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El auge del agua embotellada aleja de este líquido vital a 2.000 millones de personas, según la ONU

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MADRID, 16 (SERVIMEDIA)

El rápido crecimiento de la industria del agua embotellada puede socavar el progreso hacia el objetivo de desarrollo sostenible de suministrar agua segura para toda la humanidad, puesto que actualmente unos 2.000 millones de personas carecen de ella.

Así se recalca en un nuevo informe del Instituto para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (UNI-Inweh, por sus siglas en inglés), dado a conocer este jueves pocos días antes de que se celebre el Día Mundial del Agua, el próximo 22 de marzo.

El informe analiza la literatura científica y datos de 109 países, y señala que el agua embotellada se ha convertido en apenas cinco décadas en “un sector económico importante y esencialmente independiente” que experimentó un crecimiento del 73% entre 2010 y 2020. Se espera que las ventas casi se dupliquen para 2030 al pasar de 270.000 millones de dólares (unos 255.000 millones de euros) a 500.000 millones de dólares (más de 470.000 millones de euros).

Según la Universidad de las Naciones Unidas, la expansión sin restricciones de la industria del agua embotellada “no está alineada estratégicamente con el objetivo de proporcionar agua universal el acceso al agua potable o al menos frena el progreso global en este sentido, distrayendo los esfuerzos de desarrollo y redirigiendo la atención a una opción menos confiable y menos asequible para muchos, sin dejar de ser altamente rentable para los productores”.

“El aumento en el consumo de agua embotellada refleja décadas de progreso limitado y muchas fallas en los sistemas públicos de suministro de agua”, indicó Kaveh Madani, director de UNU-Inweh, quien indicó que los expertos consideraban, cuando se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015, que se necesitaba una inversión anual de 114.000 millones de dólares (casi 110.000 millones de euros) entre 2015 y 2030 para lograr el objetivo clave de agua potable universal y segura.

Así pues, el informe subraya que proporcionar agua segura a los 2.000 millones de personas que no la tienen requeriría una inversión anual de menos de la mitad de los 270.000 millones de dólares que ahora se gastan cada año en agua embotellada.

“Esto apunta a un caso global de injusticia social extrema, en el que miles de millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua fiables, mientras que otros disfrutan del lujo del agua”, añadió Madani.

AGUA DE GRIFO

Por otro lado, el estudio cita encuestas que muestran que el agua embotellada a menudo se percibe entre los países ricos como un producto más saludable y sabroso que el agua del grifo, y más un bien de lujo que una necesidad. Por el contrario, en el sur del planeta las ventas están impulsadas por la falta o ausencia de suministros públicos fiables de agua y las limitaciones de la infraestructura de suministro de agua debido a la rápida urbanización.

En los países de ingresos medianos y bajos, el consumo de agua embotellada está relacionado con la mala calidad del agua del grifo y, a menudo, con sistemas públicos de suministro hídrico poco fiables, problemas causados ​​a menudo por la corrupción y la falta crónica de inversión en infraestructura de agua corriente.

Zeineb Bouhlel, investigadora de UNU-Inweh, señaló que la fuente del agua embotellada (sistema municipal, superficie, etc.), los procesos de tratamiento utilizados (cloración, desinfección ultravioleta, ozonización, ósmosis inversa), las condiciones de almacenamiento (duración, exposición a la luz, temperatura) y el empaque (plástico, vidrio), pueden alterar potencialmente la calidad del agua.

Esta puede ser inorgánica (por ejemplo, metales pesados, pH, turbidez, etc.), orgánica (benceno, pesticidas, microplásticos, etc.) y microbiológica (bacterias patógenas, virus, hongos y protozoos parásitos).

“La composición mineral del agua embotellada puede variar significativamente entre diferentes marcas, dentro de la misma marca en diferentes países, e incluso entre diferentes botellas del mismo lote”, según el informe, que enumera ejemplos de más de 40 países en todas las regiones del mundo de contaminación de cientos de marcas de agua embotellada.

Bouhlel sentenció al respecto: “Esta revisión constituye una fuerte evidencia contra la percepción engañosa de que el agua embotellada es una fuente de agua potable incuestionablemente segura”.

Vladimir Smakhtin, exdirector de UNU-Inweh, destacó el hallazgo del informe de que “el agua embotellada generalmente no está tan bien regulada y se analiza con menos frecuencia y para menos parámetros”. “Los estándares estrictos de calidad del agua para el agua del grifo rara vez se aplican al agua embotellada, e incluso si se llevan a cabo tales análisis, los resultados rara vez llegan al dominio público”, añadió.

Los productores de agua embotellada, según Smakhtin, han evitado en gran medida el escrutinio que los gobiernos imponen a los servicios públicos de agua y, en medio del rápido crecimiento del mercado, es “probablemente más importante que nunca fortalecer la legislación que regula la industria en general y sus estándares de calidad del agua en particular”.

IMPACTOS AMBIENTALES

Con respecto a los impactos ambientales de la industria, el informe indica que hay “pocos datos disponibles sobre los volúmenes de agua extraídos”, en gran parte debido a la falta de transparencia y fundamento legal que habría obligado a las empresas embotelladoras a divulgar esa información públicamente y evaluar las consecuencias ambientales.

En Estados Unidos, por ejemplo, Nestlé Waters extrae tres millones de litros diarios de Florida Springs; en Francia, Danone extrae hasta 10 millones de litros al día de Evian-les-Bains, en los Alpes franceses; y en China, el Grupo Hangzhou Wahaha extrae hasta 12 millones de litros diarios de los manantiales de las Montañas Changbai.

Con respecto a la contaminación plástica, los investigadores citan estimaciones de que la industria produjo alrededor de 600.000 millones de botellas y envases de plástico en 2021, lo que se convierte en unos 25 millones de toneladas de residuos de PET, la mayoría no reciclados y destinados a vertederos, una masa de plástico igual al peso de 625.000 camiones de 40 toneladas, suficiente para formar una línea de vehículos de Nueva York (Estados Unidos) a Bangkok (Tailandia).

Según el informe, el sector del agua embotellada utilizó un 35% de las botellas de PET producidas en todo el mundo en 2019; El 85% termina en vertederos o residuos no regulados.


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