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La visita de Biden a Australia ha sido pospuesta para que pueda centrarse en las conversaciones sobre el límite de gastos en Washington

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MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha aplazado su viaje a Australia y Papúa Nueva Guinea, planeado para después de las reuniones del G7 en Japón, para así poder continuar las negociaciones con la Cámara de Representantes en materia del aumento del techo de gasto para evitar el impago de las deudas del país.

A través de un comunicado, la Casa Blanca ha anunciado que Biden ha hablado con el primer ministro australiano, Anthony Albanese, para comunicarle la noticia del aplazamiento e invitarle a una visita de Estado en Washington en otra ocasión. También ha hablado con James Marape, el primer ministro de Papúa Nueva Guinea, para tratar de buscar otro momento para el viaje.

La del límite del techo de gasto es una negociación que lleva semanas atascada entre el presidente y el Congreso, de mayoría republicana, y que ha llevado a Biden a reunirse con el líder de la Cámara, Kevin McCarthy, para tratar de desencallarla.

Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, ha asegurado que este cambio de planes de última hora no daña la imagen exterior de su país: “Todos los líderes de las democracias, entienden y respetan el liderazgo estadounidense en el escenario mundial, y saben que nuestra capacidad para pagar nuestras deudas es una parte clave de la credibilidad y el liderazgo de EEUU en todo el mundo”.

Estados Unidos alcanzó el límite propuesto para su deuda, de 31.400 millones de dólares (28.417 millones de euros), lo que llevó al Departamento del Tesoro a tomar medidas que permiten al país ampliar el plazo de pago hasta junio, un término que también está llegando a su fin.

Los miembros republicanos de la Cámara creen que el país podría concurrir en un impago de su deuda y han propuesto aumentar el límite de ésta y a su vez recortar en gastos, una medida que rechaza la Casa Blanca, al considerar que implicaría una pérdida de confianza en la economía estadounidense y provocar una crisis financiera.


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