MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha condecorado recientemente al fraile franciscano vasco Luis María Uribe por su trabajo con personas con discapacidad y enfermos de lepra durante más de 40 años.
Uribe concretó a Servimedia que el reconocimiento se debe a su “servicio al progreso del país durante estos 40 anos viviendo con los enfermos de Hansen o lepra, y en este último periodo ayudando a las personas con discapacidad”. “De ir falleciendo constantemente tantos de los enfermos de Hansen (nos quedan ahora 65), nos ha quedado un pabellón en el pueblito para ir recibiendo a gente joven con discapacidades de habla, mentales, etcétera”, agregó, a los que el Gobierno surcoreano ha pedido a los franciscanos que los atiendan.
“Los usuarios del leprosorio Sanatorio del Sagrado Corazón son unos capacitados para darnos alegría mientras les ayudamos en cositas del día a día”, prosiguió. “Son ahora unos 50, jóvenes y menos jóvenes, chicos y chicas. Desde los 15 anos pueden ingresar con nosotros. Son como unos ángeles que nos llegan”, añadió.
Este franciscano bromeó con humildad y rebajó la importancia de la medalla que le ha concedido el gobierno surcoreano: “De los 50 millones de gente que hay en Corea se les ha ocurrido elegir al mas cateto”.
Luis María, cuyo nombre coreano es Yoo Eui-bae, nació en Gernika (Vizcaya) hace 78 años y lleva 43 al frente de una comunidad que atiende a personas con la enfermedad de Hansen y a otras con discapacidades en el condado de Sancheong, a casi 300 kilómetros al sureste de Seúl, en la provincia nororiental de Gyeongsang del Sur. “Ha sido uno de los 19 condecorados con la Medalla Nacional de Peonía por su “labor de mérito”, una distinción que el Ejecutivo concede desde hace algo más de una década a partir de cientos de candidatos que el público surcoreano propone cada año”, destacó la Diócesis de Bilbao en una nota.
La iglesia vasca también subrayó que, en los últimos años, los medios de comunicación y diversas autoridades han reconocido y alabado repetidamente la labor de Uribe, que tras pasar por Bolivia, llegó al país asiático como misionero en 1976.
DESDE 1980
En 1980 se puso al frente de Sungsimwon, una comunidad que durante décadas acogió a personas afectadas por la lepra, una enfermedad estigmatizada durante mucho tiempo en Corea del Sur, y que se ha convertido para ellos en su hogar de retiro.
“Cuando yo vine destinado a esta leprosería vivían aquí unos 500 enfermos. Fue fundada por los franciscanos italianos en 1959, llegados a Corea en 1957 expulsados de China por Mao. Se habían encontrado en esta región que les tocó de apostolado misionero con varios pueblitos de enfermos de lepra. Ellos mismos pidieron a los frailes que les hicieran vivir en una leprosería. Los bienhechores italianos les ayudaron en todo. Y se formo un bonito pueblo en las laderas de una de las montañas más grandes en la zona sur de Corea del Sur, a una hora del mar. Tenemos un grupo de empleados con los estudios apropiados. También ellos y ellas son gente joven, y no todos son cristianos”, explicó Luis María a Servimedia.
A él, como párroco de esa “cuasiparroquia, como se dice canónicamente hablando”, le “toca” actuar como tal y “vivir la atención normal de una feligresía”: “Que en verdad para mí es una familia a la que visito diariamente, sobre todo atendiéndoles cuando se enferman y cuando les llega el momento final de la agonía y mueren. Estando yo con ellos han ido al Cielo 619 difuntos”.
“A unos ciento y pico les ayude también amortajándoles al estilo coreano, pues me tocó hacerlo durante unos meses en que no estaban ya por vejez los habituales que lo habían hecho normalmente. Yo lo había aprendido viéndoles hacerlo tantas veces. En total desde el inicio de la leprosería han fallecido 719. Yo casualmente inicié con el difunto 101”, rememoró.
Luis María no es el único fraile que está en esa comunidad surcoreana. “Ahora somos de fraternidad nueve frailes, de ellos tres sacerdotes, todos coreanos”, indicó a Servimedia. Además, tienen el apoyo de una comunidad de cinco monjas Franciscanas Misioneras de Maria, “las Blancas como se les llamaba en España”.
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