MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
La temperatura media de la Tierra fue probablemente más cálida hace unos 6.500 años, a lo que siguió una tendencia de enfriamiento multimilenario que terminó en el siglo XIX para dar paso, con la llegada de la Revolución Industrial, a una fase de calentamiento global.
Así lo sugieren los investigadores Darrell Kaufman y Ellie Broadman, de la Facultad de Tierra y sostenibilidad de la Universidad del Norte de Arizona (Estados Unidos), en un estudio publicado en la revista ‘Nature’.
Los modelos climáticos desempeñan un papel fundamental en la ciencia y la política del clima al ayudar a las autoridades mientras consideran formas de frenar los efectos mortales del calentamiento del planeta y adaptarse a los cambios que ya están en progreso.
Para probar su precisión, los modelos se programan para simular el clima pasado y ver si concuerdan con la evidencia geológica. Las simulaciones del modelo pueden entrar en conflicto con la evidencia.
Kaufman y Broadman analizaron una amplia franja de datos disponibles en los últimos 12.000 años para descifrar ese enigma.
El estudio se basa en el trabajo realizado por Kaufman que se incluyó en el último informe climático importante del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.(IPCC) y analiza si la temperatura media global hace 6.500 años era más cálida -según lo indicado por la evidencia indirecta de los archivos naturales de información climática pasada- o más fría -según lo simulan los modelos- en comparación con finales del siglo XIX, cuando la Revolución Industrial condujo a un aumento significativo en el calentamiento causado por el hombre.
Esta evaluación integral concluye que la temperatura promedio global hace unos 6.500 años probablemente fue más cálida y fue seguida por una tendencia de enfriamiento multimilenario que terminó en el siglo XIX.
“Cuantificar la temperatura promedio de la Tierra en el pasado, cuando algunos lugares se calentaban mientras que otros se enfriaban, es un desafío y se necesita más investigación para resolver el enigma con firmeza”, admite Kaufman.
LO QUE SE SABE
El conocimiento del clima del Holoceno, que comenzó después de la última gran glaciación hace 12.000 años, es mayor que cualquier otro periodo multimilenario, pues hay estudios a partir de archivos naturales que almacenan información sobre los cambios históricos que ocurrieron en la atmósfera, los océanos, la criosfera y la tierra; otros analizan las fuerzas que impulsaron los cambios climáticos anteriores, como la órbita de la Tierra, la radiación solar, las erupciones volcánicas y los gases de efecto invernadero; y simulaciones de modelos climáticos que traducen esas fuerzas en temperaturas globales cambiantes.
El desafío hasta ahora ha sido que las dos líneas significativas de evidencia apuntan en direcciones opuestas. Los datos paleoambientales, que incluyen evidencia de océanos, lagos y otros archivos naturales, apuntan a una temperatura promedio global máxima hace unos 6.500 años y luego a una tendencia de enfriamiento global hasta que los humanos comenzaron a quemar combustibles fósiles. Los modelos climáticos generalmente muestran que las temperaturas promedio globales aumentaron en los últimos 6.500 años.
Si los datos indirectos son correctos, eso apunta a deficiencias en los modelos y sugiere que las retroalimentaciones climáticas que pueden amplificar el calentamiento global están poco representadas. Si los modelos climáticos son correctos, es necesario afinar las herramientas para reconstruir las paleotemperaturas.
También se sabe que el cambio en la temperatura promedio global en los últimos 6.500 años ha sido gradual, probablemente menos de un grado. Esto es menos que el calentamiento ya medido en los últimos 100 años, la mayor parte del cual ha sido causado por los humanos.
Sin embargo, debido a que el cambio de temperatura global de cualquier magnitud es significativo, especialmente en respuesta a los cambios en los gases de efecto invernadero, saber si las temperaturas eran más altas o más bajas hace 6.500 años es importante para el conocimiento del sistema climático y mejorar los pronósticos del clima futuro.
“Una conclusión interesante es que nuestros hallazgos demuestran el impacto que los cambios regionales pueden tener en la temperatura promedio global. Los cambios ambientales en algunas regiones de la Tierra, como la disminución del hielo marino del Ártico o el cambio de la cubierta vegetal en lo que ahora son vastos desiertos, pueden causar reacciones que influyen en el planeta en su conjunto”, apunta Broadman.
Además, Kaufman recalca la reconstrucción precisa de los detalles del cambio de temperatura pasado ofrece información sobre la respuesta del clima a varias causas del cambio climático tanto natural como antropogénico.
“Los modelos climáticos son la única fuente de predicciones climáticas cuantitativas detalladas, por lo que su fidelidad es fundamental para planificar las estrategias más efectivas para mitigar y adaptarse al cambio climático. Nuestra revisión sugiere que los modelos climáticos están subestimando importantes retroalimentaciones climáticas que pueden amplificar el calentamiento global”, concluye Kaufman.
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