor que sean respetuosos con los Derechos Humanos y que proporcionen una protección social eficaz para ayudar a la población a hacer frente a las olas de calor.

Todas estas acciones requieren importantes recursos financieros, por lo que la comunidad internacional debe unirse para garantizar su disponibilidad. El alivio de la deuda, cuyos pagos actualmente suponen una parte importante de los ingresos y gastos públicos, puede ser una vía de financiación.

Así pues, los países más ricos deben intensificar su acción para reducir las emisiones y abandonar gradualmente los combustibles fósiles, de acuerdo con sus obligaciones en materia de derechos humanos, y proporcionar la financiación y el apoyo necesarios para que Pakistán ponga en marcha medidas de adaptación adecuadas y proporcione reparaciones efectivas por pérdidas y daños.

“Es crucial que los Estados ricos, principales responsables de la crisis climática, aporten fondos para apoyar no sólo la adaptación, sino también la reparación de las pérdidas y daños que la población ha sufrido o sufrirá a causa de las olas de calor extremas provocadas por el cambio climático en países como Pakistán”, ha añadido la directora regional de Amnistía.


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