MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
Comprar 1.000 ‘likes’ en Instagram cuesta 1,3 euros y por menos de nueve céntimos se logran 1.000 visualizaciones en TikTok, mientras que por dos euros se consigue la misma cifra de reproducciones en YouTube y Spotify.
Así lo desvela una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y de Imdea Networks que analiza los servicios de interacciones falsas en las redes sociales y que, además de catalogar el ecosistema “fraudulento” de ‘likes’, reproducciones, seguidores o visitas ‘online’, señala los modelos económicos que lo sustentan y el “alto nivel de personalización” que ofrecen estos servicios, según precisó este martes la institución académica en un comunicado.
Para realizar este estudio, publicado recientemente en la revista científica ‘Computers & Security’, los investigadores identificaron una muestra significativa de paneles de reventa de interacción, más de medio centenar, y recogieron datos cada día durante cuatro meses de su catálogo de servicios y la evolución de sus precios. Una vez depurados y normalizados todos estos datos, los procesaron para analizar el catálogo de servicios, la evolución de los precios, los factores que afectan a estos últimos y la actividad de compra-venta en foros especializados.
Según los resultados del estudio, entre las tarifas más baratas figuran el comprar tráfico directo a una página web, conseguir ‘likes’ en Instagram o visualizaciones en plataformas multimedia y los investigadores citaron como ejemplos que 1.000 ‘likes’ en Instagram cuestan 1,3 euros, mientras que por dos euros se logran 1.000 visualizaciones en YouTube y la misma cifra de reproducciones en Spotify.
En este punto, juzgaron “interesante” observar que varios servicios se ofrecen gratuitamente para que los clientes comprueben la calidad de estos y así “convencerles de que inviertan en otros distintos”. De este modo, por menos de nueve céntimos se obtienen 1.000 visualizaciones en TikTok, SoundCloud o Instagram/IGTV, si bien comprar seguidores en Instagram es “algo más caro”, ya que hay que invertir 4,3 euros para conseguir 1.000, si bien hay otros servicios “más costosos” porque conllevan “cierta personalización”, como las reseñas en Google o en TripAdvisor, que oscilan en torno a un euro por texto.
DETECTAR RESEÑAS FALSAS
A la luz de estos resultados, uno de los autores del estudio y catedrático del Departamento de Informática de la UC3M, Juan Tapiador, subrayó que existe un “extenso catálogo de servicios cubierto por los paneles de reventa de interacciones falsas”. “Se puede comprar cualquier forma de interacción de cualquier servicio global o local”, espetó.
Otra conclusión a la que llegaron los investigadores es el nivel de “customización” de estos servicios, dado que, para muchas interacciones, incluyendo reproducciones de música, visualización de vídeo o ‘likes’ de redes sociales, el usuario puede elegir el origen geográfico de la cuenta que lo hará y el género del usuario y un tercer hallazgo “de interés” es la “disparidad de precios” que hay entre proveedores del mismo servicio, lo que, para Tapiador, “sugiere que se trata de un mercado aún en desarrollo donde se desconoce el valor de mercado de esta prestación”.
En la misma línea, el profesor asociado de investigación en Imdea Networks y otro de los autores del trabajo, Narseo Vallina-Rodríguez, defendió que los consumidores potenciales de este tipo de servicios “pueden ser de cualquier tipo dependiendo de la clase de reseña”. “Desde ‘influencers’ que quieran promocionar sus canales en las redes sociales hasta marcas que intenten promover la visibilidad de sus productos”, explicó.
Con respecto a la posibilidad de “detectar” este “uso fraudulento” de redes sociales, Vallina-Rodríguez puntualizó que los proveedores de plataformas pueden aplicar “medidas proactivas” con el fin de “detectar e identificar” las cuentas utilizadas para generar reseñas falsas, convencido de que en el pasado se realizaron “esfuerzos” para detectar cuentas falsas en redes sociales como Twitter que “resultaron muy eficaces y podrían aplicarse para atacar este problema”, si bien, a su juicio, se trata de un “esfuerzo muy costoso”.
Este estudio, forma parte de un proyecto de investigación más amplio sobre el ecosistema de prestaciones que proporcionan servicios de actividad e identidad falsa en internet cuyo objetivo es “cuantificar y analizar” la evolución del precio de mercado a nivel global de los servicios que venden o “revenden” interacciones “artificiales” en redes sociales y plataformas de distribución de contenidos, algo que, según los investigadores, “ha sido poco estudiado en la literatura académica”.
- Te recomendamos -