VALLADOLID, 2 (EUROPA PRESS)
Un año más de cárcel que sumar a su ya larga lista de condenas es la pactada este martes por el estafador multirreincidente Josué S.J, en esta ocasión por engañar a un vecino de Medina del Campo (Valladolid) que pretendía reformar su vivienda y pagó al condenado por trabajos que no llegaron a ejecutarse.
El acuerdo entre el acusado y la Fiscalía de Valladolid, recogido por Europa Press, ha evitado la celebración del juicio y se ha traducido en una breve vista en la que Josué S.J, quien se exponía a una posible condena de tres años y medio de prisión, ha asumido una pena de un año de privación de libertad por delito de estafa, con la agravante de reincidencia y la atenuante de reparación parcial del daño, junto con el pago de una indemnización en favor de la víctima por importe de 4.200 euros.
La agravante de reincidencia no es por la quincena de condenas por hechos idénticos con que cuenta el acusado–suman un total de 24 años de cárcel–, ya que todas ellas son posteriores a los hechos objeto de la presente causa, sino por una estafa anterior que concluyó con su condena a un año y dos meses de cárcel dictada el 30 de enero de 2018 por la Sección Primera de la Audiencia de San Sebastián.
La causa por la que ahora asume un año de cárcel se remonta a agosto de 2019 cuando la víctima contactó con Josué S.J. a través del portal de internet Habitissimo a fin de realizar una obra de reforma integral en una vivienda situada en la calle Las Farolas de Medina del Campo.
El acusado asumió una identidad falsa y fingió actuar en nombre de una empresa de reformas, situada en Zamora capital, con la que en realidad no tenía vinculación alguna.
Así, acordó con el cliente que llevaría a cabo los trabajos por un precio de 25.000 euros y le remitió un presupuesto por correo electrónico en fecha de 9 de agosto de 2019, tras lo cual la víctima le entregó en varios pagos la cantidad total de 10.800 euros en efectivo.
Se personaron durante cuatro días algunos trabajadores y comenzaron la obra, si bien los trabajos quedaron a partir de entonces interrumpidos, y ello a pesar de las continuas llamadas del propietario de la vivienda y la promesa de Josué de que se reiniciarían los trabajos el 20 de septiembre de ese año.
El dueño del piso se enteró entonces de que no había vinculación laboral entre el acusado y la empresa de reformas para la que había dicho que trabajaba y quiso resolver el contrato, si bien sólo logró que el presunto estafador le devolviera 1.000 euros.
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