VALÈNCIA, 9 (EUROPA PRESS)
La Fundación Bancaja inicia su programación anual con la presentación de ‘Fernando Botero. Sensualidad y melancolía’, una muestra que recorre las siete décadas de producción del artista colombiano a través de los grandes temas que han marcado su “particular” universo creativo, como es la naturaleza muerta o el desnudo femenino, e incluye por primera vez las últimas acuarelas pintadas en 2022 y una escultura nunca antes expuesta.
La primera retrospectiva del artista en la ciudad ha sido presentada este jueves por la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, y el presidente de la Fundación Bancaja, en una rueda de prensa que también ha contado con la presencia y las aportaciones de Luis Fernando Pradilla, experto en el artista y dueño de la Galería Fernando Pradilla en Madrid.
Alcón ha celebrado la “oportunidad” que ofrece esta retrospectiva para “aproximarnos a la esencia artística” del artista, de quien ha destacado la “coherencia creativa” a lo largo de toda su trayectoria, así como su estilo caracterizado por el uso del volumen y del color presente en la mayoría de sus obras.
Esta muestra integra un total de 45 obras, entre pinturas, dibujos, acuarelas y esculturas, procedentes de la Galería El Museo de Bogotá, la Galería Fernando Pradilla en Madrid y de colecciones institucionales y particulares. Todas ellas conforman un recorrido que presenta la producción artística de Botero desde 1960 hasta 2022, año en el que realiza las últimas series de acuarelas, expuestas de manera inédita en la Fundación.
“Presentar a Botero es tonto, porque todo el mundo conoce a Botero, desde China hasta los confines más lejanos de la Tierra”, ha reconocido Oropesa, quien ha explicado, por tanto, la intención de presentar al visitante que se adentre en la exposición “los temas icónicos” del artista.
Así, la exposición se articula en cinco secciones que responden a las grandes temáticas presentes en la obra del artista, como son el carnaval, circo y baile; el ‘plen air’; la naturaleza muerta; el universo femenino; y el desnudo. Todas ellas temáticas recurrentes en Botero vinculadas a sus raíces colombianas y a la importancia de las relaciones humanas.
En referencia al título de la retrospectiva, la comisaria ha incidido en cómo la sensualidad y la melancolía han sido las “dos caras de la moneda” que han acompañado la obra del artista colombiano con “cuadros muy sensuales, pero con un trasfondo melancólico”.
Asimismo, Oropesa ha destacado el papel de la “naturaleza muerta” en su producción, con unos bodegones de un “Botero iniciático” que abren la exposición y resaltan el papel que ha tenido el color en la trayectoria del artista. “Como dice él, son colores que no parecen reales, pero sí parten de la realidad que siempre le ha acompañado y siempre le acompañará”, ha explicado la comisaria.
“Pero el mundo femenino es quizá el que más le ha subyugado”, ha continuado la comisaria de la exposición, quien ha hecho hincapié en los desnudos femeninos presentes en gran parte de la trayectoria del natural de Medellín. En esta sección –‘Universo femenino’–, se expone por primera vez una escultura de una mujer desnuda tumbada que “por fin” –en palabras de Oropesa– “sale de una casa particular para ser expuesta”.
Asimismo, la retrospectiva incluye algunos de los dibujos del artista colombiano que guardan el espíritu del boterismo que demuestran su “dominio perfecto del dibujo”, según ha subrayado Oropesa, quien le ha definido como “uno de los grandes dibujantes” de la historia del arte. “Como él bien dice, es muy difícil deformar si no sabes formar”, ha continuado la responsable de la muestra.
Por último, el recorrido integra las últimas acuarelas pintadas por el artista en 2022 donde el visitante podrá comprobar “que la forma de crear no le ha abandonado, con esos 91 años que cumplirá en abril”, en palabras de Oropesa.
“DESTERRAR ‘GORDO’ DEL VOCABULARIO DE BOTERO”
“Es el pintor del volumen”, ha resaltado Oropesa, quien ha incidido en la idea de “desterrar la palabra ‘gordo’ del vocabulario de Botero”. “Él no se ve pintando gordos ni gordas”, ha subrayado la comisaria quien ha explicado: “Tú no dices una casa gorda, dices una casa volumétrica; no existe una jarra gorda, dices qué jarra tan grande. Ahí está el error, porque no solo hay volumen –en la obra de Botero– en el cuerpo humano, sino que hace absolutamente un volumen de todo lo que pinta”.
Así, ha recordado una de las historias que cuenta el artista para explicar el inicio de la fijación por el volumen en su producción y es la que relata cómo cuando Botero se encontraba pintando una mandolina le “llamó la atención lo pequeñito que era el agujero de la guitarra” respecto al instrumento, una reflexión que dio lugar al cuadro ‘Mandolina sobre una silla’ en 1957.
Sobre esto, Pradilla ha calificado el volumen como “algo intuitivo en el artista” y ha puesto el foco en la “pequeña deformación de las proporciones” presente en sus pinturas y esculturas. El experto en la obra de Botero también ha hecho referencia a la alteración del agujero de la gran mandolina que provocó que el artista “se diera cuenta de que alterando las proporciones cambia totalmente la estructura y el volumen de la obra”.
“Él tiene un gran interés por la sensualidad y la sensualidad de las formas”, ha explicado Pradilla, quien también ha incidido en la selección del color que siempre acompaña a estas formas y ha cualificado a Botero como un “extraordinario colorista”. “Tiene una distorsión de los colores que siempre ha estado presente en su trabajo”.
En la misma línea, y sobre el reconocido estilo de Botero, Alcón ha rescatado una reflexión del artista en la que explicaba: “Si yo pinto un gato, tengo dos gatos; pero si plasmo lo que yo veo en el gato, tengo un gato y una obra de arte”.
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