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La guerra en Ucrania afecta a 1,24 millones de hectáreas de reserva natural

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MADRID, 21 (SERVIMEDIA)

Alrededor de 1,24 millones de hectáreas de reserva natural de Ucrania se han visto afectados por la invasión militar de Rusia y los combates han contaminado el aire, el suelo y el agua, con grave riesgo para la salud humana.

Así lo señalan Greenpeace y la ONG ucraniana Ecoaction en un mapa de daños ambientales de Ucrania, dado a conocer este martes, poco antes de que este viernes se cumpla el primer aniversario de la invasión rusa en territorio ucraniano.

Los datos fueron recopilados por Ecoaction y posteriormente cotejados y mapeados por Greenpeace a través de imágenes satélites. De los casi 900 casos documentados, se han elegido 30 para mostrar en el mapa los daños más graves causados en este primer año de guerra. Todos los casos en el mapa han sido clasificados por tipo de daño e incluyen una breve descripción de cada uno.

Estas organizaciones apuntaron que la destrucción ambiental se suma a “la enorme tragedia humana” que vive Ucrania y debe ser considerada tanto por el Gobierno ucraniano como por la Plataforma de Comisión de Donantes de la Comisión Europea a la hora de planificar y financiar futuros trabajos de restauración natural en el país invadido.

Además, Greenpeace ha denunciado durante el último año que la dependencia energética europea respecto a Rusia ha estado financiando la maquinaria militar rusa, así como el riesgo sin precedentes del conflicto sobre las instalaciones nucleares.

MINAS Y OTROS EXPLOSIVOS

El mapa muestra cómo la invasión de Rusia ha destruido la naturaleza ucraniana: la tierra y los hábitats están dañados, los ataques con misiles han provocado incendios forestales y los combates han contaminado el suelo y el agua.

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Además, los incendios en áreas industriales causados por los bombardeos han provocado una contaminación adicional del aire, el suelo y el agua.

Según informaciones oficiales, unos 1,24 millones de hectáreas de territorio de reserva natural se han visto afectados por la guerra desde el 24 de febrero de 2022. Las hostilidades han impactado un área de tres millones de hectáreas de bosques ucranianos y, en la actualidad, cerca de 450.000 hectáreas de bosques están bajo ocupación o en zonas de combate.

“Es complicado mapear el daño causado por la guerra en Ucrania: se cree que gran parte del territorio liberado está lleno de minas y otros explosivos, mientras que las fuerzas rusas aún ocupan partes del país, lo que hace muy difícil recopilar datos en esas zonas”, indicó ha señalado Denys Tsutsaiev, responsable de Greenpeace en Kiev (Ucrania).

Tsutsaiev añadió: “Aun así, debemos prestar mucha más atención a la devastación ambiental para que la restauración de la naturaleza se incluya en la discusión sobre el futuro de Ucrania, ya que necesitará de herramientas, experiencia y compromiso, así como de fondos significativos. Esos fondos deberían asignarse ya, no cuando termine la guerra”.

COMPUESTOS QUÍMICOS

Las explosiones de cohetes y artillería generan un cóctel de compuestos químicos: monóxido y dióxido de carbono, óxido nítrico (NO), óxido de nitrógeno (NO2), óxido nitroso (N2O), formaldehído, vapor de cianuro de hidrógeno (HCN), nitrógeno (N2).

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Después de la explosión, estos compuestos se oxidan por completo y los productos de la reacción se liberan a la atmósfera. Los principales, como el dióxido de carbono, no son tóxicos, pero contribuyen al cambio climático.

Los óxidos de azufre y nitrógeno también pueden causar lluvias ácidas, cambiando el pH de los suelos y causando quemaduras en la vegetación, especialmente en las coníferas. Las lluvias ácidas son, además, peligrosas para las personas, otros mamíferos y aves, ya que afectan a las mucosas y los órganos respiratorios.

Los fragmentos de metal de los proyectiles también dañan directamente el medio ambiente. El hierro fundido mezclado con acero es el material más común de las municiones y contiene no solo el hierro y el carbono habituales, sino también azufre y cobre. Esas sustancias se introducen en el suelo y pueden filtrarse a las aguas subterráneas, eventualmente penetrando en las cadenas alimenticias e impactando a personas y animales.

GUERRA Y ENERGÍA

Tras casi un año de guerra, Greenpeace reiteró que, además de las dramáticas consecuencias para la población civil, este conflicto pone de relieve una vez más la vulnerabilidad de un modelo económico basado en la explotación ilimitada de los recursos.

“La guerra en Ucrania está demostrando que la dependencia de los combustibles fósiles no solo causa cambio climático, sino que también alimenta guerras, todo a costa del sufrimiento de las personas más vulnerables. La guerra en Ucrania es otro aviso para que los líderes mundiales se tomen en serio la necesidad de romper los vínculos con los combustibles fósiles y apuesten por la construcción de sistemas de energía renovable locales y seguros para todas las personas”, indicó Francisco del Pozo, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.

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La UE ha destinado más de 130.000 millones de euros en la compra de carbón, petróleo, uranio y gas rusos desde que comenzó la guerra. Según datos de Europe beyond coal, si los fondos gastados en combustibles rusos se hubiesen empleado en la transición energética ciudadana en solo este año tendríamos más de 1,7 millones de casas fotovoltaicas o 600.000 viviendas bien aisladas o 2 millones de nuevas calefacciones eficientes.

Greenpeace recordó también los graves riesgos nucleares que implica esta guerra, tras la ocupación militar rusa en la central nuclear de Chernóbil y el bombardeo sobre la ciudad de Zaporiyia y la toma de la central nuclear, la más grande de Europa.

Según Greenpeace, el ataque de Rusia -una potencia con armamento atómico- contra Ucrania -un país cuya electricidad depende fuertemente de las centrales nucleares- y un contexto energético en el que el país ruso es un exportador relevante de uranio y tecnología nuclear para Europa, recuerda “la necesidad de superar la dependencia de esta energía sucia y de desmantelar el armamento nuclear mundial”. “Mientras esta guerra continúe, la amenaza nuclear estará presente”, advirtió.


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