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Los pilotos de vuelos de traslado de órganos para trasplante afrontan su labor como una “misión social” que les “recompensa”

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MADRID, 26 (SERVIMEDIA)

Los pilotos de vuelos de traslado de órganos para trasplante realizan cada año unas 700 operaciones al año en España y 25 internacionales, según la Organización Nacional de Trasplantes. Es una “misión social muy emotiva” porque salvan la vida de otras personas y esa es la mayor “recompensa a nivel personal”.

Así lo defendió en declaraciones a Servimedia el gerente responsable del centro de formación de vuelo European Flyers, Luis Miñano, comandante instructor con 11.000 horas de vuelo y más de 25 años de experiencia en este tipo de aviación de trasplantes y emergencias sanitarias, coincidiendo con el Día del Trasplante, que se celebra el miércoles.

A lo largo de este tiempo al mando de un reactor bimotor, que definió como “un jet privado que se puede convertir en una especie de uvi móvil”, Miñano ha vivido momentos “muy emotivos” de entre los que, “sin duda”, quiso destacar los relacionados con trasplantes pediátricos.

“En todos los vuelos sabes que estás cumpliendo una misión social que recompensa a nivel personal, pero, cuando vas a por un corazón, un pulmón o un hígado para un niño, termina siendo algo mucho más emotivo, sin restar importancia al resto”, abundó al recordar el caso de un niño pequeño que esperaba en Madrid un corazón que él trasladó desde Lyon (Francia).

Lo mismo ocurre cuando el traslado se produce por un trasplante “que es de vida o muerte”, porque la vida del receptor “depende de ese órgano y en ese momento determinado”. “Nunca hay fallo, pero ahí sí que no hay posibilidad de fallar y todo se activa de una forma un poco más especial”, agregó, consciente de que el suyo es un trabajo “vocacional” que le ha permitido trasladar más de 100 órganos gracias a que, “desde el principio”, su escuela se puso “a disposición” de la ONT, encargada de coordinar los operativos.

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PACIENTE EN URGENCIA CERO

En este sentido, fuentes de la propia ONT confirmaron a esta agencia que “todos los traslados son exigentes”, pero “lo que más exige” en este tipo de operaciones es si el órgano va destinado a un paciente “en Urgencia Cero”, cuya vida “peligra si no recibe el injerto en menos de 48 horas”.

Esta organización nació en 1989 y su función primordial es la “coordinación” de todas las donaciones de órganos que se producen en España y “ejercer de garante de la equidad en el acceso a esta terapia en todo el territorio español”, según las mismas fuentes.

Todo ello se lleva a cabo desde la oficina de coordinación de la ONT, gestionada por un grupo “hiperespecializado” de enfermeras que trabajan 24 horas los 365 días del año con el apoyo de un equipo médico que gestiona los registros anuales de cada órgano y “apoya” a los coordinadores de trasplantes hospitalarios ante posibles “dudas médicas”.

Gracias a este servicio, en 2022 se realizaron 5.383 trasplantes de órganos en toda España y, aunque la ONT no hace traslados de órganos al extranjero, sí “organiza la logística” para que equipos de fuera y dentro de España puedan trasladarse a nuestro país u otro de la Unión Europea con el objetivo de “extraer un órgano y trasplantarlo a un paciente en España”.

TIEMPO DE ISQUEMIA

Desde la oficina de coordinación, sus profesionales valoran “muy bien” el órgano y el tiempo de isquemia, esto es, el tiempo máximo que puede estar un órgano fuera del cuerpo, para “determinar si se puede o no viajar fuera de nuestras fronteras”, tal y como resaltaron las mismas fuentes.

Según sus registros, cada año en España se realizan más de 700 operativos aéreos de trasplante que incluyen compañías aéreas privadas y comerciales y, del total, alrededor de 25 son traslados aéreos internacionales, siendo el pulmón el órgano que más se traslada por esta vía, seguido del riñón, el hígado y el corazón.

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Con respecto a las condiciones de traslado, las mismas fuentes precisaron que, según el Programa Marco de Calidad de la ONT, todos los órganos deben conservarse en contenedores estériles, que deben rellenarse con el líquido que se haya utilizado para la perfusión, que cubrirá “completamente” el órgano a 4º C, y cerrarse “herméticamente”.

El contenedor con el órgano será introducido en dos bolsas y se coloca en la parte media de una nevera portátil con hielo en la base, para que mantenga la temperatura “adecuada” durante su transporte. Si la nevera viaja con equipo extractor, éste será el “responsable” de su custodia, mientras que si es un órgano extraído la nevera será “custodiada” por la tripulación de la aeronave.

ACTIVACIÓN DEL PROTOCOLO

Por lo que se refiere a la activación del protocolo, las mismas fuentes puntualizaron que el equipo de coordinación activa un traslado aéreo tras “consensuar” con el hospital donante y el hospital trasplantador las horas en las que el equipo quirúrgico “debe estar en el centro donante para realizar la extracción”.

A partir de ahí, la enfermera coordinadora se pone en contacto con la compañía aérea privada que realizará el traslado del equipo del hospital donde se realizará el trasplante para “solicitarle el servicio y darle los tiempos”. Ya en el aeropuerto de destino, la ONT vuelve a contactar con el piloto en el momento en el que los cirujanos dan la “validez” al órgano para que “vaya preparando el avión para salir en cuanto el equipo médico llegue con el órgano y, así, perder el menor tiempo posible”.

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En un solo operativo, pueden movilizarse “hasta 100 profesionales”, incluyendo enfermeros, celadores o personal de laboratorio, conductores de ambulancia, controladores aéreos, pilotos y responsables de “abrir y cerrar aeropuertos”, entre otros.

Por lo que respecta a los pilotos, una vez que reciben esa petición a través de su centro coordinador, el equipo tarda alrededor de una hora en activarse y despegar desde su base. “A partir de ahí, en cuestión de horas tiene que estar todo el dispositivo terminado por nuestra parte”, apostilló Miñano, para explicitar que este tipo de vuelos tienen “prioridad absoluta” dentro del espacio aéreo, como si se tratara de “una ambulancia en el aire”.

Tras admitir que el suyo es un “día a día con mucha presión”, recordó que estos pilotos están “entrenados” para hacer, “en ese tiempo, todo lo necesario y cumpliendo todos los protocolos de seguridad”, convencido de que este tipo de piloto “no es un piloto especial, pero tampoco un piloto al uso”.

“En la escuela se gradúan alrededor de 100 pilotos al año y alrededor del 10% se dedica a este tipo de servicios en avión, mientras que en helicóptero es casi el 100%”, puntualizó, al tiempo que subrayó que, para obtener la licencia de piloto son necesarias 180 horas de formación de vuelo y una formación teórica de unas 760 y para ser comandante de un avión como el que él pilota se precisan, al menos, 1.500 horas de vuelo.

Con todo, a los pilotos de este tipo de emergencias se les presupone también una “vocación”, dado que, según Miñano, esta profesión requiere de un perfil “un poco más especial” y de la capacidad de “adaptar tu vida a este tipo de servicios y estar preparado para cualquier misión”.


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