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Inés Bermejo (HP) reflexiona sobre los obstáculos que encuentran las mujeres que optan por una carrera STEM

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MADRID, 8 (Portaltic/EP)

La brecha de género en el sector científico-tecnológico tiene sus raíces en los estímulos del propio entorno que reciben las niñas desde una corta edad y que se van reforzando a lo largo de los estudios obligatorios y superiores, reduciendo su presencia en ellos, lo que lleva a la directora general de HP Iberia, Inés Bermejo, ha preguntarse: “¿Cómo es posible que haya mujeres en Ciencia?”.

Bermejo materializa las dificultades que encuentran las mujeres en el ejemplo María, que desde pequeña se interesó por la ciencia y que ha “seguido adelante” pese a la falta de estímulos tanto en casa como en la escuela, a la escasa presencia de compañeras en los estudios universitarios de tipo científico-tecnológicos y en el ámbito profesional, y al salario inferior respecto del de sus colegas masculinos.

Haciendo un repaso a su vida, María llega al ‘cole de mayores’ con cinco años, una edad a la que “ya ha hecho algún que otro experimento científico en clase” que “para ella fue fascinante, algo casi mágico”, apunta la directiva de HP.

“Recuerda que fue entonces cuando le contaron algunas historias de científicos famosos, la mayoría figuras masculinas. A través de la publicidad, de los medios y de la selección de juguetes en su propio entorno, María ha recibido mensajes muy sutiles que le han llevado a pensar que la Ciencia no es algo para ella”, continúa.

Ya en la enseñanza secundaria, María “percibe el ámbito de las STEM como eminentemente masculino e, incluso, recibe falta de estímulo tanto en casa como en la escuela, desde donde se pone en duda su capacidad para las matemáticas. También observa como las materias extracurriculares o las optativas relacionadas con robótica y programación suelen contar con más chicos que chicas”.

Bermejo se centra a continuación en la llegada de María a la universidad, con la mayoría de edad. “Debe decidir hacia donde la llevarán sus estudios. Por un lado, contempla la opción de cursar Formación Profesional científica y tecnológica, pero la proporción en las aulas de 1 mujer por cada 10 hombres le da cierto vértigo”. Sus padres, incluso le preguntan si no se sentirá “un poco sola”, ya que “ninguna de sus amigas ha optado por ese tipo de estudios”.

Aunque la presencia femenina en los estudios superiores es de un 56 por ciento, en el caso de las carreras STEM se reduce a un 36 por ciento. “María se decanta por la Universidad donde comprueba que sigue existiendo una importante brecha de género relacionada con los estudios científico-tecnológicos”, pero apunta Bermejo, “ella sigue adelante”.

Es entonces cuando María “decide avanzar en su carrera académica en la universidad”, donde “se va quedando cada vez más sola en un ambiente cada vez más masculino”, pues como recuerda la directiva, solo el 37 por ciento de las tesis son leídas por mujeres, y representan el 30 por ciento del personal docente y de investigación, y el 23 por ciento de la cátedra.

“María descubre que las mujeres científicas tienen un 20 por ciento menos de probabilidades que los hombres de conseguir un proyecto”, prosigue la directiva de HP. Y en el momento de consolidar su carrera, “decide tener un hijo. […]No cuenta con los soportes adecuados para conciliar y esto supone una merma importante en su carrera académica”.

Cuando da el salto al ámbito de la empresa privada, María “comprueba como las mujeres suelen cobrar menos que sus colegas masculinos y que solo el 24 por ciento de las plantillas de las empresas de innovación tecnológica son mujeres”.

Bermejo señala que “a un nivel ejecutivo, las pocas mujeres que llegan suelen estar llenas de responsabilidades personales y no pueden recurrir al networking para que sus carreras avancen. De hecho, casi un 50 por ciento deja de trabajar en el sector a tiempo completo después de tener a su primer hijo”, subraya.

La historia de María está construida mediante datos y conclusiones reales de estudios que han analizado la situación y representación de las mujeres en el ámbito STEM: ‘Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), de la Unesco; ‘Mujeres en innovación. 2022’, de FECYT; ‘Científicas en Cifras 2021’, del Observatorio OMCI. Ministerio de Ciencia e Innovación; ‘Indicadores de género en el emprendimiento de I+D+i. 2022’, del Instituto de las Mujeres y la Universidad de Santiago de Compostela; y ‘La mujer y su carrera profesional en las STEM (2021/2022)’, de Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo).

“La Ciencia es una fuente inagotable de satisfacciones para quien la vive vocacionalmente. Pero, al mismo tiempo, es una carrera plagada de obstáculos para muchas mujeres que deciden recorrer el camino de María”, explica Bermejo, que señala que “eso es injusto, triste y peligroso para una sociedad que necesita urgentemente progresar mediante el conocimiento y la innovación”.

“Estoy convencida de que, además de la fuerza de María, […]ha habido figuras clave: una familia que apoya, un profesor que inspira, unos amigos que impulsan, unas leyes que además de igualdad garantizan equidad, una empresa que apuesta por la conciliación y por el talento femenino. Seamos ese empujón que les dé confianza, seamos apoyo real traducido en medidas y, por favor, seamos inteligentes: la Ciencia necesita más mujeres”, concluye la directiva.


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