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Una de cada cuatro personas en el mundo carece de agua potable segura

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MADRID, 22 (SERVIMEDIA)

Cerca de 2.000 millones de personas en todo el mundo -es decir, una de cada cuatro- carecen de agua potable segura y alrededor de 3.600 millones -casi la mitad de la población mundial- no tiene acceso a un saneamiento seguro.

Naciones Unidas aporta esos datos con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra este miércoles, día en que comienza una Conferencia de la ONU sobre el Agua en Nueva York (Estados Unidos), la cual se prolongará hasta el próximo viernes.

En un mensaje con motivo de esta conmemoración, recogido por Servimedia, la ONU señala que 1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida por enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficientes.

Además, un 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan de forma segura y se prevé que la demanda hídrica mundial -en extracciones de agua- aumente en un 55% para 2050.

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Mientras, la demanda de este recurso sigue aumenta porque unos 4.000 millones de personas sufren una grave escasez de agua durante al menos un mes al año.

“Gota a gota, este precioso recurso vital está siendo envenenado por la contaminación y absorbido por una sobreexplotación insaciable, y se prevé que la demanda de agua supere a la oferta en un 40% al final de la década”, según António Guterres, secretario general de la ONU.

“PELIGROSAMENTE LEJOS”

Guterres subraya que el cambio climático causa estragos en el ciclo natural del agua. “La contaminación por gases de efecto invernadero sigue aumentando hasta niveles sin precedentes, lo que está calentando peligrosamente el clima mundial. Este calentamiento agrava las catástrofes relacionadas con el agua, los brotes de enfermedades, la escasez de agua y las sequías, al tiempo que causa daños a las infraestructuras, la producción de alimentos y las cadenas de suministro”, explica.

Además, subraya: “De cada 100 habitantes del planeta, 25 obtienen toda su agua de arroyos y estanques abiertos o pagan precios elevados para comprar agua de dudosa salubridad. Otros 22 hacen sus necesidades al aire libre o utilizan letrinas sucias, peligrosas o deterioradas. Y 44 ven cómo sus aguas residuales vuelven a la naturaleza sin haber sido tratadas, con los consiguientes efectos desastrosos para la salud y el medio ambiente”.

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“En resumen, el mundo está dramática y peligrosamente lejos de alcanzar nuestro objetivo de que el agua y el saneamiento se gestionen de forma segura para todos de aquí a 2030”, sentencia.


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