El documento se ha aprobado este viernes y especifica cómo actuar en cada caso, entre ellos en los acosos con vulnerabilidad química
VALÈNCIA, 19 (EUROPA PRESS)
El protocolo contra la violencia sexual en espacios de ocio y entretenimiento de València, aprobado este viernes en la Junta de Gobierno Local del ayuntamiento de esta ciudad y consensuado entre la administración y el sector, prima la atención a la persona agredida ante la persecución del delito o del agresor y el respeto a la capacidad de decisión y a la intimidad de la víctima.
Asimismo, establece junto a instrucciones para la prevención y la detección de estos casos las dirigidas a la actuación. En este caso, además de aspectos generales a tener en cuenta, detalla los modos de proceder ante distintas situaciones como el acoso sexual sin vulnerabilidad química y con ella, y la agresión sexual o la violación. Recoge también los recursos a los que se debe derivar a las personas afectadas.
A partir de su aprobación, el contenido de este texto se aplicará en salones de fiesta, discotecas, establecimientos hoteleros o de restauración, festivales, centros comerciales, salas de cine, casinos o salas de juego, entre otros enclaves, ubicados en la capital valenciana y sus pedanías.
Respecto a la atención a la persona agredida, el protocolo, consultado por Europa Press, indica en sus principios guía que “en caso de que se detecte o se presencie una agresión, la actuación prioritaria debe ser la atención” a esta “y no la persecución del delito o del agresor”. No obstante, apunta que “es muy conveniente poder identificarlo en la medida de lo posible para actuaciones posteriores como la denuncia de la víctima, que deberá contar con un presunto autor para que la misma pueda prosperar”.
Igualmente, plantea que “hay que asegurarse de que la persona agredida reciba la atención adecuada” y que en caso de agresiones o violaciones “no se quede sola en ningún momento a no ser que lo pida”. Además, considera “imprescindible respetar la capacidad de decisión de la persona agredida”, expone que “hay que hacer todo lo posible para que reciba la información necesaria y el asesoramiento correcto y detalla que hay que tener en cuenta “siempre” que “la última decisión la tiene que tomar ella, incluso cuando parezca incomprensible”.
El documento insta a evitar “las muestras de complicidad con el agresor aunque sea para rebajar la tensión” y concreta que “es importante mostrar un rechazo claro hacia su actitud e involucrar al entorno del agresor” en ello. Además, recoge que “se respetará la intimidad de la persona agredida, pero también la presunción de inocencia del agresor y detalla que “es recomendable no dar información que no proceda de fuentes fiables y objetivas ni hacer correr rumores sobre agresiones o denuncias de agresión”.
En las instrucciones que se ofrecen para la actuación diferencia entre cómo responder ante un acoso sin vulnerabilidad química, con pautas de atención hacia la persona agredida y hacia el presunto acosador, y con vulnerabilidad química. Sobre estos últimos casos se destaca que “hay que tener en cuenta que la persona no se encuentra en condiciones de interactuar con claridad” ni “de otorgar un consentimiento válido”, por lo que dice que en esa situación se está ante “el caso más delicado en relación con la detección”.
Ante estos escenarios, el documento plantea que se detecta “una persona sola con signos de sumisión química o de ingesta de alcohol o drogas” se “buscará a sus acompañantes, se asegurará de que no se queda sola ni se marcha sola” y se avisará si es necesario a los servicios de emergencia.
“SUMISIÓN QUÍMICA, INGESTA DE ALCOHOL O DROGAS”
Del mismo modo, explica que si se ve que “alguien se acerca con intenciones sexuales a una persona con signos de sumisión química o de ingesta de alcohol o drogas, o insiste en que esta siga bebiendo o en establecer contacto con ella” habrá que preguntar a la parte afectada, actuar como en la situación anterior “si no tiene una falta muy grave de conciencia” y buscar a sus acompañantes.
En caso de que la persona esté “casi inconsciente” y no acompañada, se avisará a la persona responsable de la atención del local para que solicite emergencia sanitario y policial y se pueda retirar con ella a un espacio donde pueda recibir atención y recuperarse.
En el apartado de prevención se plantean medidas específicas sobre el control de acceso a la sala, para la comunicación del protocolo a los usuarios, para la vigilancia de zonas especialmente oscuras y para evitar “actividades e imágenes promocionales que fomenten desigualdades entre hombres o mujeres”.
Respecto a la detección, el protocolo estima necesario que “el máximo posible” del personal de los espacios de ocio “disponga de la formación necesaria para detectar y distinguir tipologías de agresión y acoso sexual” y para “conocer el circuito de derivación interno y el rol que debe desempeñar en todo momento”. Igualmente, afirma que sería adecuado repartir las responsabilidades entre el personal para actuar.
A estas pautas se suman recomendaciones para que los usuarios puedan en el espacio o local de ocio avisar de casos. Entre estas apunta la posibilidad de habilitar un timbre en los aseos, carteles con información y contactos para ser avisados en caso de necesidad y un canal de mensajería instantánea como un WhatsApp.
“MENSAJE BIEN CLARO Y ROTUNDO”
La edil de Igualdad y Políticas de Género y LGTBI en València, Lucia Beamud ha considerado que el protocolo transmite “un mensaje bien claro y rotundo de la sociedad, en este caso por parte del sector del ocio”, para mostrar “rechazo a las violencias machistas con actuaciones comunes y coordinadas”.
Beamud ha detallado que tras la aprobación se trabaja para contratar la parte gráfica y la señalización de espacios de acuerdo al documento y ha comentado que en septiembre llegará la formación “para los profesionales de las empresas que se hayan adherido al compromiso”. La concejala ha destacado que “siempre se pueden ir sumando” más entidades y empresas.
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