MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
La población humana podría llegar a su máximo a mediados de este siglo con entre 8.500 y 8.600 millones de personas, y después descenderá hasta caer a aproximadamente 6.000 o 7.000 millones de habitantes en 2100.
Esa es la proyección demográfica realizada por investigadores de la iniciativa Earth4All para Global Challenges Foundation, en un estudio dado a conocer este lunes.
Esta nueva proyección es significativamente más baja que varias estimaciones de población prominentes, incluidas las de Naciones Unidas.
Los investigadores van más allá al señalar que si el mundo da un “salto gigante” en la inversión en desarrollo económico, educación y salud, la población mundial podría alcanzar un máximo de 8.500 millones de personas en 2050.
El equipo utilizó un nuevo modelo de dinámica de sistemas, Earth4All, para explorar dos escenarios de este siglo. En el primer escenario, el mundo continuaría desarrollándose económicamente de manera similar a los últimos 50 años. Muchos de los países más pobres se liberan de la pobreza extrema. Los investigadores estiman que la población mundial podría alcanzar un máximo de 8.600 millones en 2050 antes de disminuir a 7.000 millones en 2100.
En el segundo escenario, los autores del estudio creen que la población llegará un máximo histórico de unos 8.500 millones de personas alrededor de 2040 y disminuye a alrededor de 6.000 millones a finales de siglo, lo cual se lograría con inversiones sin precedentes en el alivio de la pobreza, particularmente en educación y salud, junto con cambios extraordinarios en las políticas sobre seguridad alimentaria y energética, desigualdad y equidad de género. En este escenario, la pobreza extrema se elimina en una generación (para 2060) con un impacto marcado en las tendencias de la población mundial.
DESARROLLO ECONÓMICO
Los autores argumentan que otras proyecciones de población prominentes a menudo minimizan la importancia de un rápido desarrollo económico.
“Sabemos que el rápido desarrollo económico en los países de bajos ingresos tiene un gran impacto en las tasas de fertilidad, que caen a medida que las niñas acceden a la educación y las mujeres se empoderan económicamente y tienen acceso a una mejor atención médica”, indica Per Espen Stoknes, líder del proyecto Earth4All y director del Centro para la Sostenibilidad de la Norwegian Business School.
Beniamino Callegari, profesor asociado de Kristiania y miembro del equipo de modelado Earth4All, añade: “Pocos modelos destacados simulan el crecimiento de la población, el desarrollo económico y sus conexiones simultáneamente”.
El análisis emplea 10 regiones del mundo, entre ellas África subsahariana, China y Estados Unidos. Actualmente, el crecimiento de la población es más alto en algunas naciones de África (como Angola, Níger, la República Democrática del Congo y Nigeria) y Asia (por ejemplo, Afganistán).
“Si asumimos que estos países adoptan políticas exitosas para el desarrollo económico, entonces podemos esperar que la población alcance su punto máximo más temprano que tarde”, continúa Callegari.
LÍMITES PLANETARIOS
El equipo también analizó la conexión entre la población y la superación de los límites planetarios, que está vinculada a la capacidad de carga de la Tierra. Contrariamente a los mitos populares públicos, el equipo descubrió que el tamaño de la población no es el principal impulsor de exceder los límites planetarios, como el cambio climático, sino que más bien son los niveles extremadamente altos de huella material del 10% más rico del mundo lo que desestabiliza el planeta.
“El principal problema de la humanidad es el consumo de lujo de carbono y biosfera, no la población. Los lugares donde la población está aumentando más rápido tienen huellas ambientales extremadamente pequeñas por persona en comparación con los lugares que alcanzaron el pico de población hace muchas décadas”, recalca Jorgen Randers, uno de los principales modeladores de Earth4All.
Los investigadores apuntan que, con los niveles de población actuales, es posible que todas las personas escapen de la pobreza extrema y superen un umbral mínimo para una vida digna con acceso a alimentos, vivienda, energía y otros recursos. Sin embargo, esto requiere una distribución más equitativa de los recursos.
“Una buena vida para todos solo es posible si se reduce el uso extremo de recursos de la élite adinerada”, concluye Randers.
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