VALLADOLID, 15 (EUROPA PRESS)
Los agricultores de Castilla y León han pedido a San Isidro, su patrono, lluvias que alivien los regadíos, “aunque sea tarde” para la “mayor parte” del cereal, y han asegurado que tienen “poco que celebrar” por la sequía arrastrada desde hace meses.
El presidente de Asaja de Castilla y León, Donaciano Dujo, ha señalado que de la lluvia que pudiera venir depende que la cosecha de 2023 “se hunda más todavía y supere el triste récord de la de 2017, o que quede ligeramente por encima”.
En todo caso, Dujo ha asegurado que será la segunda peor de la década, debido a que la primavera “extraordinariamente” seca, tras un invierno parco igualmente en precipitaciones, con nieves casi ausentes, y especialmente el mes de abril, el más árido desde 1951, “han llevado la campaña a un callejón sin salida”.
Dujo también ha indicado que las predicciones de rendimientos elaboradas por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León sobre datos de la Aemet, “confirman numéricamente” lo que los agricultores y ganaderos “llevan constatando muchas semanas”, y es que hay rendimientos “muy por debajo de la media en trigo y aún más en cebada en todas las provincias, y peores aún en una franja amplia de intensa sequía que abarca provincias del sur pero que se extiende también hacia el este e incluso el norte de la región”.
Esta “pertinaz falta de agua”, ha precisado Dujo, unida a un suelo seco, temperaturas inusualmente elevadas y escasas reservas, arrastradas de tiempo atrás, “dejan poca esperanza en el pronóstico para las semanas que faltan para la ya inminente recolección”.
Con este panorama, Dujo ha señalado que el campo de Castilla y León camina a un “año crítico de pérdidas y una falta de liquidez que se hace insoportable”, porque se viene de otra cosecha mala, como fue la de 2022, y “encima en la campaña de costes de producción más alta de la historia”.
“Las administraciones, tanto autonómica, como nacional y europea, tienen que dar la cara por el sector que alimenta la sociedad, porque la situación es muy grave y está en juego la supervivencia de muchas explotaciones”, ha subrayado el presidente de Asaja en Castilla y León.
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