MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Los talibán han recalcado que “no quieren tensiones” con ningún país, después de los enfrentamientos registrados durante el fin de semana en la frontera con Irán, que se saldaron con la muerte de dos agentes iraníes y un miembro de los talibán, en pleno repunte de las disputas bilaterales.
“La postura y la política del Emirato Islámico en general es la de no querer tensiones con nadie, particularmente con los países vecinos”, ha dicho el viceportavoz de los talibán, Bilal Karimi, que ha agregado que los incidentes con Irán fueron “una pequeña disputa”.
Así, ha explicado que los enfrentamientos “tuvieron lugar a nivel local” en un punto de la frontera común y ha reseñado que “oficiales de los dos países están en contacto y, si tienen lugar estos incidentes, se encontrará una solución”, según ha recogido la cadena de televisión afgana Tolo TV.
Las palabras de Karimi han llegado después de que el ministro del Interior de Irán, Ahmed Vahidi, indicara el lunes que existían contactos con los talibán y reiterara que ya “no hay problemas” en la frontera. Sin embargo, insistió a los fundamentalistas sobre la entrega de la “cuota” de agua del río Helmand, una de las fuentes del disenso.
Irán y Afganistán han estado sumidos en una disputa en torno al agua del río Helmand, también conocido como Hirmand, que nace en las montañas del Hindu Kush, cerca de Kabul, y fluye más de 1.100 kilómetros hacia el suroeste, desembocando en un lago en la frontera común.
Las autoridades iraníes llevan años acusando a Afganistán de limitar el flujo de agua del río Helmand –también conocido como Hirmand– a través de la construcción de presas y han argumentado que esto viola un acuerdo de 1973 en el que Kabul se comprometió a que una media de 820 millones de toneladas métricas de agua desembocaran en Irán.
A ello se suman años de denuncias de las autoridades afganas, tanto talibán como civiles, contra el maltrato del que son objeto presos y refugiados afganos en Irán. Los talibán presentaron el año pasado una queja formal ante el Gobierno iraní tras la publicación de una serie de vídeos en los que aparecían grupos de jóvenes iraníes mientras propinaban palizas a refugiados.
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