MADRID, 11 (SERVIMEDIA)
La presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), Cristina Herrero, indicó este martes que le “gusta” el nuevo marco fiscal al que “transita” la Unión Europea -cuya negociación se producirá durante el segundo semestre del año- que consistirá en un marco “más cualitativo”, que implica “atender a la posición de partida y las características particulares” de los Estados miembro, frente a uno “muy estricto y cuantitativo” que se ha demostrado “completamente ineficaz”.
Así lo indicó durante el debate ‘Las reglas fiscales de la Unión Europea’ organizado por la Fundación Alternativas, en el que participó junto con el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García; el socio director de AFI, César Cantalapiedra, y la socia responsable del área de Fiscalidad Internacional de PwC España, Roberta Poza.
Herrero subrayó que el anterior marco fiscal prestaba “poca atención” al crecimiento económico y no atendía a la “posición subyacente de las finanzas”, además de no haber conseguido limitar el nivel de deuda.
En cambio, el nuevo marco, que tendrá que ser concretado durante la presidencia europea del Consejo de la Unión Europea, va en la “buena dirección” por poner atención en el “medio plazo”. La Airef es partidaria de que, cuando un nuevo gobierno comienza la legislatura, fije su “plan fiscal para los siguientes cuatro años”, pues hasta ahora era posible “actualizar” de manera anual los compromisos del programa de estabilidad.
No obstante, indicó que les “preocupa” que, con la introducción de elementos cualitativos, exista un límite cuantitativo “muy alto” que acabe con el “margen cualitativo”. “Entonces nos habremos cargado la reforma”, señaló, añadiendo que habrá que estar “vigilantes” a los márgenes cualitativos que se introduzcan.
En cualquier caso, Herrero subrayó que la flexibilidad no implica “mayor laxitud”, ya que el tránsito hacia este nuevo marco cualitativo que permite la diferenciación por países conlleva “una mayor exigencia”. “No debe preocupar que esto vaya a ir a un marco flexible en el que cada país haga lo que quiera, sino que se exigirán una serie de garantías y refuerzos, a cambio de esa flexibilidad se exige un mayor compromiso político”, añadió.
Así, recalcó que se avanzará a un marco “más integrador, pero no menos exigente” y prueba de ello es que se mantienen las sanciones que ya existían, que implicarían la pérdida de acceso a fondos estructurales o al fondo del mecanismo de recuperación, así como una sanción reputacional, con la que el ministro de Finanzas del país incumplidor “tendría que ir al Parlamento a explicar qué medidas va a adoptar para volver a la senda”.
Asimismo, explicó que los límites de déficit y deuda actuales, fijados en un 3% y un 60% del PIB que los estados no deben superar, se mantienen, aunque ahora, aquellos países que se encuentren por encima de esos niveles, caso de España, deben cumplir “una serie de requisitos tanto en el diseño de la senda como en la valoración de su compromiso”.
“El esfuerzo de países como España o Italia será mayor para fijar una senda descendente con un suficiente grado de probabilidad de que se mantenga 10 años después de terminar la vigencia del plan”, añadió.
En su opinión, el hecho de que existieran unas reglas cuantitativas “exigentes” que no hayan dado lugar a la imposición de sanciones ha traído una “pérdida de credibilidad” y ha generado “desafección” entre los estados miembro hacia las reglas fiscales europeas.
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