VALLADOLID, 24 (EUROPA PRESS)
La Audiencia de Valladolid ha impuesto una pena de tres años de prisión y multa de 4.500 euros al que fuera cocinero de bar ‘Rincón de Sei’, sito en el barrio vallisoletano de Parquesol, tras considerar probado que traficaba con droga tanto en las inmediaciones del establecimiento como de su propio domicilio.
Así lo ha acordado la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid en su sentencia que es ligeramente inferior a la condena que había sido solicitada por la fiscal del caso, consistente en cuatro años de privación de libertad y la misma sanción pecuniaria establecida por el tribunal, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
La única esperanza que quedaba al acusado, S.B.B, de obtener un fallo absolutorio dependía de que el tribunal sentenciador, tal y como había planteado su defensa como cuestión previa al inicio del juicio y luego en su informe final, estimara la nulidad del registro de la Policía Nacional practicado el 25 de febrero de 2022 en el trastero que ocultaba la droga por no haber sido autorizado por el juez en el auto correspondiente y porque el mismo se efectuó sin la presencia del ahora condenado ni tampoco de su verdadero propietario.
Pues bien, la Audiencia Provincial no ha estimado tal planteamiento del defensor, quien había apelado a la doctrina del ‘árbol envenenado’ para pedir la nulidad de toda la prueba, y ha cimentado su fallo condenatorio tanto en el testimonio de los policías que realizaron vigilancias y la incautación de sustancias a clientes del cocinero como, sobre todo, la sorprendente declaración de uno de los toxicómanos que, sin ambages, incriminó a S.B.B. como la persona que el día 22 de octubre de 2021 le vendió droga cerca de su casa a cambio de un billete de 50 ó 60 euros.
“Quedé con él y me facilitó la sustancia”, es la confesión realizada en la vista oral por el G.B.P, cuyo testimonio no solo suscitó la sorpresa de los tres magistrados del tribunal sino sobre todo del letrado defensor que había propuesto al cliente confeso para lograr un fallo absolutorio, de la misma forma que llevó al juicio a otros dos varones pillados por la policía con sustancia y que, a diferencia del anterior, negaron que S.B.B. hubiera sido su proveedor de mercancía.
En uno de estos dos últimos casos, el testigo, M.P, fue visto por la policía durante un encuentro con el acusado el 24 de noviembre de 2021 en la terraza del bar en el que el segundo le pasó tres trozos de hachís a cambio de un billete. El toxicómano se subió a un autobús urbano y más tarde fue interceptado por los agentes en posesión de hachís que portaba en la parte superior de la cazadora.
El otro pase de droga se produjo el 4 de febrero de 2022 cuando el comprador, R.E, llegó a bordo de un turismo y recibió del acusado a través de la ventanilla tres bolsitas con ‘coca’ a cambio de un billete de 50 euros.
CONSUMIDOR DE “TODO TIPO DE SUSTANCIAS”
Por contra, el ahora condenado, durante su declaración, explicó que trabajaba como cocinero en el bar que entonces regentaba su madre en la calle Manuel Silvela, en Parquesol, se declaró consumidor “de todo tipo de sustancias”, negó dedicarse al tráfico de drogas y se reconocido propietario únicamente de las dos pastillas de éxtasis y 40 gramos de marihuana que la policía halló en su domicilio.
Aunque la policía se incautó también, en un trastero, de diez gramos de cocaína, once de MDMA, otros tantos de hachís, sustancia de corte y otros efectos para la confección de papelinas–recortes circulares de plástico y alambre verde de jardinería–, el acusado negó que todo ello le perteneciera y recordó que dicho cuarto se lo había dejado un amigo para guardar material deportivo y que del mismo tenían llave otras dos o tres personas.
Agentes de la policía que participaron en su detención explicaron que las pesquisas se iniciaron a raíz de recibir informaciones anónimas respecto de una persona que pudiera dedicarse al tráfico de drogas tanto en los alrededores del referido bar como de su propio domicilio, de ahí las vigilancias en las que se pudieron comprobar distintos pases de droga. “Su conducta era la típica de una persona que se dedica a la venta de sustancias al menudeo”, coincidieron al señalar varios de los policías.
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