Los policías aseguran que los datos extraídos del móvil de la joven corroboran su versión
SANTANDER, 19 (EUROPA PRESS)
El padre y la hija que ayudaron a la presunta víctima de prostitución en un piso de la calle Miguel de Unamuno de Santander en 2019 han asegurado hoy que cuando la joven de Colombia llegó a su casa estaba “mal” y “aterrada” por las amenazas que habría recibido por parte de los acusados y con “mucho miedo”.
Así lo han manifestado ambos este miércoles durante la segunda sesión del juicio, que se celebra en la Audiencia Provincial de Cantabria, y donde también han testificado hoy varios agentes de la Policía Nacional encargados de la operación, quienes han afirmado que la información extraída del móvil de la denunciante corrobora su versión.
A preguntas de la Fiscalía, de la acusación particular y del abogado defensor sobre los hechos ocurridos el 14 de octubre de 2019, el hombre al que la víctima pidió ayuda al salir del piso donde supuestamente estaba siendo forzada a prostituirse ha declarado que la chica, que estaba “mal y llorando”, le contó la situación que vivía y que “no le habían dado de comer” ese día por negarse a trabajar.
Según ha relatado, la denunciante le dijo que una amiga de la infancia le había ofrecido trabajar en un bar en España, pero que cuando llegó a Santander “le dijeron que tenía que prostituirse” para pagar la deuda del viaje. Posteriormente, el hombre la llevó a su casa, algo que la joven “agradeció muchísimo”, y su hija llamó a la Policía y a los servicios de atención a las víctimas de trata.
La hija ha asegurado que la mujer, que cuando le dieron de comer “se notaba que tenía hambre”, les prometió que “le habían engañado” y que “no sabía que iba a tener que prostituirse” al llegar a España. Además, según ha dicho, “habló de amenazas a ella y a su familia” y de que “tenía miedo a la Policía” porque una de las acusadas, la encargada de los pisos en Torrelavega y Santander, le había amenazado con que “tenían contactos” con algunos agentes.
“Ella no tenía decisión de nada. Le dijeron que iba a trabajar en un lugar normal”, ha manifestado la hija del viandante que ayudó a la presunta víctima, al tiempo que ha asegurado que les contó que le habían quitado el pasaporte y que tenía que pagar una deuda “de unos 6.000 euros”.
Respecto al pasaporte, algunos de los agentes de la Policía Nacional encargados de la operación que han testificado han señalado que la joven lo tenía consigo, y que lo que le quitaron fue la tarjeta SIM de su móvil para dejarla incomunicada.
Los policías responsables de extraer los datos del teléfono que les dio la presunta víctima han considerado que corroboran su versión, ya que, entre la información obtenida, figuraban amenazas por WhatsApp, el resguardo del billete de avión a París con escala en Madrid comprado y enviado mediante correo electrónico por una de las acusadas, los números de teléfono del resto de los juzgados, y fotos “sensibles” de la joven que fueron subidas a una web de servicios sexuales con una cuenta asociada a un email que “coincidía con el nombre” de uno de los acusados.
Además, según ha explicado uno de los agentes, a la víctima “se le dijo que perdiera el vuelo a Paris” y se quedase en Madrid, un dato que considera “importantísimo”, ya que al no subirse a bordo del avión hacia la capital francesa, “ella sale de la zona de tránsito internacional de Madrid sin controles, y así las personas que la han traído se aseguran que no van a tener problemas”. “Que pierda el vuelo de París es sintomático de que estas situaciones están encaminadas a lo que investigamos”, ha añadido el policía.
De hecho, otro de los agentes para quien la información del móvil “concordaba” con lo que la chica les había contado ha respondido a una pregunta del abogado defensor sobre si la compra desde España del billete de avión con escalas se debería a que es “más barato”, algo que “desconoce”, pero, ha dicho, ese movimiento es una práctica “muy común” entre las organizaciones criminales, porque en Francia los controles “son menos rígidos”.
Por otro lado, la presunta víctima aseguró en la jornada de ayer que había estado viviendo en Francia posteriormente a los hechos, algo que “no les consta” a los agentes.
Acerca del “coche azul” en el que según la denunciante fue trasladada desde Madrid a Torrelavega, uno de los agentes ha dicho que “no hay que hacer un ejercicio de lógica muy grande” para saber que ese vehículo se utilizaba “para ir a recaudar” al piso de Santander desde Torrelavega, aunque para la defensa eso es una “deducción y no un hecho”, ya que no se llevaba a cabo un seguimiento del coche.
Finalmente, los que se encargaron de registrar el piso de la calle Julián Ceballos de Torrelavega, utilizado también como casa de citas; y el de la plaza del General Ceballos, en el que vivía la acusada que dirigía los pisos; encontraron en el primero a cuatro mujeres que ejercían la prostitución, cámaras de seguridad o documentos con anotaciones de los servicios que se ofrecían.
Y en el segundo, hallaron una cantidad “anormal” de dinero “distribuida” en varias zonas de la casa, agendas con anotaciones sobre las actividades que se hacían en los pisos y una tarjeta de embarque y un billete de avión a nombre de las dos acusadas que controlaban los pisos de Miguel de Unamuno en Santander y el de la calle Julián Ceballos de Torrelavega.
La tercera jornada de la vista tendrá lugar mañana con la participación de más testigos y la aportación de pruebas periciales será desde las 11.30 horas.
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