Ambos museos trabajan cada día recuperar los visitantes perdidos a consecuencia de la pandemia
VALLADOLID, 16 (EUROPA PRESS)
Las figuras de José Zorrilla y Miguel de Cervantes tienen espacio y tiempo en Valladolid, donde se encuentran dos casas museo dedicadas a los insignes escritores, ambientadas en los siglos XIX y XVII, respectivamente, y desde las que se trabaja para llenar de literatura a la ciudad vallisoletana.
En el marco de la celebración del Día del Libro, Europa Press se ha acercado a cada uno de estos enclaves de la ciudad para conocer la labor que se lleva a cabo en cada uno de estos espacios culturales que han ido ganando peso en los últimos años.
La casa en la que nació Zorrilla en 1817 depende de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid y desde el año 2007, tras acometer una rehabilitación, se abre con un plan museístico más moderno. Además de contar la vida del personaje al que está dedicada, fundamentalmente gira en torno a la poesía y a la literatura; de hecho, el Centro de Publicaciones del Ayuntamiento se ubica en esta infraestructura decimonónica.
En una conversación con Europa Press, la responsable de la gestión del centro, Paz Altés Melgar, explicó que la casa “se ha convertido en un punto de referencia y encuentro para los poetas de la ciudad” y que, en torno a ella, se ha ido creando una familia de ahijados de la casa que la frecuentan con asiduidad.
Además de una sala de actos, cuentan con un jardín romántico que durante los meses del verano da cabida a todo tipo de actividades teatrales, musicales y poéticas. “Las actividades de la tarde vespertinas son muy populares, no hacemos distingos de nada, solamente es una cuestión de que haya espacio y tiempo para acoger a todo el mundo”, apuntó.
Desde hace tres años, asimismo, es la sede también de un programa municipal “muy ambicioso” que también está dedicado al mundo de las letras, Valladolid Letraherido, y en el que se “da cabida a todas las actividades de índole editorial o de índole literaria que se gestan en la ciudad y que necesitan un espacio y una forma de proyectarse”, destacó Altés.
En cuanto a los objetivos a corto plazo, Altés apuntó a la recuperación “del ritmo frenético de niños y jóvenes en la Casa de Zorrilla por las mañanas”. “Eso es un reto” –añadió– que no depende solo del museo porque “la iniciativa tiene que partir de los propios centros educativos” que, según ha deslizado, “tienen que perder el miedo y superar la inercia un poco peligrosa del inmovilismo que trajo la pandemia”.
La responsable del museo destacó que cuentan con un equipo profesional “magnífico” que se dedica a enseñar la casa y que “se meten a los chicos en el bolsillo”. Además, trasladó su empeño por que a Zorrilla se le perciba más allá de ser el autor del Tenorio porque, además, la figura del escritor está muy vinculada a los jóvenes: “Siempre hay una faceta y una parte de la biografía y carácter de Zorrilla que puede hacer que se enganchen a él”.
Considera que la tendencia a que acudiera gente mayor está “superada” y que ahora el reto es que a Zorrilla se le vea “como algo más” y que “Valladolid se sienta orgullosa de esa figura, además de que la visita sea lúdica”.
Los visitantes que recalan en esta casa se encuentran con el lugar en el que Zorrilla transcurrió su niñez y esto, según trasladó el guía del museo Javier Calaveras, “tiene muchísimo interés porque el autor escribe ‘Recuerdos del tiempo viejo’, donde utiliza la vivienda como escenario donde se fraguan sus primeros recuerdos”.
Así, subrayó como atractivo de la casa la sensación de “inmediatez gigantesca” porque es una ambientación que conjuga la infancia y la vida cotidiana del escritor de adulto sin dejar de lado la actividad literaria como “generadora de riqueza”. Además del sillón en el que muere el escritor en Madrid hay otros enseres como un pianoforte y un arpa de movimiento que “mantienen el sonido del siglo XIX” y una vez al año son desempolvados por “dos ancianitos”. Por último, ha destacado que el espacio más “cautivador” es el cuarto de huéspedes en el que a Zorrilla se le apareció un fantasma, el espectro de doña Nicolasa Caballero.
