MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha destacado los “progresos significativos” en la aplicación del acuerdo de paz alcanzado en noviembre de 2022 entre el Gobierno de Etiopía y el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) y ha destacado la importancia de la retirada de las tropas eritreas del país para lograr nuevos avances.
Blinken ha indicado que el acuerdo, firmado hace seis meses, “dio inicio a un proceso de paz y recuperación que continúa a día de hoy” y ha recalcado que hasta la fecha ha permitido “restaurar los servicios esenciales, la entrega de ayuda humanitaria, la entrega de armas pesadas por parte del TPLF, la liberación de detenidos, el inicio de un proceso exhaustivo e inclusivo de justicia de transición y el establecimiento de una administración regional interina en la región de Tigray”.
“Estados Unidos pide un seguimiento continuo (del acuerdo), incluido el despliegue de observadores adicionales para la protección de los civiles y llevar a cabo un proceso efectivo de desarme, desmovilización y reintegración”, ha manifestado, antes de incidir en que “un proceso de justicia de transición creíble, incluida la rendición de cuentas de los responsables de violaciones y abusos de los Derechos Humanos, será clave para lograr una paz sostenible en el norte de Etiopía”.
Así, ha sostenido que “el exitoso proceso de paz en el norte de Etiopía subraya la oportunidad de lograr la paz también en la región de Oromía”, después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, haya anunciado el inicio de conversaciones con el rebelde Ejército de Liberación Oromo (OLA).
“Estados Unidos aplaude el inicio de conversaciones en Tanzania, anunciadas por Abiy, entre el Gobierno de Etiopía y miembros del OLA y anima a todas las partes a negociar de buena fe de cara a una resolución mutuamente aceptable”, ha dicho, al tiempo que ha ensalzado la “importancia” de su asociación con Adís Abeba y su “compromiso para trabajar juntos en estos y otros asuntos de interés mutuo”.
El conflicto en Tigray estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército etíope, situada en Mekelle, tras lo que Abiy ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo, incluida la negativa del TPLF a la hora de reconocer un aplazamiento electoral y su decisión de celebrar comicios regionales al margen de Adís Abeba.
El TPLF acusó a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.
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