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El Museo de la Automoción de Salamanca ha destacado como pieza del mes un Ford T del año 1944 que es impulsado a través de gasógeno

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SALAMANCA, 3 (EUROPA PRESS)

Un vehículo Ford T de 1944 propulsado por gasógeno, como “precursor de las fuentes energéticas sostenibles en los automóviles”, es la pieza del mes de mayo en el Museo de la Historia de la Automoción de Salamanca (MHAS).

Según el centro expositivo, “con esta pieza única”, el museo “invita a la reflexión sobre el futuro del automóvil y la forma de utilizar las distintas fuentes energéticas” que se utilizan a diario.

En concreto, el MHAS presenta un gasógeno de 1944, de la colección Redondo-Berdugo, fabricado y diseñado en Logroño por Eugenio Sáenz Hierro, montado sobre un Ford T, “un ingenio considerado de interés nacional en su época que fue presentado como una alternativa a la gasolina”, ha avanzado.

“Muchos fabricantes de gasógenos eran artesanales, aunque grandes empresas como Ford-España o Michelin también los fabricaron”, ha recordado el museo salmantino, además de reseñar que “los usaban coches, autobuses, camiones e, incluso, motocicletas, primándose a los taxistas que lo instalaban, con un incremento del 50% en su cupo de combustible”.

“No era fácil mover un vehículo con gasógeno, pues su encendido requería una preparación de unos 90 minutos antes de salir. El arranque era con gasolina, pasando a continuación a funcionar con los gases del gasógeno, alimentado por distintos materiales como cáscaras de avellanas o de almendras, y con otros menos eficientes como leña, carbón o papel”, ha explicado.

Asimismo, ha indicado que “la potencia resultante era muy escasa, generalmente un tercio, lo que se notaba en las cuestas, debiendo incluso, los autobuses, hacer bajar en ellas a los viajeros, que también tenían que soportar el calor del gasógeno en las plazas traseras”.

“Por otra parte, también los incendios eran frecuentes en garajes y calles, ya que el artefacto, caliente por el uso, propiciaba estos incidentes”, ha reseñado en una información donde ha añadido que “los gasógenos llevaban hasta tres filtros para depurar los gases emitidos, pero el fino polvo de la caldera y los gases resultaban muy corrosivos para los motores, sobre todo para las válvulas”.


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