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Rajoy se sintió cómodo en Santiago, ya que pasó del paseo por el casco antiguo y el Ensanche a ser parte del “Banquete de Conxo” y se sintió como en casa

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El expresidente degustó antes las truchas en una localidad próxima a la capital gallega, Oroso, en su segunda jornada de campaña en Galicia

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 14 (EUROPA PRESS)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha elegido Santiago de Compostela y su entorno este domingo para su segunda jornada de campaña electoral en Galicia, tras participar en varios actos en la provincia de Pontevedra este sábado, que concluyó con un baño de masas en la ciudad gallega a la que está más vinculado: Pontevedra.

Y tras caminar la provincia pontevedresa, en su segundo día de campaña en Galicia Rajoy ha pasado por Oroso, una localidad próxima a la capital gallega donde ha podido degustar sus truchas en la ‘Festa da Troita’, antes de desplazarse a la ciudad en la que también se siente como ‘en su casa’: Santiago de Compostela.

“Para mí es un gusto estar en Santiago”, ha admitido Rajoy, al lado del candidato local, Borja Verea, y de la número dos del partido, Paula Prado, mientras que en la céntrica Praza do Toural compostelana apuntaba con el dedo a la que es su casa natal. “En esa casa he dormido yo muchas veces, a cien metros estudié en el Colegio de las Huérfanas, y a unos 500 metros, me licencié en la Facultad de Derecho”, ha rememorado.

También ha recordado su primera etapa ‘político-profesional’ Rajoy, como director xeral, cuando tuvo que volver a recalar en Santiago “una temporada”. “Como ustedes comprenderán, probablemente este sea el lugar donde más a gusto puedo hacer una campaña electoral”, ha defendido, antes pasar a elogiar a Verea con un giro muy Rajoy: “En fin, esto es historia y yo no he venido a hablar de mí”.

Y dicho y hecho ha procedido a enumerar cualidades de Verea, a quien ha calificado de “profesional brillante” y cuyo “arrojo” ha reivindicado. Todo ello, tras pedir “disculpas” por llegar unos diez minutos tarde al punto de encuentro convenido con los periodistas.

“Ya saben ustedes que esto de la campaña no hay quien lo controle y venimos de Sigüeiro de tomar unas truchas. Con lo cual creo que es un cierto, ¿cómo se llama? Eximente de responsabilidad, no. Atenuante. Es un atenuante”, ha bromeado entre risas.

ENCUENTRO CON ‘PEDRO SÁNCHEZ’

Y entre risas, mientras hablaba con Verea y Prado, ha emprendido un paseo por la zona vieja de la ciudad, con más comentarios entre los vecinos y turistas que ‘selfies’ como tal. Pero alguno hubo y también algún efusivo saludo: “¡Qué tal Mariano!”

Además, Rajoy puede decir que este domingo se encontró con ‘Pedro Sánchez’. “El bueno”, según sus propias palabras, toda vez que el ciudadano en cuestión con el que habló no tenía parecido alguno al presidente del Gobierno.

Tras el paseo por el casco viejo, los dirigentes populares continuaron al Ensanche y, posteriormente, se desplazaron a uno de los epicentros de la actualidad compostelana este domingo: el ‘Banquete de Conxo’.

TORTILLA, EMPANADA Y PULPO EN CONXO

Promovida años atrás por Compostela Aberta, la fuerza de la órbita rupturista que, con Martiño Noriega como alcalde, dirigió la capital gallega durante un mandato local, el ‘Banquete de Conxo’ se ha consolidado y reúne este domingo, en un ambiente festivo y menos cargado de ideología que en su origen histórico, a una gran cantidad de vecinos.

Con disfraces de época y entretenimientos tradicionales para niños, ningún partido político se ha perdido la celebración. No lo hicieron la candidata del BNG, Goretti Sanmartín, ni el alcalde y aspirante socialista a la reelección, Xosé Sánchez Bugallo. Y tampoco Verea, con Rajoy, quien, tras las truchas de Oroso, degustó con los ‘suyos’ tortilla, empanada y pulpo.

Y si Bugallo tuvo más protagonismo como alcalde, Rajoy pudo ver la ‘performance’ del Banquete de Conxo en la que se recuerda la historia de una cita clave en el galleguismo: una comida organizada en 1856 por un grupo de intelectuales, entre los que estaban Eduardo Pondal, Aurelio Aguirre, Manuel Murguía y Luis Rodríguez Seoane, y en la que los homenajeados eran obreros y artesanos, servidos a la mesa por los primeros, para reivindicar la libertad e igualdad entre clases sociales.


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