CÁDIZ, 25 (EUROPA PRESS)
La Universidad de Cádiz y la multinacional Sika han firmado este martes un nuevo acuerdo para cooperar en los ámbitos de la protección del hormigón, las fachadas de edificios y los procesos industriales con una nueva tecnología que mejora la funcionalidad de estas estructuras al estar protegidos contra la entrada de agua y aceite.
El convenio ha sido suscrito por el rector de la UCA, Francisco Piniella, y por la jefa de la Oficina de Innovación y Sostenibilidad de Sika, Patricia Heidtman, y se debe a la “exitosa” relación ya existente entre ambas entidades para el desarrollo de técnicas innovadoras centradas en la conservación de estructuras de hormigón, ha explicado la UCA en una nota.
En esta ocasión, la UCA y Sika aúnan sus conocimientos para ampliar estas tecnologías a otros ámbitos de aplicación y abrir nuevos mercados potenciales.
La asociación UCA-Sika se formó en el contexto de InnovaConcrete, un proyecto Horizonte 2020 del programa de financiación de la investigación y la innovación de la Unión Europea, liderado por la UCA, con la participación de hasta 29 socios de 11 países diferentes (entre ellos, Sika).
Esta se centró en el desarrollo de técnicas innovadoras para la conservación del patrimonio monumental en hormigón del siglo XX y obtuvo el reconocimiento del Radar de Innovación, de la Comisión Europea.
Las innovadoras tecnologías, diseñadas por el grupo de investigación de Nanomateriales de la Universidad de Cádiz, dirigido por la profesora María Jesús Mosquera, fueron desarrolladas específicamente para el tratamiento del hormigón armado, junto con técnicas complementarias para todo tipo de sustratos cementosos, y probadas en diferentes monumentos y edificios de toda Europa.
Esta nueva tecnología mejora la funcionalidad de las estructuras de hormigón al permitir características protectoras como la protección contra la entrada de agua y aceite.
En este contexto, Sika sigue cooperando con la UCA para seguir desarrollando y ampliando las funcionalidades de esta tecnología de modificación de superficies, donde en el ámbito de la protección del hormigón, la nueva tecnología prolonga significativamente la durabilidad de sus estructuras. Las áreas típicas de aplicación abarcan fachadas de edificios y otras superficies de hormigón.
El rector de la UCA, Francisco Piniella, ha subrayado la importancia y la trascendencia de este acuerdo ya que “el liderazgo desde el sur y desde la periferia es una misión muy complicada para una universidad como la UCA”, por eso “debemos esforzarnos el doble para demostrar que podemos ser los primeros, para combatir la distancia y los prejuicios”.
La firma de este protocolo para compartir con la multinacional Sika una misma estrategia de innovación y uso de nuevas tecnologías para la protección de materiales es “un hito”, ha definido Piniella, quien se ha mostrado satisfecho por alcanzar “un lugar top con un aliado excepcional”.
Por su parte, Patricia Heidtman, directora de Innovación y Sostenibilidad y miembro de la Dirección del Grupo Sika, ha señalado que la cooperación entre UCA y SIKA permite compartir conocimientos, recursos y habilidades, “dando lugar a soluciones de alto rendimiento en materiales de construcción sostenibles”.
María Jesús Mosquera, vicerrectora de Política Científica y Tecnológica de la UCA ha señalado que tanto Sika como la Universidad de Cádiz son sinónimos de “investigación puntera y talento científico” y que juntos “nos beneficiaremos de una corriente de prometedores avances en la protección del hormigón y la construcción sostenible”. “Nuestra cooperación tendrá un gran impacto en el desarrollo de edificios y comunidades sostenibles y resilientes en todo el mundo”, ha añadido.
Sika es una empresa química suiza especializada en el desarrollo y producción de sistemas y productos para pegar, sellar, amortiguar, reforzar y proteger en el sector de la construcción y la industria automovilística. Tiene filiales en 101 países de todo el mundo y produce en más de 300 fábricas. En España fue fundada en 1954 en Alcobendas (Madrid), aunque sus productos comenzaron a comercializarse en 1930.
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