A 15 MINUTOS, LA CASA CERVANTES
Retrocediendo todavía más en el tiempo, desde el siglo XVII, Valladolid alberga “la única casa que se conserva en la actualidad, donde está documentado que vivió Miguel de Cervantes entre 1604 y 1606”. La técnica auxiliar de museos Carolina Martín Rodríguez, en un encuentro con Europa Press, puso en valor esta particularidad de la casa que, en sus palabras, “tiene mucho encanto porque es una recreación histórica”.
El hallazgo del expediente Ezpeleta, que recoge la muerte del caballero, fue un “suceso fundamental” porque todos los vecinos, entre ellos Cervantes, tuvieron que testificar y “gracias a ese testimonio se documentó que aquí vivió” el novelista.
La casa tiene una finalidad cultural desde finales del siglo XIX y hoy acoge actividades para los distintos segmentos de público, tal y como detalló la técnica del museo Eva Villar, quien puso el foco en este fecha que se aproxima: el Día del Libro. El próximo fin de semana, con motivo de esta efeméride, el museo desarrollará unos talleres infantiles en los que los niños realizarán un fanzine con copias de fotografías de la ilustre biblioteca cervantina del museo, fundada en 1916.
Además de ciclos de conferencias y otras actividades que llevan a cabo durante todo el año, Villar se detuvo en la colaboración que desde el año pasado se puso el marcha entre el Ministerio de Presidencia y la Junta de Castilla y León para contactar con asociaciones de Valladolid o de Palencia y “reservar una cuota de plazas para que niños en riesgo de exclusión o que están adoptados por familias vengan al museo y puedan disfrutar de estos talleres”. “Nos pareció interesante no segregar y no hacer talleres exclusivamente para ellos”, añadió.
Villar reconoció que es una “tarea complicada” acercarse al público juvenil a la que deben enfrentarse con “nuevas estrategias” en las que las redes sociales juegan un papel fundamental, apuntó, a la par que concretó que uno de los objetivos del museo es “ponerle un sitio en el mapa y que sea conocido a nivel internacional”. En esta línea, Villar avanzó que tienen pensada “en un futuro” una estrategia que es “entrar en contacto con los institutos Cervantes, de Europa y de todo el mundo”.
Los que se animen a recorrer esta casa, se encontrarán con varias estancias atractivas como el aposento que en 1948 fue utilizada para “recrear la labor de escritor de Miguel de Cervantes. “Tenemos esta gran mesa, tenemos incluso cuadros que aluden a episodios quijotescos y útiles de escritura, recreando esa labor”, detalló Martín, que puntualizó que los objetos no son originales de Cervantes, sino que han sido expuestos “tomando como base los inventarios y cartas de dote tanto de la mujer de Cervantes, Catalina de Salazar, como de su hija Isabel de Cervantes”.
Otro de los puntos que suscitan especial interés es la Biblioteca Popular Cervantina, que fue creada por el marqués de la Vega Inclán, que “informó al rey Alfonso XIII del estado ruinoso en que se encontraba la casa”. A partir de ahí, fue cuando comenzaron las labores conservadoras y restauradoras y en 1916, se creó esta biblioteca con fondos donados tanto por el propio marqués como por copias o duplicados de la Biblioteca Nacional.
“En sus inicios había como 4.000 libros y estaba dividida entre una zona de libros de carácter más popular y otra zona de libros más exclusivos de la obra cervantina”, precisó la técnica del museo, a la par que deslizó que ya han pasado más de 100 años desde la creación de la misma –que tiene fondos que datan de finales del siglo XVI– y se han llevado a cabo labores de conservación “para preservar este legado a las generaciones futuras”.
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