La representante de UNICEF en RCA dice que la mayoría de los refugiados han llegado a una zona que estaba ya en “emergencia humanitaria”
MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Los combates que estallaron a mediados de abril entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han provocado un ahondamiento de la ya grave crisis humanitaria en la que se encontraba sumido el país y amenazan con desestabilizar la situación en la región, hacia donde han huido hasta ahora más de 220.000 refugiados.
Los enfrentamientos se enmarcan en una lucha de poder entre las dos principales figuras militares del país, el jefe del Ejército y el líder de las RSF, Abdelfatá al Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo, respectivamente, en el marco de un proceso de transición iniciado en 2019 y que ha sufrido numerosos obstáculos desde entonces.
Uno de los principales problemas fue el golpe de Estado encabezado en octubre de 2021 por Al Burhan contra Abdalá Hamdok, entonces primer ministro de unidad surgido tras el derrocamiento en abril de 2019 del presidente Omar Hasán al Bashir, lo que derivó en una parálisis política desbloqueada en diciembre de 2022 con un acuerdo que incluía la reintegración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, la negativa de Dagalo, alias ‘Hemedti’, a las condiciones de esta reintegración derivaron en unas tensiones que provocaron aplazamientos en la formación del nuevo gobierno de transición y, finalmente, en unos combates que han dejado más de 700 muertos, según el balance oficial, si bien un sindicato de médicos sudanés ha elevado a más de 860 el número de fallecidos.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) indicó en un informe publicado en febrero que 15,8 millones de personas necesitarían ayuda humanitaria en 2023 en el país, en el que entonces había 3,7 millones de desplazados internos. Asimismo, los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reflejaban que más de 418.000 personas se habían visto desplazadas durante el año anterior “debido al conflicto y los desastres naturales”.
La crisis se estaba viendo ahondada por el aumento de los precios de los productos básicos, incluido un repunte de cerca del 150 por ciento del precio del sorgo en enero de 2023 respecto a este mismo mes en 2022. En este contexto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) entregó en 2022 ayuda a 9,3 millones de personas afectadas por la situación, descrita como una amalgama de conflicto, shocks climáticos, malas cosechas, y crisis macroeconómica, ahondada en parte por el impacto de la guerra en Ucrania.
Por ello, la ONU y sus socios lanzaron un Plan de Ayuda Humanitaria para 2023 que requería aproximadamente 1.585 millones de euros con el objetivo de dar ayuda a 12,5 millones de personas, cifra que ha quedado desactualizada por la guerra, lo que derivó en una revisión del plan, que pide ahora unos 2.765 millones de euros, cifra que incluye cerca de 434 millones de euros para dar ayuda a refugiados, retornados y comunidades de acogida en la región.
Las últimas cifras recogidas por ACNUR incluyen 800.000 desplazados y más de 220.000 refugiados sudaneses y extranjeros que residían como refugiados en Sudán y se han visto forzados a volver a sus países de origen, principalmente Sudán del Sur, Chad, Etiopía, República Centroafricana (RCA) y Egipto.
La principal puerta de salida ha sido Egipto, que ha recibido a cerca de 150.000 personas, según ACNUR, que agrega que a ellos se suman unas 90.000 personas llegadas a Chad, 68.809 llegadas a Sudán del Sur –muchas de las cuales son refugiados sursudaneses que vivían en Sudán–, 10.368 personas llegadas a RCA y 5.168 personas que han cruzado la frontera con Etiopía.
En el caso de Chad, la llegada de refugiados “está contribuyendo a lo que ya era una grave crisis humanitaria” en el país, que sufre inseguridad alimentaria generalizada y donde 6,9 millones de personas –más de una tercera parte de la población– necesitan ayuda humanitaria, según ACNUR. Brice Degla, coordinadora de emergencia del organismo en Chad, ha alertado de que “si no se actúa ahora, será muy tarde”.
Por su parte, Lillian Sabasi, oficial de Protección de ACNUR en Sudán del Sur, ha recordado que el país “ya hacía frente a una gran crisis humanitaria” y ha recalcado de que “un gran número de retornos no planeados podría desestabilizar a comunidades locales que ya hacían frente a problemas y exacerbar la crisis”. El organismo está además coordinando la entrega de ayuda en Egipto junto a las autoridades del país africano, apoyo que está siendo distribuido por la Media Luna Roja de Egipto, que ha indicado recientemente que la mayoría de refugiados que han cruzado la frontera se han desplazado a la capital, El Cairo, y otras zonas urbanas.
EL IMPACTO SOBRE RCA
La representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en RCA, Meritxell Relaño, ha indicado en declaraciones a Europa Press que “la crisis que se inició el 15 de abril en Sudán ha impactado a una gran parte de los países vecinos, pero en particular a RCA y Sudán del Sur, que serían los países más vulnerables de todos los que rodean a Sudán”.
“La mayor parte de los desplazados han ido hacia Egipto o Chad, pero una parte también ha venido a RCA, que es uno de los países más pobres del mundo, vamos a decir, y de la zona, en particular”, ha dicho, antes de especificar que la mayoría de estas personas han llegado a la localidad de Am Dafok, una zona “en la que no había posibilidad de darles abrigo en ningún sitio”.
“En esta población no había prácticamente servicios sociales antes de la llegada de este gran número de personas”, ha explicado, antes de añadir que la mayoría “son mujeres y niños” que no tenían “prácticamente nada”. “La mayor parte eran madres que iban con cuatro o cinco niños y, aunque algunos niños eran algo mayores, la mayoría eran menores de cinco años”, ha aseverado.
Así, ha recordado que RCA “está sumido también en su propio conflicto y tiene unos servicios sociales muy limitados en cuanto a agua, saneamiento y alimentación”, entre otras cosas, antes de incidir que la citada zona “era ya una de emergencia humanitaria”, situada en un nivel cercano al de la hambruna, según los datos de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria.
“Muchos de los niños vienen en situación de malnutrición crónica o aguda y necesitan medicamentos para las enfermedades más básicas de la infancia, que son en esta zona la diarrea, la malaria y las infecciones respiratorias agudas, y el centro de salud de Am Dafok no llega a todos”, ha lamentado.
Relaño ha relatado que a la zona han llegado “muchas madres embarazadas y mujeres que han perdido a sus bebés por el camino” y ha alertado de que la situación podría empeorar próximamente, ya que se acerca el inicio de la temporada de lluvias. “Toda la zona se va a inundar y va a ser casi imposible hacer llegar todos los materiales que se necesitan”, ha manifestado.
“RCA ya es un compendio de crisis”, ha dicho, antes de incidir en que el país “tiene unas muy altas tasas de malnutrición”, a lo que se suman “el riesgo de cólera” y que “gran parte de la población está amenazada por el conflicto”. “Casi el 40% de los niños en el país sufren de malnutrición crónica, esto antes de la crisis, y casi un 6% están en situación de malnutrición aguda en algunas de las zonas del país”, ha puntualizado.
Por otra parte, ha destacado que RCA es uno de los países en los que hay “mejor coordinación” con otras agencias de la ONU, ONG y las autoridades, antes de reseñar que “el país va saliendo adelante” con la ayuda internacional y sostener que “es necesario seguir manteniendo todos los esfuerzos”. “Es cierto que hay que hacer enormes inversiones”, ha recalcado, al tiempo que ha puesto el foco sobre “el mantenimiento de la paz”. “No hay desarrollo sin paz”, ha zanjado.
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