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Psiquiatras que trataron a Ana Sandamil tras el crimen de Desirée Leal apuntan que “esa noche estaba psicótica”

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LUGO, 2 (EUROPA PRESS)

Los médicos y psiquiatras que trataron a Ana Sandamil, la acusada del asesinato de su hija Desirée Leal, durante su ingreso hospitalario tras el crimen, la vieron desconectada de la realidad, en un “episodio disociativo”, y consideran que “esa noche estaba psicótica”.

Así lo han declarado este jueves en la Audiencia de Lugo, en la cuarta sesión del juicio por este crimen, ocurrido en mayo de 2019, que ha tenido que repetirse después de que el TSXG anulase el anterior fallo del jurado por no verlo suficientemente motivado en relación al estado mental de la acusada.

Entre los facultativos que han declarado este jueves está la psiquiatra que trató a Sandamil durante todo su ingreso hospitalario después del crimen, entre mayo y agosto de 2019, y que detectó en ella “sintomatología persecutoria”. Decretó su ingreso involuntario por el miedo a que la mujer se quitase la vida. “Yo creía que, si recordaba algo de esa noche, podía hacerse daño”, ha explicado.

Aunque no se le practicó un test de simulación, esta profesional se ha mostrado muy segura en que la acusada presentaba “síntomas psicóticos” cuando empezó a tratarla, tres días después de los hechos. “Yo creo que esa noche estaba psicótica”, ha explicado al jurado.

Entre estos síntomas, la médico ha dicho que, “al menos desde febrero” de ese año, la mujer tenía ideas “delirantes”, como que los compañeros de un curso “la perseguían” o “le habían introducido droga en la bebida”. También “empezó a notar raros a sus familiares”, concretamente a su madre, a su pareja y a la niña.

“Ella dijo que en algún momento notaba rara a la niña, pero no que tuviese que defenderse de ella”, ha apuntado la psiquiatra que, a lo largo del ingreso, escuchó decir a Ana Sandamil que “sí creía que se la habían cambiado” y que “todo era organizado por su expareja porque quería quitarle a la niña”.

También a la psiquiatra le refirió la “sensación de ruidos” que llegaban de una casa abandonada contigua a la suya, aunque “nunca llegó a reconocer” ante ella que fuesen “voces”, como si dijo durante el ingreso en urgencias.

En otro orden de cosas, la psiquiatra ha considerado que Ana Sandamil “siempre fue consciente” de que la niña había muerto, aunque inicialmente “tuvo la sensación de que no era algo real”, algo que, ha dicho, “pasa habitualmente en las fases del duelo”. Sin embargo, “durante mucho tiempo no fue muy consciente de que se le acusaba a ella” y su entorno, concretamente su padre, le dijo que “podría haber sido la abuela de la niña”.

Aún sufriendo un episodio psicótico, la profesional ha admitido que “es posible mentir”, aunque ella descarta esta opción. “Yo nunca tuve la sensación de que ella me mintiera”, ha explicado.

“COMO IDA”

El médico internista que la exploró a su llegada a urgencias, por su parte, dijo que estaba “serena, tranquila y muy abordable” y que “colaboró en todo momento” con la exploración.

El primer psiquiatra que la vio después de los hechos, por su parte, ha dicho que estaba con “un contacto extraño” con la realidad, “como ida”. “Después de explorarla y estar con ella conversando un rato determiné que estaba en un episodio disociativo o un episodio depresivo con síntomas de tipo psicótico”, ha contado. El profesional ha contado que no tenía un “delirio estructurado” y que, en principio, éste no se dirigía hacia su hija.

En la cuarta sesión del juicio ha comparecido también la médica de cabecera de Ana Sandamil, que le recetó la medicación para dormir. Ante el tribunal, ha contado que ella no apreció ninguna sintomatología psicótica, si no solo de índole ansiosa.

LA AUTORA, SIN “GÉNERO DE DUDAS”

Para concluir, ha testificado en Lugo el guardia civil que realizó la inspección ocular de la casa donde se produjeron los hechos. Ante el tribunal, ha contado que pudo observar manchas de sangre en los brazos y la boca de la niña, así como en la habitación, y restos de salpicaduras en la pared y el cabecero de la cama.

En cuanto a la presencia de sangre, el agente ha contado que la escena fue modificada, dado que la abuela de la niña le dijo que “la había lavado”. Concretamente, la mujer le trasladó que, después de que los sanitarios certificasen la muerte de la menor y la subiesen a la cama –se encontraba en el suelo– ella “le había limpiado la cara de la sangre que tenía” y “le había dado un beso de despedida”, algo que certificó que se encontrase ADN de la abuela en la cara de la pequeña.

El guardia civil ha explicado que la acusada le dijo que sospechaba que la menor había tomado una medicación que tenía disuelta en agua para ella misma en la habitación, algo que “no se ajusta” con los hallazgos.

“Lo que hay, para mi, es que mató a la niña”, ha dicho el testigo, que considera que las salpicaduras –de agua con trazodona, según el informe forense– en el cabecero y la pared de la habitación son coincidentes con que “la madre intente darle de beber” a la niña “un líquido que ella no quiere”. Posteriormente, estima que la asfixió con una almohada, donde se encontraron restos de sangre y saliva de Desirée.

“La pudo haber matado en la cama o en el suelo, eso lo sabe ella, pero hay más sangre en el suelo”, ha destacado el agente. “Sin ningún género de dudas, la autora del crimen es Ana Sandamil”, ha añadido.


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