La guerra de Ucrania protagoniza el informe de 2022, que revela 1.022 millones de euros inmovilizados a oligarcas rusos
MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El pasado año hubo un aumento de campañas de desinformación en España y en toda Europa que el informe de Seguridad Nacional de 2022 atribuye a “la órbita del Kremlin”, como un elemento más de la invasión rusa de Ucrania.
El informe fue aprobado el pasado día 12 de abril en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional presidida por el Rey en el Palacio de la Zarzuela. En ella participaron también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, otros doce miembros del Consejo de Ministros y varios altos cargos del Ejecutivo, como la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Esperanza Casteleiro.
El documento, recogido por Europa Press, está protagonizado en muchos de sus ámbitos por la ofensiva rusa en Ucrania, iniciada en febrero del pasado año y que señala como responsable de la tensión geopolítica, el aumento de precios o la crisis energética.
En este contexto, alerta de las campañas de desinformación como uno de los elementos de las estrategias híbridas de actores estatales y no estatales y subraya la necesidad de su detección y también concienciación de la ciudadanía. “El riguroso respeto del derecho constitucional a la libertad de expresión consagrado en el artículo 20 de la Constitución no es incompatible con el derecho a comunicar y recibir información veraz que igualmente reconoce el citado artículo”, precisa.
ACTIVIDAD DEL CNI
Pese a la dificultad de atribución, el informe señala directamente al Kremlin como autor de herramientas de desinformación, con el apoyo a movimientos extremistas o ataques a la credibilidad de las instituciones públicas. Y revela que el CNI realiza un seguimiento de las actividades de servicios de inteligencia hostiles relacionadas con campañas de desinformación, “apoyando su detección y facilitando su atribución”.
También alude a la presencia de servicios de inteligencia extranjeros en España y revela una fuerte caída de su actividad en el año 2022 (la menor de los últimos diez años) como consecuencia de la expulsión de 27 diplomáticos rusos de España como parte de las medidas consensuadas en la Unión Europea.
En el contexto de la guerra de Ucrania, Seguridad Nacional refleja que la tendencia de los últimos años apunta hacia “un mayor proteccionismo”, con unas dependencias económicas más localizadas en países afines y un clima más polarizado, no solo con Rusia sino también con China.
Así, refleja que la guerra de Ucrania ha provocado una reacción de cohesión en el seno de la Unión Europea y la OTAN, incluyendo sanciones y compromisos de gasto de incremento del gasto en defensa, hasta el 2% del PIB en 2029 en el caso de España.
Las sanciones a oligarcas rusos han sido precisamente objeto de seguimiento de un grupo de trabajo creado al respecto y que, en concreto, ha acordado la inmovilización de 64 fondos y las cuentas bancadas vinculadas. En total, en el año 2022 se inmovilizaron bienes por un valor de casi 1.022 millones de euros.
El informe define la agresión militar de Rusia como “un ataque directo” contra la estabilidad mundial, “al tiempo que desafía y cuestiona la arquitectura de seguridad occidental” y convierte “en realidad” la amenaza expansionista de Rusia en el este de Europa. Para Ucrania, destaca que el apoyo internacional sigue siendo “decisivo” para su supervivencia como Estado soberano.
SUBIDA DE PRECIOS
Además, expone que el conflicto ha provocado “una creciente tensión” en el mercado mundial, con un incremento en los precios de los alimentos y efectos negativos sobre la seguridad alimentaria mundial, especialmente en los países más vulnerables.
En España, constata que los precios de las principales materias primas en 2022 han estado “muy por encima” del año anterior y de la media de los cinco previos y alude a medidas adoptadas para “mitigar el impacto de la invasión de Ucrania en los distintos sectores primarios”.
El informe refleja además un incremento de ciberataques a infraestructuras críticas relacionadas con el sector del transporte, entre otros, “de países de la OTAN por parte de actores pro-rusos”; ante lo que asegura que se ha aumentado la cooperación entre organismos para garantizar su protección.
En España reconoce que las ciberamenazas siguen siendo una de las principales amenazas para las infraestructuras estratégicas, estando detrás de la mayoría de los incidentes detectadosdurante el año 2022.
En concreto, el pasado año se produjeron más de 15.500 incidentes relacionados con sectores estratégicos, más de la mitad relacionados con el transporte y los demás dirigidos sobre todo a la administración y el sector del agua. Ninguno de ellos fue considerado crítico y la mayoría (más de 9.300) se catalogaron con un nivel de peligrosidad alto.
RIESGOS PARA ESPAÑA
La ciberseguridad, las campañas de desinformación y la vulneración energética son los mayores riesgos para España durante los próximos cinco años, según señala el Informe de Seguridad Nacional del año 2022, que además arroja una perspectiva pesimista para la próxima década con un mayor grado de preocupación para todas las amenazas para la seguridad.
El informe incluye un análisis de riesgos que analiza las tendencias en un periodo de cinco años. En él, la vulnerabilidad del ciberespacio, las campañas de desinformación y la vulnerabilidad energética son los factores en los que se percibe un mayor deterioro en el próximo lustro.
Pero además, la guerra de Ucrania alzó la seguridad energética a la cabeza de la lista de riesgos en el año 2022 y condicionó también los demás elementos en cabeza: la vulnerabilidad del ciberespacio, la inestabilidad económica y financiera y la tensión estratégica y regional. Junto a ellos, los flujos migratorios irregulares completan la tabla de riesgos percibidos con una alta intensidad.
Estos índices se calculan mediante encuestas a 240 expertos, que además analizan el horizonte para el año 2032 y los resultados muestran un panorama donde todos los riesgos y las amenazas para la seguridad se perciben cada vez con un mayor grado de preocupación.
Los escenarios pesimistas han sido los más votados en las cuatro dimensiones que componen el estudio para los próximos diez años: la mayor fragmentación y complejidad geopolítica, la prevalencia del nacionalismo económico y el aumento de las barreras económicas, el uso de la tecnología como un arma, y el aumento de la degradación medioambiental en determinadas zonas del planeta.
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