CÓRDOBA, 17 (EUROPA PRESS)
El Gran Teatro de Córdoba acoge este sábado ‘Los santos inocentes’, primera adaptación escénica de la novela homónima de Miguel Delibes. En el amplio reparto del montaje, dirigido por Javier Hernández-Simón, figuran Javier Gutiérrez (en el papel de Paco el Bajo), Luis Bermejo (Azarías), Jacobo Dicenta (el señorito Iván) y Pepa Pedroche (Régula), entre otros intérpretes.
Así lo ha indicado el Instituto Municipal de las Artes Escénicas (IMAE) en una nota en la que ha detallado que el espectáculo está de gira tras su estreno en abril del pasado año en Valladolid y se ofrece en el Gran Teatro de Córdoba adaptado a personas con discapacidades visuales o auditivas.
La novela, publicada por el autor vallisoletano en 1981, es la obra maestra de su producción y una de las grandes novelas del siglo XX. El libro es un retrato de la injusticia social, el sometimiento y la deshumanización en el ámbito de los latifundios. La historia se centra en la vida de una familia de campesinos que en los años 60 trabaja a las órdenes de los señores de un cortijo extremeño cercano a La Raya, la frontera con Portugal.
El encargado, Paco el Bajo, su mujer, Régula y su cuñado, el entrañable Azarías, pasan sus días sometidos a continuas humillaciones, que soportan sin quejarse. Solo aspiran a que sus hijos puedan estudiar para abandonar esa existencia miserable.
La novela fue llevada a la gran pantalla en una adaptación magistral dirigida por Mario Camus. La película, estrenada en 1984, fijó en la retina colectiva los nombres de Paco El Bajo, interpretado por Alfredo Landa, y de Azarías, un inmenso Paco Rabal, actores ambos que recibieron ‘ex aequo’ el premio a la mejor interpretación en el festival de Cannes de aquel año.
Para Hernández-Simón, Delibes, como todos los grandes nombres de la literatura y el pensamiento, se pregunta en esta obra sobre el sentido de la libertad, “esa relación entre seres humanos, ese juego perverso en el que uno se convierte en amo y otro en criado”. En el texto, explica, “Delibes nos ofrece una esperanza, más que una respuesta. Y lo hace a partir de Azarías, “un personaje que tan solo se guía a partir de su propio sistema ético, que no entiende de límites o normas, pero que percibe a la perfección la diferencia entre el bien y el mal”.
El director del montaje se muestra sorprendido de que hayan tenido que pasar 40 años para poder ver ‘Los santos inocentes’ en un teatro porque, asegura, “es muy propicia para ser llevada al espacio escénico”.
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