MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
La Coalición Nacional Siria ha criticado este martes a la Liga Árabe por “recompensar” al Gobierno de Siria, liderado por el presidente Bashar al Assad, con un asiento en la organización tras años de supuestos crímenes contra el pueblo sirio.
“Devolver a Damasco a la Liga Árabe con la esperanza de una respuesta del régimen hacia un proceso político (de transición) es una decisión completamente equivocada y brinda una oportunidad para que aumente su brutalidad contra el pueblo sirio”, ha precisado el presidente del organismo, Salem al Meslet, en rueda de prensa.
En este sentido, ha afirmado que pese a que cada país “es libre de tomar decisiones con respecto a su seguridad y estabilidad”, la normalización de relaciones con Damasco “no cambiará la verdad” de las muertes, los desplazamientos, la destrucción y desaparición de miles de personas en el país.
“Apreciamos las posturas de los países hermanos durante los años de la revolución, y no dudamos de sus intenciones, pero estamos seguros de las posiciones de este régimen”, ha dicho, agregando además que a la Coalición Nacional, “representante legítimo del pueblo sirio”, no se le consultó durante el proceso.
Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe reunidos en El Cairo acordaron el domingo readmitir a Siria en la organización, lo que significa un nuevo paso en la normalización de las relaciones de Damasco con el mundo árabe, después de que esta semana se hayan reunido los ministros de Exteriores de Jordania, Arabia Saudí, Irak y Egipto con su homólogo sirio en Amán.
Al Assad no ha mostrado hasta ahora disposición alguna a un cambio político en el país, una posibilidad que parece aún más alejada gracias al apoyo de Irán y Rusia y a que el país está sumido en una profunda crisis y prácticamente devastado por la guerra.
El presidente sirio ha intentado, sin embargo, acercarse a otras capitales para obtener apoyos y, especialmente, financiación para reflotar la economía siria y empezar la reconstrucción. En este contexto, ha utilizado los terremotos registrados en febrero en el sur de Turquía, que dejaron miles de muertos en el país árabe, como punta de lanza para reclamar fondos y ayuda internacional.
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