VALÈNCIA, 30 (EUROPA PRESS)
El Instituto Tecnológico del Plástico Aimplas trabaja en el proyecto ‘Oceánide’, centrado en nuevos envases monouso aceptados por la nueva legislación y exentos del nuevo impuesto al plástico, a partir de algas, almidón, gelatina de pescado o proteína de la leche.
En concreto, a partir de estos polímeros naturales, en muchos casos subproductos de diferentes industrias, se producirán por tecnologías convencionales, como el moldeo por inyección, tarrinas para helados, embutidos untables y quesos para su uso en heladerías y charcuterías.
El organismo explica que el sector del plástico está inmerso en continuos cambios legislativos como la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que integra la directiva europea para Single Use Plastic (SUP), así como el nuevo impuesto especial a los envases de plástico no reutilizables. Además, el Pacto Verde Europeo marca que para el año 2030 todos los envases fabricados deberán ser reciclables o reutilizables.
A consecuencia de las nuevas legislaciones vigentes o que entrarán en vigor sobre los plásticos de un solo uso y de la demanda social de generar un menor impacto medioambiental, Aimplas “sigue apostando por el desarrollo de nuevos materiales de fuente renovable que permitan la reducción del uso del plástico convencional para producir envases más sostenibles y reducir los residuos plásticos”, destaca el instituto en un comunicado.
Así, con el proyecto ‘Oceánide’ –financiado por la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI)– el centro está trabajando en nuevos envases monouso aceptados por la nueva legislación y exentos del nuevo impuesto al plástico, a partir de algas, almidón, gelatina de pescado o proteína de la leche.
La investigadora de Packaging de Aimplas y líder del proyecto, Nuria López, ha explicado que “los envases plásticos de un solo uso como los que se emplean en heladerías o charcuterías son susceptibles de la legislación SUP, en la que se prohíbe el uso de envases fabricados con materiales plásticos, independiente de cuál sea su naturaleza o fin de vida”.
“La alternativa de usar polímeros naturales, modificados físicamente, gana terreno en estas aplicaciones. Son aceptados por la directiva SUP y no se incluyen en el pago de impuestos, ya que no son considerados plásticos por la legislación”, apunta.
Por ello, ha continuado la investigadora, “el uso de bioplásticos en envases monouso, no sólo asegura la reducción del uso de plástico convencional, ya que provienen de fuentes renovables, y, además, permiten reducir la generación de residuos, ya que son fácilmente degradables, sino que también facilita que las empresas puedan adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad y las nuevas demandas legislativas”.
En el proyecto Oceánide se combinan polímeros naturales de diferente origen que proporcionen una gran variedad de opciones fácilmente industrializables para heladerías y charcuterías, detalla.
Los envases serán fabricados con mezclas de agar (sustancia que se obtiene de algunas especies de algas), almidón de maíz o patata, gelatina de pescado o caseína de la leche, materias primas de fuente renovable y fácilmente degradables, lo que reduce los impactos asociados al fin de vida del envase.
RESISTENCIA TÉRMICA
Aimplas proporcionará a los compuestos diferentes propiedades, como viscosidad, resistencia térmica, resistencia mecánica o aptitud para estar en contacto con helados, embutidos untables y quesos con requerimientos de resistencia a grasas o congelación.
Aimplas, que lidera esta investigación en la que también participan la Universitat de València (UV) y Almuplas, desarrollará los nuevos compuestos basados en polímeros naturales, que serán desarrollados a escala laboratorio y planta piloto, para que luego Almuplas valide los materiales en planta industrial y obtenga envases inyectados para diferentes productos. Por otro lado, la UV validará los desarrollos obtenidos en el proyecto para estudiar la compatibilidad de los desarrollos plásticos en contacto con alimentos.
El proyecto cuenta, además, con el apoyo de la empresa Nutrinovex, usuaria de envases monouso para alimentos energéticos.La investigación está financiada por la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), con la cofinanciación de la Unión Europea, dentro de la convocatoria de Proyectos Estratégicos en Cooperación de 2022.
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