VALÈNCIA, 18 (EUROPA PRESS)
Investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), pertenecientes al Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambienta (IIAMA), han desarrollado una metodología para evaluar los riesgos derivados del cambio climático en los ecosistemas fluviales, identificando las áreas más vulnerables y el impacto sobre las especies de agua fría, los macroinvertebrados y la reducción del oxígeno disuelto en el agua.
Los resultados determinan que el aumento de temperatura hará que las especies de aguas frías, como la trucha común, reduzcan significativamente su hábitat potencial, afectando también al contenido de oxígeno del agua y a los macroinvertebrados. Además, puede tener efectos en los niveles de oxígeno en las aguas superficiales.
Así lo recoge el artículo científico ‘Climate Change Risks on Mediterranean River Ecosystems and Adaptation Measures (Spain)’, desarrollado por Clara Estrela Segrelles, Miguel Ángel Pérez Martín y Gabriel Gómez Martínez, del grupo de Ingeniería de Recursos Hídricos del IIAMA-UPV, publicado en la revista científica ‘Water Resources Management’, detalla la UPV.
El trabajo parte de la realidad de que el inequívoco calentamiento del sistema climático afectará significativamente a los ecosistemas fluviales en la región mediterránea y en toda España. De hecho, distintos escenarios predicen que la temperatura del agua aumentará entre 2,2ºC y 2,9ºC a finales de siglo en los ríos mediterráneos.
Bajo esta realidad, el IIAMA ha desarrollado una metodología de evaluación de riesgos que proporciona una serie de indicadores sobre la amenaza, exposición y vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. “Los mapas de riesgo son herramientas clave para priorizar las áreas en las que se deben implementar medidas de mitigación y de este modo, mejorar la capacidad adaptativa de los ecosistemas fluviales a la reducción de sus recursos”, aseveran los investigadores.
En concreto, el equipo ha estudiado el efecto del cambio climático sobre el estado ecológico de las masas de agua a nivel nacional, aplicando la metodología en las 5.017 masas de agua superficiales que componen la red hidrográfica de España.
Su conclusión es que es necesario articular una serie de medidas preventivas que mejoren la vegetación de ribera para que se generen zonas de sombreado a los ecosistemas, la creación de refugios térmicos a lo largo de las masas de agua y protección de las aguas subterráneas.
IMPACTOS A CORTO Y LARGO PLAZO
En el corto plazo, entre el 27% y 35% de las masas de agua, en función del escenario de cambio climático tomado como referencia, presentan un riesgo alto o muy alto de pérdida o reducción significativa del hábitat para las especies de aguas frías, con los tramos intermedios de los ríos como los más afectados. En el largo plazo, el impacto del cambio global incidirá entre el 55% y 80%, aumentando la superficie afectada y dividiendo los ecosistemas.
En relación con la afección sobre los macroinvertebrados, en el corto plazo el cambio climático provocará que entre el 4% y 32% de las masas de agua se encuentren en riesgo alto, mientras en el largo plazo se incrementará oscilando el 83%-92%. “Esto significa que hay una afección en todos los tramos de los ríos: cabeceras, tramo medio y tramo bajo”, advierten los especialistas.
La investigación ayuda a mejorar el conocimiento sobre los riesgos del cambio climático y permite a los organismos competentes de su gestión, como las confederaciones hidrográficas, priorizar áreas de actuación e implementar medidas que reduzcan la vulnerabilidad y se puedan incorporar en los planes hidrológicos.
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