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Las mujeres que tienen discapacidad están superando barreras sociales y logrando avanzar en la “escalera tecnológica”

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MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

La Fundación Telefónica y la Fundación GoodJob se han propuesto romper las barreras que separan a la discapacidad de determinadas profesiones con un perfil más tecnológico. Una de las beneficiadas es Jennifer Gonzalez, una joven a la que diagnosticaron de adulta Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Abandonó los estudios en el instituto e incluso probó suerte en el Ejército. Contra todo pronóstico, se armó de valor y encauzó su vida. Hoy es criminóloga, tiene un máster en ciberseguridad y trabaja en Telefónica Tech.

Este jueves se conmemora el Día Internacional de las Niñas en las TIC (Tecnologías de la Información) para evidenciar la escasa presencia de adolescentes y mujeres en carreras tecnológicas, científicas o matemáticas, las denominadas carreras STEM. “En el ámbito de las TIC es clave visibilizar la labor de mujeres que realizan una labor profesional, eso sí, como también es fundamental divulgar sobre las disciplinas STEM”, reivindica en una entrevista a Servimedia esta experta en ciberinteligencia de Telefónica.

La brecha digital se torna más profunda cuando se introduce la variable de género, pero esta granadina de 36 años residente en Barcelona insiste en que “no hay que poner cuotas ni forzar a las personas”. “Pienso que todo el mundo debe poder escoger lo que le gusta. Se trata de facilitar que tanto mujeres como hombres puedan formarse y trabajar en lo que han escogido. Tiene que haber mecanismos para encaminar el talento y que no se frustren vocaciones”, asevera.

Así fue como, tras una adolescencia rebelde y ser madre soltera, Jennifer descubrió un talento ‘oculto’ hasta ese momento. “Empecé a ir a la escuela de adultos para obtener el acceso a Grado Superior y vi que se me daba bien estudiar”, reconoce. Se matriculó en el programa Impact#include de la Fundación GoodJob, que forma a personas con discapacidad en competencias digitales en materia de ciberseguridad.

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Tras seis semanas de intensa enseñanza, la joven aguardó nerviosa la llamada que tanto esperaba; y por fin llegó. “Tuve que pasar varias entrevistas y en el último momento me comunicaron que no me habían cogido”. “Como soy una inconformista le insistí mucho a Patricia, que después sería mi preparadora laboral, y al rato me llamó de nuevo para decirme que el lunes empezaba”, rememora Jennifer. “Aquí sigo desde el 22 de septiembre de 2021 y desde entonces no solo hago mi trabajo, sino que colaboro en el blog de Telefónica realizando artículos de concienciación”.

ALGO ESTÁ CAMBIANDO

La joven se muestra encantada porque ha encontrado en esta profesión la ‘mejor terapia’ para su TDAH. “En mi caso, trabajar en ciberseguridad es lo mejor que me ha pasado porque necesitamos mucha dopamina y adrenalina. En este trabajo cada día es diferente. No sabes cuándo puede haber un incidente y eso es lo que yo necesitaba, no un trabajo rutinario”, asegura con convicción.

“Además me siento muy arropada y comprendida por mis compañeros, que todo hay que decir, mayoritariamente son mujeres”, subraya. “Tengo la percepción de que esto está cambiando. En Telefónica Tech hemos estado hasta hace unos meses dos chicas en un equipo de tres. Mi actual coordinadora del proyecto es una mujer, también lo es mi jefa, y en el resto del equipo también hay mayoría de mujeres”, asevera la especialista. “Sí es cierto que todavía falta perfil femenino en la parte técnica, pero no tanto en la parte de inteligencia. Creo que lo que hay que hacer para conseguir la paridad es animar a las jóvenes a perseguir su vocación y vencer a los estereotipos de género”, insiste Jennifer.

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Si hay algo que comparten todos los estudiantes, hombres y mujeres, que participan en estos cursos de formación en ciberdelincuencia para personas con discapacidad es la motivación e ilusión por lograr un futuro mejor. La Fundación Telefónica colabora en el programa de empleabilidad Impact#include desde hace más de tres años a través de sus voluntarios. Empleados que disfrutan compartiendo su tiempo y sus conocimientos con los estudiantes.

“El nivel de este equipo nunca lo había visto antes tanto por la motivación que tienen y como por la capacidad de superarse”, asegura sorprendido el voluntario Juan Luis Bermúdez, Security Manager en Telefónica Tech. “Cuando hay una discapacidad del tipo que sea creo que son personas que están acostumbradas a buscarse la vida y de entrada eso ya es ‘un plus’ con respecto a los demás“.

Este proyecto es “un ejemplo” de que las personas con discapacidad pueden trabajar en el sector tecnológico y desempeñar funciones de alto nivel como las demás. El director de Acción Social y Voluntariado de Fundación Telefónica, Carlos Palacios, subraya que los más vulnerables también puedan “desarrollar todo su potencial utilizando la tecnología”.

“Nosotros fomentamos la formación en competencias digitales para mejorar su empleabilidad. Este proyecto es un ejemplo de ello, en el que colaboramos con la Fundación GoodJob aportando nuestro conocimiento y nuestros voluntarios que participan como mentores y formadores en competencias digitales a los participantes en ámbitos como la ciberseguridad, el cloud o el internet de las cosas”, explica Palacios.

Este proyecto camina ya por su séptima edición y alcanza cotas de éxito del 85% de empleabilidad. Es sin duda un programa que cada año atrapa a más alumnos porque entrar a formar parte de esta familia tecnológica implica que se abran más que puertas, pantallas. Se trata de pasar a otro nivel ‘del juego’. Esto es lo que viene a afirmar el director académico de la Fundación GoodJob, Román Ramírez.

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“Las posiciones de trabajo que suelen ocupar las personas con discapacidad se encuentran en la base de la pirámide laboral sin una proyección importante con impacto en la sociedad”, esgrime Ramírez. “A través de esta incitativa se logra sacar a nuestros profesionales de la base y subirlos a la pirámide tecnológica. Los colocamos en otro mundo totalmente diferente, lleno de motivación.”

En ese estado de ilusión permanente se encuentra Maribel Taboada, una alumna de 50 años con discapacidad visual y auditiva que está terminando su formación. “Yo estoy empezando a disfrutar del curso ahora que está terminando porque ves lo que llevas aprendido, todo lo que has avanzado y estoy muy contenta”. Esta administrativa se encontraba en situación de desempleo de larga duración y sentía que “había llegado a un punto muerto”. Entonces decidió que tenía que avanzar. “He vuelto a despertar y ahora tengo ganas de aprender, de estudiar. No es fácil sobre todo cuando no has tocado nada de esto en tu vida. Al principio estábamos un poco como abrumados porque todo era nuevo, pero luego te vas acostumbrando y cogiendo el ritmo”.

Maribel se ha adaptaba tan bien al curso que confiesa que ahora mantiene conversaciones con su hija mayor, que también ha estudiado una carrera tecnológica. “Ahora hablamos el mismo lenguaje”, asevera esta renovada mujer. Esta madre con discapacidad que aprende a combatir la ciberdelincuencia ha tumbado de ‘un golpe’ tres brechas: la digital, la de género y la generacional.


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