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El cazador acusado de pegar un tiro a otro por la espalda sostiene que ese día tan solo disparó a una perdiz

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VALLADOLID, 2 (EUROPA PRESS)

“Esa mañana efectué un único disparo a una perdiz”, es el alegato realizado por Amando E.R.S, el cazador acusado de un delito de tentativa de asesinato sobre otro que durante la primera jornada del juicio este jueves en la Audiencia de Valladolid ha negado que el 25 de octubre de 2020 descerrajara un cartucho de escopeta a la víctima por la espalda en un coto de Villalba de los Alcores.

El encausado, que se expone a una posible condena de nueve años de cárcel por tentativa de asesinato, no solo ha rechazado haber disparado al denunciante, “¡eso es falso!”, ha dicho en un tono más elevado de voz, sino que también ha negado mantener con él una enemistad previa por la disputa del coto en cuyo transcurso habría ya disparado a la víctima en otra ocasión anterior y la habría amenazado de muerte.

Sobre el día de autos, la mañana del 25 de octubre de 2020, Amando ha relatado que sobre las 10.00 horas se había desplazado en su coche hasta la zona conocida como ‘Los Majuelos’, en Villalba de los Alcores, para cazar conejos y que al no encontrar ninguno cambió de planes y fue a por palomas, con la misma suerte, hasta que finalmente llegó a unos pinos y allí efectuó el único tiro de la jornada a una perdiz.

Amando, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha asegurado que no vio por allí cazando al lesionado y que mucho menos el único tiro que pegó hubiera podido alcanzar a Juan Carlos M. por la espalda ya que lo efectuó a una perdiz que volaba a unos siete metros de altura.

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Fue de regreso al coche, donde pretendía refugiarse al empezar a llover, cuando el acusado mantiene que se topó con los vehículos de la Guardia Civil y cuatro o cinco agentes parapetados tras ellos, pistola en mano, que le identificaron después de que el tiroteado hubiera dado la voz de alarma.

“Me preguntaron si era Amando, me bloquee al verles, dejé la escopeta apoyada en un árbol y me quité el chaleco y la canana”, ha recordado el encausado, quien, en su intento por desmarcarse de lo ocurrido, ha dejado caer que esa mañana no vio a nadie pero sí escuchó varias detonaciones por la zona, en referencia a que el autor de los perdigonazos pudo ser cualquier otro cazador.

En su versión exculpatoria, Amando, trabajador de Renault y con domicilio en Valladolid, también ha apuntado que lleva cazando en la zona desde los 11 años y jamás ha tenido un incidente con ningún otro cazador, únicamente una denuncia de la Guardia Civil tras ser sorprendido en la finca de un vecino sin autorización escrita del propietario aunque, como así ha apostillado, contaba con su permiso verbal.

“‘AMANDÍN, HIJO DE PUTA, ME HAS MATADO!”

La primera jornada del juicio, entre otras testificales, ha contado también con los testimonios del lesionado, Juan Carlos M, y de su hermano Celestino, que le acompañaba el día de autos, con la particularidad de que tan solo el primero de ellos ha identificado “sin ningún género de duda” al acusado como el autor del tiro por cuanto el segundo de ellos ha indicado que, una vez ocurridos los hechos, vio a alguien alejarse de su hermano pero sin poder atestiguar que fuera Amando.

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En cualquier caso, la víctima ha declarado que aquella mañana él y su hermano habían ido al coto a “dar unas manos” a las perdices y que en un momento dado ambos se separaron y fue entonces cuando divisó un coche blanco aparcado y reconoció a lo lejos, a unos 60 metros, al acusado con su escopeta de caza.

Debido a que ya habían tenido más de un enfrentamiento anterior, Juan Carlos asegura que prefirió alejarse y dirigirse hacia donde estaba su hermano y en ese instante, al girarse, ha asegurado que recibió un tiro de lleno por la espalda “a unos veinte metros de distancia”.

“¡Amandín, hijo de puta, me has matado!”, es la frase que el tiroteado recuerda que dirigió a su oponente al sentir “fuego en la espalda, un dolor tremendo” y empezarse a marear antes de hincar la rodilla en el suelo y luego quedar tendido medio desvanecido, aunque sin llegar a perder la consciencia, mientras el autor del tiro se quedó delante de él mirándole, sin decir nada, antes de abandonar el lugar.

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El declarante ha añadido que a duras penas logró hacer gestos a su hermano para que éste, que se hallaba a bastantes metros de distancia, fuera a socorrerle porque se sentía morir. De hecho, ha recordado que cuando Celestino le metió en el coche para evacuarle a un hospital comenzó a sangrar por la boca y se temió lo peor.

Tanto la víctima como su hermano achacan el grave incidente y otros previos al malestar que, a su juicio, pudiera tener el presunto autor por tener que compartir coto con otras personas.

HERIDO LEVE EN OTRO INCIDENTE PREVIO EN 2018

En este sentido, Juan Carlos M. ha relatado que ya en 2018, en el mismo coto de caza, el acusado le había disparado, aunque en aquella ocasión salió mejor parado porque los perdigones impactaron en su coche y tan solo dos de ellos le alcanzaron en una pierna y, de refilón, en la cabeza, así como que en 2019 habían vuelto a coincidir en la zona y ‘Amandín’, como así le llama, le había amenazado gravemente de muerte.

“¡Me dijo que me reventaba la cabeza de un tiro y se quedaba tan a gusto!”, asegura Juan Carlos que le dijo el acusado, aunque también ha reconocido el lesionado que no llegó a denunciar ninguno de los dos incidentes ante la Guardia Civil y tan solo en el primer caso remitió una carta al presidente del coto de caza para pedir que Amando no pudiera cazar en la zona.


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