VALLADOLID, 14 (EUROPA PRESS)
La Policía Nacional de Burgos ha logrado desmantelar un punto de tráfico de estupefacientes en la zona de Gamonal en una operación que se ha saldado con la detención de un matrimonio como presuntos autores de un delito contra la salud pública.
Tras varios meses de investigación, la Policía ha intervenido 611 gramos de cocaína, sustancia de corte, 1.150 euros en efectivo, una báscula de precisión y el vehículo del detenido.
El ‘modus operandi’ del varón detenido, de 56 años, era la distribución de sustancia estupefaciente al menudeo, utilizando su vehículo particular. En algunos de los denominados ‘pases’ no llegaba a bajar del vehículo realizándolos a través de la ventanilla, mientras que en otros montaba en la parte trasera de su coche a los compradores para realizar las transacciones aprovechándose de los cristales tintados del mismo.
Por otra parte, la mujer detenida, de 63 años, daba cobertura a su marido en el domicilio tratando de evadir la acción de la justicia.
El día de la detención intentó huir de la vivienda con gran parte de la droga incautada y el dinero, siendo detectada por los agentes del Grupo de Estupefacientes.
Tras pasar a disposición judicial, ambos han ingresado en prisión provisional sin fianza, acusados de un delito de tráfico de drogas.
Desde la Policía, han apuntado en un comunicado que la importancia de estas actuaciones radica no tanto en la cantidad de sustancia estupefaciente que se incauta, sino en la capacidad que tienen estos puntos de abastecer de una gran variedad de sustancias a los consumidores finales y más vulnerables de los productos nocivos.
Estas incautaciones tienen, además, un valor añadido en términos de sanidad pública puesto que “en este escalón final de la cadena de distribución, las sustancias han sido reiteradamente cortadas con diversas sustancias que pueden provocar daños aún más graves en la salud del consumidor”.
Además, han señalado que los puntos negros de tráfico de estupefacientes si están situados en inmuebles conllevan una “alteración grave de la convivencia entre los vecinos”, por la presencia recurrente de personas ajenas al edificio y la sensación de inseguridad que generan.
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